El Niño de 40 Años (versión Periodistech)

He de exponer acá quien he sido en la reflexión, el estudio, el periodismo, el área laboral, en lo social. Muy somero, pero es la que he luchado por cuidar.

Es una serie de post dividido en 5 facetas mías, acordes a cada blog que tengo. Un poco de mí, hoy 27 de enero de 2015, fecha en la que cumplo 40 años de vida (480 meses). Los otros post están en: www.humoristech.blogspot.comwww.catolistech.blogspot.comwww.coraljmv.blogspot.comwww.romantistech.blogspot.com.

Estos post los iré agrandando transcurrido el tiempo, con mayor y mejor anecdotario; hay bastante del pasado qué contar, aunque no sea la gran cosa, soy yo. Y agradezco su deferencia al leerlo/s.

La crianza con personas adultas se reflejó en mi actitud crítica y social. Preferí por años escuchar a los adultos, sus consejos, cuitas, recuerdos y desparpajo y sin querer aprendí a adelantarme a mi generación. De las anécdotas entendí las pasadas décadas, elevé mi nivel conversacional.

Leo muy bien, pero no fui adepto a la lectura. Oía los noticiarios, show de radio y radionovelas y fomentaba mi imaginación. Veía en TV programas de noticias con especial énfasis en economía. No, tampoco fue mi fuerte, pero soñaba con invertir en la bolsa. Se veía apasionante.

Estudié en colegio privado. Nos trataban con mucha disciplina, dándonos una visión amplia del mundo. Éramos unos niños adultos. Allí mi nivel de aprendizaje era andragógico sin yo saberlo. Era buen estudiante.
Llegó el liceo. Una de las épocas malas de mi vida. Rodeado de muchachos algo mayores de edad pero adolescentes rebeldes de actitud. Mi flojera se dejó contagiar de ellos. El hastío de los profesores y por no ver en mí potencial alguno, más mucho de mi parte, porque culpable soy, me hizo repetir el tercer año 3 veces. Terminando mi bachillerato años después, con mi dinero ganado “matando tigres”, en otra ciudad, con ayuda familiar. 

Esa marca es la cicatriz de mi vida, bañada con amargura por el llanto de mi madre cuando vio que me estanqué por ser como era.

No imaginan cómo lloraba yo porque los demás me sobrepasaban y yo estancado. Me deprimía la época de la prueba de aptitud académica y no tomarla. Se me quitó cuando la tomé y aprobé, bajito, pero lo hice.

Luego, una PC llegó a mi casa por un préstamo familiar. Comencé a transcribir y me gané muchos buenos clientes por transcribir, redactar, innovar, ayudar a solucionar, ocuparme en el servicio muy por encima del pago. Y a su vez, veía el mundo de la gramática, ortografía, sintaxis y diseño que llegaban a mí. Una computadora Pentium 486 con Windows 3.1, me ayudó a despertar. A edad tardía para mí, pero a la edad que debía hacerlo.

Laboré vendiendo tornillos, recogiendo latas, sirviendo mesas (donde fui de lo peor), vendiendo helados en la calle, de platanero, ayudante de albañil, barrendero. Mi papá decía que me gustaba la plata trabajada, pero me faltaba la estudiada.
Trabajé en una morgue; luego pasé al área administrativa de la misma. Luego a otro centro asistencial en el área de anatomía patológica. Me inscribí para estudiar TSU en administración pero mi némesis de las matemáticas me atacó más fuerte y me puso contra las cuerdas. Un aviso en un diario, me salvó de esa cuenta. Comenzaba una nueva universidad en Maracay en el área de Ciencias de la Comunicación Social.

La Universidad Cecilio Acosta me dio cabida; el trabajo me pagó los primeros semestres; los otros, gracias a trabajos temporales que me brindaban los amigos, luego que me retiraron de la clínica porque “el trabajo que yo desempeñaba era cargo para mujer, no para hombre”. Y mi sustituta duró un mes por no ser competente, el lugar quedó acéfalo, me llamaron, pero ya la vida me llevaba a otras partes.

En plenas pasantías hice radio comunitaria, escribí artículos, redacté para TV, cubrí pautas políticas, sociales (humanitarias, no de High Society), aprendí el trato frío y sectario de miedo entre los periodistas y quienes sí eran los panas, que salían a demostrar que su formación era mejor a ser adeptos.
Me gradué, me faltaron 2 décimas para ser Cum laude, pero lo hice. Bastante que me esforcé, fui correcto y ayudé y me ayudaron. La Universidad me dio excelentes amigos y ejemplos. Depuró mis malos años del liceo. Estuve en el momento idóneo, con las personas ideales. Allí aprendí que dejarme acorralar por el calendario era un error, para los estudios y lo laboral. 

También para el país. En resumen, para lo que tú vives y decides en persona, que no requiere de terceros, el momento en que sucede y lo logras, es el momento merecido y todo lo que venga será bueno, por derivar de ello.

Volví al registro de informes de Anatomía Patológica, porque el mercado laboral de periodistas es tan inestable que es mejor cuidarse en salud.

Soy invitado como jurado de tesis donde soy exigente para que ninguno sea el tonto que fui. Doy deontología. Formándome en mejoramiento profesional del periodismo y la locución junto a las redes sociales. No sirvo para vender publicidad, soy de esos que tienen un talonario de rifa para vender y se la compra a sí mismo, por no saber cobrar.

Tengo éste y otros cuatro blogs. Acá muestro mi opinión ante la injusticia, no sólo política, sino la social, contra el daño o estupideces que nos hacemos. Y he dado cabida a muchos escritores sin un lugar. Porque eso es lo debido, es el honor.

Mi último sueño/proyecto es la locución. Grabar spots, micros, redactar para radio. Dictar clases. Y siempre laborar, porque todo sabe más sabroso y es más cómodo cuando se gana al trabajar.

Uno se forma para laborar en lo que estudió. Y la vida te da alternativas. No busco ser millonario, busco ser solvente, rentable, un halo de tranquilidad. Desarrollar un periodismo informativo, educativo y que aliente el pensamiento ameno, para que no se caiga más en las estupideces del pasado.
Un niño de cuarenta años que seguirá reflejando muchas cosas, con un estilo no convencional, pero que es mi personalidad. Así es que se puede vivir, porque no es buscar villas y castillas, sino hacer lo que te hace sentir feliz, lo que te permitirá dejar huella útil en el paso por la vida.

Gracias por leer mis blogs, gracias por ser parte del mundo interesante que me gusta ver.
5 momentos grandes en el predio laboral, que ahora recuerdo:

Recogiendo latas compré ropa para mis padres y para mí, una Navidad.

Aprender a llevar las ventas en una tornillería, mientras el jefe estuvo enfermo, un mes apenas de yo haber entrado a trabajar y haberlo hecho correcto.

Aprender a sacar un marcapasos a un difunto.

Tener un programa radial a la 1 p.m., porque a la administración de la estación le agradó mi voz y conocimientos, cuando sólo debía hacer una pasantía.

Ser parte del eslabón del registro médico en pro de la detección del cáncer, porque sí se hace a tiempo, el cáncer, es curable.

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