El
26 de diciembre de 2023 mi vida se oscureció cuando mi padre dejó el plano
físico en mis brazos, casi llegando al centro de salud, tomado de la mano de mi
madre y en el carro de su mejor amigo; en fin, rodeado de quienes le querían y
eso es digno entre tanto dolor.
Y
por mucho que nos preparemos, cuando llega el momento el shock de tristeza,
dolor, incertidumbre, desasosiego, descontrol, rapidez y el enfrentar el debido
estoicismo del entorno que contrasta con lo que tú sientes, te saca de tus
niveles.
Tocaba
pues esperar el informe médico para poder certificar el motivo del
fallecimiento, que por tener historial medico te alivia de pasar por medicina
forense y alegar ante las autoridades, que son más horas y molestias que
acrecientan el dolor, incluso cuando delegas esa función en otra persona.
Toca
pues llamar a la funeraria no sin antes preguntarse, ¿Y cómo pago eso?; cuando se
tiene la reserva para ese momento, un seguro o cuentas con familiares o amigos,
es más suave, pero cuando no… mejor evito caer en ello, sólo sugerir, ahorren
lo que les sea posible y siembren amistades y familiares que les colaboren, acá
nada es fácil.
Sucedió
pues que pude contactar a la funeraria de un amigo (Funeraria LA PROTECTORA,
Maracay) y aunque me ayudó con lo del precio y el traslado y la documentación,
e esos instantes todo es difícil porque la mente no se encuentra al 100%.
Mucho
peor se pone al día siguiente cuando debes ir a Registro Civil (aquí, CNE) que
ocupa a todo un estado. Y en época de fiestas, el asunto es más agobiante, doloroso
e incómodo, tanto que llega a ser impertinente.
Que
te pregunten datos de fechas, lugares, territoriales, zonas postales, coloques
firmas, pagues esto y aquello cuando sólo piensas en un ser querido que ya se
fue, la verdad es que te descontrola la vida y hasta perverso se siente; y es
así como uno no puede ni internalizar ni vivir su dolor por el duelo y debe
seguir luchando fríamente con, en el y contra el sistema, todo porque ya no se
pueden utilizar gestores que estén “en sus cuatro bloques mentales”.
Recomendación: Tengan
a mano el lugar (clínica, hospital, casa donde nacieron); municipio, parroquia,
fecha, lugares adyacentes, porque eso se pregunta para el acta de defunción. En
fin, conversen con sus padres y demás familiares sobre su historia de vida,
además de ayudarles a integrarse mejor, son datos que sí requerirán a futuro
para actos legales.
En
mi casa menos mal se hace eso desde mi infancia y nos unió, informó y educo
mejor como familia.
De cómo Sylvester Stallone me ayudó a sobreponerme y centrarme cuando falleció mi padre
He
aquí un detalle que debo agradecerle a Sylvester Stallone. En la que él consideró
su peor película (Para o mi Mamá Dispara – Stop! Or my Mom will Shot), ante
tantos roces hijo – madre por ser actitudes distintas, la madre interpretada
por Estelle Getty (de las “Golden Girls”), le dijo a la actriz que hacía de
novia de Stallone, lo siguiente –palabras más o menos-:
“Cuando
mi esposo murió, yo quedé devastada; y aunque mi hijo era un adolescente de 14
años, se encargó del funeral, de los documentos y todo lo concerniente a la
casa y mis cuidados”.
Les
digo que esa película de Sylvester Stallone no la he visto en décadas, quizá
desde 1998, pero desde ese entonces esa frase resonó en mi cabeza como una
enseñanza que callé, porque claramente no quería pasar por el dolor de ver
partir mis padres o deseaba estar ya muy
anciano para saber resignarme o verlo justo, cosas con las que sigo lidiando.
Imaginar
que Sylvester Stallone, aunque fuera en una actuación, representase lo que es
el estoicismo cuando el alma está dolida, el corazón roto y la mente obnubilada,
para ocuparse de todo lo necesario para brindarle dignidad a los restos
mortales de un ser querido, es imaginar y a la vez educarse de cómo se debe ser
en ese momento.
Y
sí, en el ínterin esa frase me llenaba de fuerza para cumplir mi deber, con la
diferencia de que mi madre siempre se mantuvo fuerte incluso n los momentos de lágrimas
que ella sí pudo soltar. Yo luché por mantenerme fuerte y el llanto se secó de
tal manera que quien no me conociera hubiese pensado erróneamente que no había
perdió al hombre que más he querido y querré en este mundo.
Hasta
tardé semanas en poder llorar, ya que el dique a las emociones fue inmenso;
cuando la adrenalina se controló, pude por fin estar en un duelo real y
merecido; para todo lo demás fui un estoico mecánico que debía hacer lo que
debía hacer, tanto por resolver lo que debidamente se ha de hacer, como por
aquello que de manera insensible nos obligan las autoridades, no permitiendo delegar
en quienes estén más fuertes, los deberes legales, mucho menos simplificarlos
para ser humanistas con el agobio de estar, pero no ser felices.
De
igual manera, agradezco a Sylvester Stallone y Estelle Getty y los guionistas
el que hayan incluido esa enseñanza para poder sacar fuerzas de la flaqueza en
el momento más injusto de la vida: Ve partir a alguien bueno, especialmente
cuando sientes que es muy pronto (y que me perdone Dios por ese pensamiento y
sentimiento anárquico y hasta ofensivo).
Quizá
no se su mejor película, pero como de todo se aprende, quiero que ese extracto
de “Para o mi Mamá Dispara” con Sylvester Stallone, más los detalles que les
dejé adicionales para lo que se debe enfrentar, quede como una buena enseñanza.