El simpático Simpático visita a Visita (de @nuneznoda)

ILUSTRACIÓN : Lúdico
Autor: Fernando Núñez Noda
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Un juego de facundias. Regla: debe leerse en voz alta, alternativamente, entre dos o más personas. Quien ría primero pierde.

NARRADOR: Aquella tarde el perfume del ambiente ambientado en la habitación habilitada por el simpático Simpático, flameaba flama con flama de amante. Más afuera de la ciudad Citadina, ladeado al este (¿o aquél?), justo junto al frente trasero de un lote de lotos sin gamelote, en una casa medio grande, vivía solo sortario en solícito sortilegio, sordo, alejado del mudo mundo de aquí cerca de la cerca.

Era su estar en silenciosa oscuridad, como una bulla clara. Una especie de muerte en vida y otras especies, no obstante menos oscura que otras ostras no vivas de tedio, como el sonido silencioso del ostracismo que la vida te dio.
Todo esto, es natural, gracias a la naturaleza circunloquia, que envolvía por dentro su cuadriculada esfera de hechos cotidianos, volviendo siempre a dar rodeos de circular natura.
Las facilities eran tan fáciles, que la excepcional rutina se hacía complicadamente sencilla. Parte aparte consistía en encontrar qué buscar para hacer y deshacer, del todo o parcialmente. Verbiejemplo, Simpático compasaba un compás desbasado o su arma desarmada y desalmada cargaba de plomo mientras cargaba en la mano para descargar en el campo.
Simpático solía decidir siempre cuanto antes después, generalmente jamás. Engullía  la comida portadora de fuerza fortachona, necesaria como un aria para vivir la vitalidad vivaz del llano en las montañas, cerca de las playas sin agua.
Entonces decidía (de, sí, día) visitar a Visita, casi novia apenas amiga más que confidente vidente informal. Soñaba con ella despierto, recordaba cuando dormía.
Caminar el camino a su casa, yendo de caza o caminata, tomaba tomado atajo de tajo como cinco minutos diminutos y tomando alcohol una decena más de segundos primerizos.
Adelante el perfume fumeante y arrogante arrojaba su fragancia (¡cuánta elegancia!) entre flores en flor galante. Las abejas zumbaban recogiendo néctar entre pétalos. “Respétalos”, pensaba Simpático.

II. NARRADOR: Aquél día Simpático cruzó el cruce entre las cruces del cementerio de La Cruz y saltando alto una verja baja, entró a la salida de la subida cuyo primer final era la bajada ajada de la saliente entrada del hogar “Hogar” de Visita.

Suena un toquido, oye Visita, suena de nuevo, grita Visita: ¿Quién es el que Es que me solicita?
SIMPÁTICO: ¡Soy hoy quien fui ayer, Visita! Tu soy y tu serás y busco tu eres para formar un somos.
NARRADOR: Visita pasa el paso y repaso entre y por delante del comedor, frente posterior de la sala, lugar donde Visita recíbese. Se adentra al afuera y empuja sin pujar la puerta tuerta para que Simpático entre entre las columnas, ¿y qué pasa? pasa a la sala de ser y estar. Y así visita atiende a la visita, el simpático Simpático.
VISITA: Por favor, sin pavor, sienta tu siento en el asiento, recuesta tus brazos en el posapiés y posa tus pies en el recuestabrazos. Ja ja.
SIMPÁTICO: ¿Que, sentando mi siento en el asiento, pase y pose mis brazos en el recuestapiés y recueste mis pies en el posabrazos?
VISITA: Olvídalo, recordado amor. Siéntate.
SIMPÁTICO: Gracias, graciosa Visita.
VISITA: No, gracias a ti por mí.
SIMPÁTICO: No, Visita, la visita es nada enajenada. Me acuerdo que estoy totalmente de acuerdo en diferir contigo: opino que mi tú muestra muestralmente tu arrogante humildad: yo que poco soy, soy poco más que nada, estando en tu sala de ser y estar, hablando contigo y no conmigo, como suelo hacer en el suelo sin consuelo, de noche en las mañanas.
VISITA: ¡Ja! ¿Quieres algún deseo?
SIMPÁTICO: Sí, desearía querer una taza de interés con té o café sin azúcar, de ser lo primero con leche y picante, con lima y limón de ser lo segundo. Si no, desimpórtate.
VISITA: Me reimporta, más bien menos. En un ya te traigo el trago a trasago.
SIMPÁTICO: Tú sabes que cuando lo otro de alguna cosa falta entonces lo demás resulta otrora falso de toda “faltancia”.
VISITA: Me provocas tanta ausencia de palabras.
NARRADOR: Visita pasó el piso a la cocina dando traspasos a despaso. De repaso, gritó:
VISITA: Si queréis aquí estar, estar aquí querréis sin duda. Mas con duda si queréis desear vénte si podéis entonces venir a convenir la venta del que inventa y no aventa la reventa -cosa que me revienta jiji.
SIMPÁTICO: Voy yendo a ir, llegando a llegar, ir llegando e ir yendo…

NARRADOR: Al mismísimo tiempo al tempo (un poco a sotavento) y cuando ensalzaba que endulzaba en giros circunloquios de café té, bidireccionaba con el simpático Simpático. Éste, loco alocado descocado por ella, se llenaba de vacío cuando sus frentes, de medio lado, se unían por una línea imaginaria menor que la menor distancia imaginable. El corazón sin razón de aquel simpaticón comenzó a latir con menor infrecuencia y tras un salto le saltó sobresaltado.

SIMPÁTICO (POR ASALTO): Visita, siento y presiento ser y estar en el momento y no miento espacial parcial momentáneo e inminente de decirte el direte que siempre he deseado descallar al garete.
VISITA: ¿Y qué es eso que has querido descallar, mas ha encallado en tu silencio?
SIMPÁTICO: Callado y encallado no llega a ti. Siempre jamás en todo momento he creído que destellas como la estrella más bella que el amor en mí sella. Como una retardataria tarde que atar cede en un crepúsculo mañanero de esplendor. Eres un conjunto disjunto que junto al trasunto acumula cúmulos sin ti mentales y sentimentales sinceros y sin ceros. A ti te traería el cielo, mi cielo, si poder pudiera y la luna en la duna si fortuna lechuna de aquello tuviera. Visita, te quiero querer como ansiarte siempre he deseado anhelar. Quiérote como la mujer del hombre y yo como el éste de aquélla, futura esposa, no cosa. Todo en perfecta conjunción ajuntada y yuntada. ¿Qué dices de mi direte en la calle del encalle en emoción cual moción que yo descalle?
VISITA: Decir qué no sé, San José. Después de todo y antes de nada, en el mayor pedacito de mí fui religiosa católicapostólica romana, románica y casi rumana.
SIMPÁTICO: Estoy sorprendido y prendido de ti y en fiebre

NARRADOR: Lo entiende quien atiende o tiende…

VISITA: Y cuando sepas la cepa de mi reclusión sin recusación, tendras la sorpresa de que me llamaba Sor Presa, «al, Sor, prender de sorpresa mi reacción se desprende y reacciona muy poco reactiva». Esa fue mi vida al creer sorprendida en crecer y descreer decreciendo. Ahora, ya con el hábito de haberlo colgado, me sorprendo y reprendo por no llegar a creer por más (o menos) que quiera desear ese anhelo.
SIMPÁTICO: ¿Cómo y en qué forma amorfa fuiste monja?
VISITA (COMO POSEÍDA): Mi sorpresa es presa como Sor Presa, confinada en un confín de la nada del convento por comer presas con grasas sobre las brasas… También la religiosa goza cada vez que ora a toda hora ante serios cirios sirios bajo un pesado y pasado velo de Carmelo sin caramelo. Viste trapos de trapense. Se alza y realza descalza y al cabo va cabizbaja en la cabeza la caja que la rebaja. Se azota y atiza sin prisa flagelándose y fajándose con sus fajinas de faja baja que ataja con laja de maja que taja. También como doncella ella destella cual bella estrella que sella con coraje de corazón y razón. Y es atinente ser abstinente porque su placer es padecer para ser monja en la lonja sin lisonja y esponja de hierro donde consiente consciente arrojarse arrodillada arrollada, desenrollada y hollada para enojo de sus hinojos rojos de color con dolor sin dolo solo de polo a polo a pelo sin pelo en la cabeza rapada porque no está derrapada. En la cabeza depilada Dios la besa porque no le pesa la torpeza de la hermana con gana de gitana nada sana que con ello nada gana por más que ella se afana sin ventana veterana, veces mil servil y vil en su cuchitril cubil conejil en su cenobio sin novio… ¡Oh! Querido ido estarás de la atención a tensión de mi tesón. Pero, en fin… ante nada y ante todo: ¿es seria la seriedad de la proposición propuesta en apuesta puesta (de sol) o es en síntesis sin tesis un simple y jocoso humor cómico?
SIMPÁTICO: Visita, soy más serio que el sol, solo y sólido, más claro que un clérigo “qué-le-digo”.
VISITA: Si así siendo y asiendo el agarre del caso y la cosa entonces por lo tanto como hice en Lotanto por consecuencia en secuencia a ciencia sin paciencia acepto aceptar sin chistar el chiste, o el no chiste, más bien y menos mal.
SIMPÁTICO: ¿Es verdad que encima maquinas aceptar mi desacertada perorata?
VISITA: Yesly yes, mi amor mío.

NARRADOR: Se acercaron lo menos lejos posible y sus dedos se lanzaron a entrelazarse. Los besos deben sostenerlos hasta que se desbesan solos. Visita, después de un luego, se paró y separó de Simpático, diciéndole parada y separada.

VISITA: Dado que dedos dados y besos besados embelesados no son todo, sería placentero por entero complacer la parte sensual casual del “Arte Zen de Zual” (un libro librado por Libreros que compré en el este de aquel país País). Paisano sano, por cierto desconcierto, del doctor director de Thor, ese concierto que desdice también tampoco la sensualidad Zen Zual del sexo convexo en contexto contento.
SIMPÁTICO: ¿Entenderte? Algo sí, pero no tanto tonto (yo).
VISITA: Digo el direte que unas amigas con quien hice buenas migas me dieron un regalo galo, una cama perteneciente a la princesa Sutra. Bueno, pues, sin que mal-pienses te digo y te di “go”, que ahora es hora de pensar y sopesar el pasar a repasar la cultura de puericultura con la escultura de mi cuerpo en la cama de Sutra con su trasero de brasero marcado en el arcado arcano con una máscara de Arcángel pintada en tinta montada en la Pinta como mascarón.
SIMPÁTICO: ¿Quieres estar contigomigo?
VISITA: Contigo y todos los tigos contiguos a tu trigo personal trigonométrico y trigal.
SIMPÁTICO: Pero entonces más que más entonces pero…
VISITA: Siento y no resiento, pasar y posar de frente en la cama Sutra. Punto y coma.
SIMPÁTICO (PIENSA): ¡Cómo quema esa coma!
VISITA: Aunque ¡oh! ya daba que lo olvidaba, pasemos antes a tomar tamaño baño nada tacaño en la tina de Tina, amiga mía pronto tuya (¡pero cuidado!) que vive justo en el arbusto que le llega por el busto. Por cierto desacierto ayer nos encontramos perdidas en el derecho y el revés, y es que la Tina es tan latina que su corazón no late, sino latiniza.
SIMPÁTICO: No, Visita, a mi parecer le parece y se le aparece que la cama de Sutra es mejor que nada peor. Además es un reto: imagino el sensual ritual residual y creo que podemos hacerle en un rato un roto en el reto a la tina de la latina Tina.
VISITA: OK, tú eres un macho y sabes mucho, aunque yo sepa que resupe tu resaber ignorante.
NARRADOR: Simpático pasó la pasadera de paso al cuarto cuarto en fila afilada y enfiló sus ojos ojerosos a la cama de Sutra. Visita virola mirola también, mirándolo luego para decir: “De, Sir, el primer paso, yo paso”.
Pararon acostados en la cama de Sutra haciendo y deshaciendo el amor. Lo hicieron sin cierto desconcierto concertado concertoso , tan bien también. Y sin darse cuenta que de las veces se había perdido la cuenta, se hundieron (no en le lote de lotos latosos) sino en el abisal abismo (ahí mismo) de la pasión, espacio-tiempo donde-cuando Simpático recordó en su precisa mente haber olvidado preguntarse precisamente, nada menos que lo más importante del instante.
SIMPÁTICO (PARA SÍ, EN SÍ): Visita, mi amoroso amor poroso… no la conocía realmente, lo real en mi mente era su no estar. Acepté bajar y trabajar en este relato porque lucía sano de mente y no demente. Acepté propinar visita a Visita para titular un cumplido o, mejor o más dicho, para cumplir un título. Como Lucía, de Luz y Cía, una de mis amigas de buenas migas. En fin, de repente en mi mente vi una poda: en la antípoda de esa poda había una anti-poda. Entendí o tendí en mi entendimiento mis dudas que de tanto interrogarse se admiraban. Inter rogado por mi alma en calma, que ruega adentro, entendí de una vez el envés y revés de una situación sin tu acción, Simpático, tu yo que es mi tú. Bien mal. Estoy en una cama de Sutra cual escama adherida a la herida de un atún. A tu naturaleza atúnica (y yo bajo la túnica) ella echa mano de antemano al conquistar (con quistar le basta) los dedos mismos que se entrejuntan y rejuntan en las juntas necesarias de la contingente ocurrencia del relato para el cual trabajo como bajo y tengo que bajar a trabajar. Un cinto negro me separa del recinto, estoy como encerrado en cerros de tela y Visita salió hace los primeros segundos y me extraña su extraña demora (de mora, por cierto, fue un acierto pedirle un batido desligado mas con liga antes de irse). Pero, en fin primigenio, estoy atrapado entre trapos y lo que antes fue antesala en la sala ahora es temor por mi vida, que mi Vida quiera quitármela, te lo digo sin pujos ni tapujos.¿Cómo salir al adentro misterioso del afuera? ¿Qué pasará al pasar la pasa en su garganta gargantuana, digo y desdigo, y regresar a trapearse sin su strap en trampa que atrapa tropas de tramposa tripa hacia mí? Ignórolo y se silencia mi ruidosa duda dada porque tengo en tango y detengo o mantengo ante mis ojos nada menos más que todo a la mismísima Visita misma que ha regresado e ingresado como engrasada de primera en el cuarto.
SIMPÁTICO: ¿Por qué es que desestabas el estar en el cuarto cuarto?
VISITA: Salí sin sal a hacerme una prueba a ver si reprueba.
SIMPÁTICO: Embarazoso, pero ¿de qué?
VISITA: Sí negativo junto a negación positiva.
SIMPÁTICO: ¿O sea seamos y?
VISITA: Sí papá si el Papa nos papara o casara, de igual disímil mera manera, vamos a ser pamás.
SIMPÁTICO: …
NARRADOR: Y volvieron a las vueltas de la cama de Sutra, a hacer y deshacer el amor dichosos como osos de pensar que más tarde en una tarde tempratardada Simpático y Visitia tendrían la visita de un vástago visitosimpático…
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