Se dice que hace más de cinco siglos un joven aristócrata se
enamoró de la hija de un pastelero de Milán. Para demostrarle su amor se hizo
pasar por aprendiz de pastelero e inventó un pan azucarado con forma de cúpula.
Los milaneses empezaron a acudir en masa a la pastelería a pedir 'el pan de
Toni' (así se llamaba el ayudante), y de ahí viene el nombre del actual
panettone.
Sea o no verdad, este dulce de origen italiano se ha
convertido en uno de los imprescindibles de las mesas navideñas de muchos
lugares del mundo. Se trata de un bollo con una masa de tipo brioche, pasas y frutas confitadas (naranja, cidra y
limón).
Tienen forma de cúpula y la masa se elabora con leche,
levadura fresca, mantequilla, sal, azúcar, huevos, pasas de corinto, cáscara de
limón rallada, almendra rallada y azúcar glas. Tras su elaboración y, antes de
que se enfríen, es necesario atravesarlos en su base con varillas metálicas y
suspenderlos invertidos durante 8 horas para que no pierdan volumen.
La densidad de estos
bizcochos cilíndricos es muy variable. Son perfumados con esencias artificiales
entre las que no faltan la vainilla y el licor de amaretto.
El panettone tradicional
se rellena de pasas y frutas confitadas, pero existen numerosas variaciones. Se
puede encontrar con piñones, almendras, chocolate o trufa. Este dulce se
consume en rebanadas finas o gruesas, para el desayuno o como postre. En Italia
se sirve acompañado de queso mascarpone; aquí en España se consume
principalmente durante la Nochevieja, también como sustituto del roscón de
Reyes.
Ya sea con pasas y
frutas, pepitas de chocolate, crema de pistacho o trufa, está espectacular.
Solo un enamorado podía crear un delicioso dulce como este.
Por cierto, el mejor
panettone artesano del estado lo elabora una pastelería de San Cugat, Dolç Par
Yann Duytsche, ganadora del primer concurso al Mejor Panettone Artesano de
España.