@TTrabajadorLeal: ¡Temo Por Mis Hijos!, ¿y tú? ¿Temes por los tuyos?

¡Temo Por Mis Hijos!, ¿y tú? ¿Temes por los tuyos?
Por Pablo Jiménez Guaricuco. Pablotx77@hotmail.com

Esta insoportable crisis económica que vivimos junto con la desbordada violencia que la acompaña nos hunden cada vez más en la desesperanza, en ese pantano movedizo de angustia, de zozobra  y ante el cual confieso con impotencia que no se me ocurre otra cosa que hacer que no sea actuar en modo RESISTENCIA, por eso cada día, juntos buscamos la manera de superar días sin agua potable, sin luz o sin la comida que merecemos; tratando de mantener la calma siendo optimista sin caer en el conformismo para así crear espacios dentro de cada uno de ellos que permita germine nuevamente la esperanza, con la responsabilidad de ejercitarla en cada pequeño logro, obteniendo fortalezas que nos permitan sobrevivir y mantenernos a flote de este lodazal. Sin embargo, aunque suene contradictorio “RESISTIR” me consuela pero no aleja tanto miedo por el futuro, por  la vida de mis hijos; ¡temo por mis hijos! y por todos los demás niños porque…

“cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños…
 y cuando el niño grita, no sabemos
Si lo nuestro es el grito o es el niño,
Y si le sangran y se queja,
Por el momento no sabríamos
 Si el ¡ay! Es suyo o si la sangre es nuestra”

Al parecer en el PSUV, partido gobernante, esa empatía solidaria, orgullosa, preocupada narrada por el gran Andrés Eloy Blanco en su poema Los Hijos infinitos, no le funciona, al parecer está disociada como su percepción de seguridad y su manera de abordar la delincuencia. Las cifras aportadas por UNICEF revelan al homicidio como la primera causa de muerte en Venezuela para niños entre 10 y 19 años llevándonos a ocupar los primeros lugares de la región en violencia infantil; dicha situación ya abría generado en cualquier país consciente de su futuro una convocatoria plural multidisciplinaria de expertos para diseñar un programa con metas a corto y mediano plazo sin transformarlo en bandera partidista electoral ni mucho menos en una “mesa de diálogo” de egos, absortos en soberbia y con tendencias al chantaje, a la perorata llena de vacios.

A mi hijo de cuatro años lo atracaron a punta de pistola frente a un colegio en Cúa para quitarle los zapatos y su bolso de súper héroes, y a pesar de que todos los medios reseñaron el hecho nadie tomo acciones ni la alcaldesa invisible Adyaniz Noguera salió a anunciar un plan para el resguardo de las instituciones educativas y eso que más de seis (6) han sido desvalijadas en lo que va del año escolar en el municipio que ella rige pero a solo días de haber sufrido semejante susto todos los venezolanos leemos con el corazón desbordado de impotencia y rabia sobre la dantesca noticia del secuestro de un niño de tan solo dos (2) años quien fue sustraído de un maternal.

Gracias a Dios se logro el rescate y el niño no sufrió lesiones físicas evidentes mas allá del estrés y dolor psicológico de estar apartado de sus padres por personas desconocidas y que seguramente superaran con unidad familiar, amor y la orientación de algún especialista de ser necesario. Sin embargo mas allá de la investigación y el rescate táctico policial ejecutado solo quedo el silencio, el silencio inhumano de instituciones alejadas del pueblo como el ministerio del interior y justicia quien con su mutismo evidencian la incapacidad e ineficiencia para desarrollar políticas estructurales de protección y resguardo de la seguridad de nuestros niños en las escuelas; el IDENA, la Defensoría  del Pueblo o la Defensa Pública son parte de este coro ensordecedor de mudos impopulares e insensibles quienes tampoco se pronunciaron ante estos hechos ni ante la creciente ola de abuso sexual, macabros maltratos y abandonos de niños, ni los escalofriantes hallazgos de cuerpos sin vida de infantes en la vía publica o basureros.

Temo por mis hijos ante tanta insensibilidad institucional, ante su descarado y violento silencio que los agrede por su falta de respuestas oportunas, y cuando digo temo por mis hijos, es que temo por todos los hijos de manera inevitable porque,

“Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño
Que acompaña a la ciega
Y las meninas y la misma enana
Y el príncipe de Francia y su princesa
Y el que tiene san Antonio en los brazos y el que tiene la coromoto en las piernas.
Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala,
Todo llanto nos crispa, venga de donde venga.
Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro y el corazón afuera”.

Temo por mis hijos, cuando salen al colegio o cuando regresan, Temo por mis hijos y por los tuyos que comparten el hambre, Que comparten el sol, mientras con chucherías sueñan.
Temo por mis hijos, por su futuro incierto en escuelas sin maestros.
Temo por tus niños y por los míos, por los del vecino; y los de la calle, los de nadie, esos que se traga la miseria que nos rodea, y los problemas que nos abruman; temo por los niños olvidados en el internado, detrás de esa cerca de bloque y concreto que instituciones indolentes paralizadas por la ineficiencia se empeñan en llamar hogares.

Temo por mis hijos ante las amenazas de funcionarios de este gobierno hiper sensible a la denuncia, a la crítica y por lo cual hemos sido víctima en varias ocasiones, de allanamientos, montajes de expedientes por terrorismo cibernético sin sustentación tratando así que deje de señalar y denunciar sus chanchullos y decadencia moral.

Por mucho temor que tengamos ¡Resistamos!, sigamos denunciando, por ellos, por tus hijos, por nuestros hijos; tratemos de cuidarlos, de ir formándoles un criterio amplio basados en principios sólidos familiares pero con conciencia política sin que esa conciencia sea un obstáculo para su niñez; explicándoles nuestras circunstancias con la esperanza cierta que nuestras decisiones del hoy, del mañana deben ser orientadas en la justicia o en procura de ella para corregir este desastre y evitar como sociedad que jamás vuelva a repetirse una situación igual o parecida.

Cuando se tienen dos hijos 
Se siente todo el miedo del planeta,
Todo el miedo a los hombres luminosos 
Que quieren asesinar la luz y arriar las velas
Y ensangrentar las pelotas de goma
Y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda.

Sepamos que es hora de reaccionar, No esperemos que vengan a quitarnos a nuestros hijos como nos han quitado la libertad, el agua, la luz, la comida y todo lo demás…
“Hay un Límite donde la tolerancia deja de ser una virtud”

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