Queremos respeto...pero a la primera falla ajena nos hacemos hostiles.
Pedimos paz...pero damos casquillo
Exigimos derechos...pero no cumplimos nuestros deberes.
Sabemos que es factible un mal rato...pero decimos ¡tranquilo, eso a mí no me sucede!
Hacemos el bien...y nos creemos inmunes de los problemas humanos, para luego en los momentos álgidos dudar de nuestro actuar y viendo el lado oscuro como la solución para no tener más malos ratos, con el ánimo de cambiar nuestra identidad.
Olvidamos el profesionalismo...por el corazón o la ideología...y muchas más veces por el bolsillo.
Decimos "Te Amo"...por las ventajas sexuales que podría traer. Le damos un uso maquiavélico a ello para nuestro provecho. En los ojos no se nota, pero hay quienes no se detienen a ver ese elemento probatorio de las palabras.
Buscamos excusas o abusamos del signo lingüístico....para defender nuestro punto aunque sea refutable y una manipulación. Sí nos demuestran lo contrario no bajamos la mirada, más bien volteamos la amistad por la enemistad.
Creemos que la respuesta más bruta...es la respuesta ideal a la brutalidad que nos endilgan. Cuando la inteligencia, la astucia y la diplomacia, juntas vencen a esos entes, sin pasar por hipócritas, aprovechados ni bajando de nivel.
Pensamos que lo nuestro primero...cuando el mundo es nuestro. Hay un extraño balance que no nos sentamos a ver y que a veces se antepone. Lo urgente, obliga a lo importante. Es el ritmo del mundo. Pero cuando tenemos el compás, olvidamos cantar y hacer que otros lleven la misma canción de paz.
Seguiré siendo un ser humano con mis defectos, que espera que mis errores jamás perjudiquen a terceros. Antepongo mi buena fortuna al mundo, porque así decidí ser. Quizás es mi lugar en el mundo. La acción y reacción son muy peligrosas.
Y sé que he errado muchas veces hasta en lo que critico (lo he practicado) ello me enseñó el valor y seriedad de presentar mis disculpas. Jamás bajaré la cabeza por humillación, sólo la bajaré para hacer una caravana de humildad y mi saludo de fraternidad en mis errores.
Mis aciertos los llevo en alto, en silencio y sin alarde, preparados para mi futuro y el del entorno.
Somos parte del mundo, somos historia, somos humanidad. Lo que hagamos se refleja para bien o mal. Lo que es destino también, pero la dignidad ganada jamás se amilanará y será el apoyo para seguir.
Respeto a la vida, propia y ajena, es estudiar las decisiones y jamás atacarlas, sólo estudiarlas con sensatez y sensibilidad.
Pedimos paz...pero damos casquillo
Exigimos derechos...pero no cumplimos nuestros deberes.
Sabemos que es factible un mal rato...pero decimos ¡tranquilo, eso a mí no me sucede!
Hacemos el bien...y nos creemos inmunes de los problemas humanos, para luego en los momentos álgidos dudar de nuestro actuar y viendo el lado oscuro como la solución para no tener más malos ratos, con el ánimo de cambiar nuestra identidad.
Olvidamos el profesionalismo...por el corazón o la ideología...y muchas más veces por el bolsillo.
Decimos "Te Amo"...por las ventajas sexuales que podría traer. Le damos un uso maquiavélico a ello para nuestro provecho. En los ojos no se nota, pero hay quienes no se detienen a ver ese elemento probatorio de las palabras.
Buscamos excusas o abusamos del signo lingüístico....para defender nuestro punto aunque sea refutable y una manipulación. Sí nos demuestran lo contrario no bajamos la mirada, más bien volteamos la amistad por la enemistad.
Creemos que la respuesta más bruta...es la respuesta ideal a la brutalidad que nos endilgan. Cuando la inteligencia, la astucia y la diplomacia, juntas vencen a esos entes, sin pasar por hipócritas, aprovechados ni bajando de nivel.
Pensamos que lo nuestro primero...cuando el mundo es nuestro. Hay un extraño balance que no nos sentamos a ver y que a veces se antepone. Lo urgente, obliga a lo importante. Es el ritmo del mundo. Pero cuando tenemos el compás, olvidamos cantar y hacer que otros lleven la misma canción de paz.
Seguiré siendo un ser humano con mis defectos, que espera que mis errores jamás perjudiquen a terceros. Antepongo mi buena fortuna al mundo, porque así decidí ser. Quizás es mi lugar en el mundo. La acción y reacción son muy peligrosas.
Y sé que he errado muchas veces hasta en lo que critico (lo he practicado) ello me enseñó el valor y seriedad de presentar mis disculpas. Jamás bajaré la cabeza por humillación, sólo la bajaré para hacer una caravana de humildad y mi saludo de fraternidad en mis errores.
Mis aciertos los llevo en alto, en silencio y sin alarde, preparados para mi futuro y el del entorno.
Somos parte del mundo, somos historia, somos humanidad. Lo que hagamos se refleja para bien o mal. Lo que es destino también, pero la dignidad ganada jamás se amilanará y será el apoyo para seguir.
Respeto a la vida, propia y ajena, es estudiar las decisiones y jamás atacarlas, sólo estudiarlas con sensatez y sensibilidad.
