Quienes
me conocen saben que María Corina Machado jamás ha sido santa de mí devoción. Incluso
un par de veces hice unos comentarios tan fuertes sobre ella, que muchos
dejaron o de tratarme o de verme con el mismo respeto.
Pero -aunque
no les diré que dije-, la vida demostró que yo tenía razón. Su cambio, de
sifrina y “mírame, pero no me toques” que tenía, quizás impulsado por la
crudeza con la que debía dirigir a Súmate y luego a Vente, para ser del estima
de mucha gente hoy, que también le adversó y criticó, la verdad que le quedó
muy bien.
Tanto es así
que los que ahora se apartaron de ella, sacando sus caretas de
antidemocráticos, genuflexos y débiles sin planeación ni uso de la equidad y
memoria, se le han alejado y eso termina siendo bueno para ella, para nosotros
e incluso, para los seguidores del psuv, ya que dejan en el limbo a esos que no
colindan por ser todo lo antes descrito y peor.
En el
2010, con aquello de “Viene María”, se le notaba “altanera, pedante y orgullosa”,
netamente mal asesorada y con un aire de sifrina que sí bien es parte de la
idiosincrasia cultural de Venezuela, nunca cala bien en el liderazgo.
Sus confrontaciones
contra Henrique Capriles en el 2012 para las Primarias contra hugo chávez le
relegaron a un cuarto lugar, siendo ponderada por Capriles como “esta mujer sí
es arrecha”, dicho en alabaza a su manera de ser decidida. Ella se alejó de la
campaña y eso no caló bien para nadie.
Ya venía
arrastrando la pérdida de la curul en la AN antes del 2010 por soberbia, con
aquello de “hacer las cosas indebidas por las razones correctas”, eso también la
pasó facturas en la década del 2010, especialmente por su orgullo de separarse
de la Unidad en 2015 y que costó la mayoría absoluta que (no sabemos), podría
haber cambiado para bien las cosas.
María
Corina Machado bajó el perfil entre 2016 – 2018, incluso en las protestas, (ya
venía en 2014 con lo de La Salida, un evento ciudadano mal explicado en el que
le dispararon a los inocentes y culparon a los no culpables). Ese bajo perfil
era el reentrenamiento que necesitaba.
Para ese
entonces había dibujado la idea de un respaldo de datos, algo que quedó
silenciado hasta el 29 de julio de 2024 cuando salió con una página web con los
comprobantes oficiales de cada centro electoral, recolectados por los
ciudadanos y que debieron ser mostrados por el CNE.
Esa época
de reentrenamiento, fue asesorada en política, ingeniería (que ya ella lo es),
estadista, humanista. Y el cambio de María Corina Machado fue radical, comenzó
a relacionarse mejor con la gente y no por intereses del momento político, sino
para saber realmente qué piensa, necesita, padece y ofrece la ciudadanía (el
llamado “pueblo llano”).
Esa conexión
y no amilanarse contra las amenazas y bien apadrinada, apoyada por el silente y
pausado Edmundo González Urrutia, caló entre quienes adversan al modelo
socialista. Y molestó muchísimo a quienes se pusieron los galones de la oposición
sin coraje, sin plan y confiados como bobos en la palabra rota de quienes
siempre la rompen.
El Premio
Nobel de la Paz fue una sorpresa fuera de la ecuación para todos (aunque se cree que fue una jugada de Noruega en un ajedrez político que sólo ellos saben el motivo de hacerla). Se lo
critican dizque por pedir invasión cuando no sabemos sí eso pasará o sí es una
redada. Lo que no queremos es que ninguna bomba o bala dañe a un venezolano de
bien y/o ajeno a las luchas entre quienes tienen sus encontronazos. Venezuela se
respeta.
Quizás ella
también quiere eso, apegándose a la autodeterminación de los pueblos. Pero ¿Cómo
saberlo sí mis colegas no se lo preguntan?, y lo que se dice de ella es lo que
se le imputa, no lo que se le pregunta y que le mete palas de palabras en la
boca a los que están en el medio como carne de cañón física o virtual.
Pero -me
incomoda, pero no le temo- debo decir que María Corina Machado cambió la
arrogancia y el mírame pero no me toque es y es como yo digo. Y no parece un
cambio cosmético, especialmente cuando le han metido el cambio a juro en todos
los niveles -físicos, psicológicos, anímicos- salvo el espiritual.
Para variar,
quiero creer que María Corina Machado cambió y que va a poner interesante el
ambiente, especialmente con los espaldarazos que recaba. No le puedo picar
torta, más no voy a hacerme el desentendido de al menos, ver cómo se comporta,
que logra y hasta dónde es el cambio que -como ya dije- me parece que ha
tenido.
Repito que
no quiero muertos, heridos, desplazados ni aterrados por una invasión o lo que tenga dispuesto Donald Trump y el bloque que le acompaña, eso no
lo quiere ningún connacional. Que las cosas se resuelvan a lo legal, que las
culpas se paguen, que las inocencias prevalezcan y que se acaben los sainetes
diarios de la misma bolsería que no nos saca de la falta de dinero o el estar
apretados y sin tranquilidad.
Así como María
Corina Machado parece que cambió, también en Venezuela debemos cambiar y salir
de las mismas recetas y crear nuevas donde los gastos superfluos sean menores y
las ganancias justas de todos, sean mayores.