Ya me di cuenta de que todo es una
trampa, una celada muy burda en pequeño, que termina haciendo caer hasta el más
bueno.
Utilizan a la gente más noble, las
virtudes, sólo para que otros expresen su opinión que aunque no sea cruel, es
adversa o busca que no se utilicen sentimientos para ganar indulgencias.
De inmediato, te atacan y amenazan con
leyes fabricadas específicamente para que la pases mal.
Todo es para reivindicarse y acallarte.
Claramente que las malas expresiones y
los sentimientos crueles no deben tener cabida en ninguna vida social.
Pero ya me di cuenta de que cualquier
expresión es tomada por el lado equivocado para hacerte sentir mal y
victimizarse, propicio ello para reivindicarse y hacerte la vida escombros
sobre la cual ellos van a caminar.
Ustedes dirán: “Pero eso era evidente”,
ciertamente así lo es, pero veíamos lo macro y algunos elementos sueltos. Esto
es micro, con palabras, imágenes, ítems sociales, trucos psicológicos y abuso
en el uso de la semiótica que procura sacar lo que los aprovechadores
consideran “ataques a los demás”, cuando lo que se critica es la falta de
lógica, pundonor y participación ganada a pulso, no por prebendas o cuotas.
En fin, meten una especie de cizaña de
bien, para que uno crea que su pensamiento, palabra y accionar está mal. Pero
ya me di cuenta que no es así, sino un tinglado de acciones de guiones y fuerza
física que quieren llevar a todos al cadalso para ganar favores y hacerse mal
llamar redentores.
Si le sumamos la supuesta apofenia y los
elementos conspiranoicos que no son más que la mala traducción del accionar en
pro de la justicia, ya se imaginarán cuánto mal nos espera enfrentar de muchas
maneras.
Lo bueno es que ya me di cuenta
Hay que cerrar el círculo, no la mente,
corazón, boca y en redes sociales, los dedos. Hay que leer dos veces las cosas
que hemos pensado tres veces, blindarlas para que hasta el más abyecto acólito,
no pueda sacar falsos argumentos.
Porque sus argucias se caen ante la
razón y la inteligencia, sacando el arma de los gritos, de revertir con el
“pero aquel hizo más” o amenazarte con multas y cárcel, más la exposición en
redes, quieren solventar todo.
No es dejar de pensar y sentir, sino ser
más astutos en cómo, cuándo, dónde y a quién decirlo, ya teniendo claro el qué
y el por qué.
Nadie te puede obligar a amar a alguien,
eso es un delito. Lo mismo ocurre con quienes mandan o quienes tienen poder, nadie
te obliga a seguirlos y, si lo haces, no se te puede obligar una lealtad mayor
a la razón y la bondad.
Ya me di cuenta que las cosas en pequeño
son las que están socavando más. Así que por mi parte no les voy a dar el
placer de verme menos inteligente y decente.
Ahora el recato, moral, ánimo, análisis,
realidad sin convencionalismos inventados, están más de mi lado.
Es la manera más sana de vivir, mientras
los que no son buenos humanos, se condenan a sí mismos.
Ya me di cuenta la mejor manera d vivir:
Viviendo sin pensar en ellos (la gente mala de toda índole) ni ser su
comidilla.