Casados, pero cada uno vive en su casa materna (Parejas LAT)

Desde que el sociólogo J. Beijer acuñó el término parejas LAT (del inglés “Living Apart Together”) y que en español sería algo así como “casados viviendo aparte estando juntos”, más y más parejas que ni siquiera conocen el término, lo aplica.

Es decir, son parejas de casados por civil o además por la iglesia que tienen una relación íntima con los deberes y derechos propios de la institución que es el matrimonio, pero que optan por vivir en hogares separados.

La economía en América y Europa (sin dejar a un lado las de los otros continentes), bien que instan a esta oportunidad que para muchos puritanos atenta contra el sentido propio del matrimonio.

Pero, ¿Qué hacer si el amor ata –con o sin hijos- y el alto costo de la vida no permite ni siquiera un alquiler?, ya en Venezuela vemos habitaciones para 2 personas en $50 –con limitaciones de espacio y acceso a servicios- en zonas tipo ciudad dormitorio bastante alejadas que aumentan los gastos.

Y sí, coloqué $50 porque fue una que consulté, me queda claro que las hay más caras con iguales condiciones o algunas mejoras, coloquen ustedes el límite.

Esto afecta por igual a profesionales u oficiantes, ni hablar de los que son desobligados o de aquellos que trabajan a destajo. Pero el amor muchas veces es más fuerte y cuando se consigue una pareja consecuente y por la cual la apuesta para estar a su lado toda la vida es real, pues la jugada que más resuena es la de casarse, porque perder al amor ideal, duele de manera tal que aún con dinero, jamás se repone.

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Sin exageración, así están haciendo los nuevos casados

La estrategia es casarse y seguir en sus respectivos cuartos en sus casas maternas/paternas. Por lo que vemos que eso de parejas LAT es más una decisión que una opción. Una forma algo discutible de ganarle al sistema socioeconómico.

Esto no implica que no van a luchar para salir adelante. La verdad es que es muy triste y de corazones duros el casarse bajo esta modalidad y esperar que algunos de los padres mueran para heredar la casa. Esa realidad humana no deja de ser una espuria vileza. 

Y por otra parte, es ley de vida, sólo que desearla –y mucho menos procurarla- es lo indebido.

La otra opción es construir en el terreno de uno de los suegros, lo que es un error sí no se concretan términos de propiedad en la construcción, porque podrán ser amigos, pero las propiedades construidas o adquiridas con el dinero bien habido, nadie las puede sustraer ni por excusa sanguínea o consanguínea.

Por ello, todos los casados que van a aprovechar el terreno de sus padres o suegros para construir, deben pactar ante abogado la separación de bienes y derechos, no esperando un divorcio, pero sí cuidándose de la viveza de propios o extraños. 

Volviendo al tema, las parejas de casados LAT optan por esta modalidad porque se aman y lo perciben como otra adversidad a derrotar. Incluso es hasta más comprometido y firme que un noviazgo que se extienda 5 o 9 años y ambos sientan que se les está yendo el tren o que nada les ata. 

Seguramente a los padres y hermanos de los recién casados no les guste esta opción, pero mientras aporten a sus hogares, tengan la discreción debida en el caso de la intimidad, manifiesten ahorro quizá para una inicial y a esperar el Bingo afortunado de conseguir su casa propia, esto debería ser respetado. 

¿Los van a criticar?, sí, habrá comentarios que al final, no importan si se les ven felices, unidos y demuestran que la distancia física en el mismo municipio o en corto kilometraje, no les desvía de sus deberes, compromisos, fidelidad y los hijos que puedan resultar.

Además, esta decisión de ser casados viviendo en casa de los padres, no debe causar molestias ni imposiciones a los verdaderos dueños de casa, ni por parte de la pareja casada ni por atribuciones maternales o paternales exageradas.

Todos son adultos y como tal deben asumir. Si se les suben los humos, una conversación con argumentos es lo debido y si se rebelan, pues allí está la puerta y a atender a su mujer y atender a su marido en otro lado.

 

A manera de ventajas, estar casados y vivir en casa de los padres añade…

…la picardía del noviazgo con la seguridad de ser ya el uno del otro, una unidad con 2 criterios a respetar.

…lo que iban a invertir en pagar un costoso alquiler, se irá una parte a un bote de ahorro pro – hogar propio y otra a colaborar a sus hogares maternos.

…sean hijos únicos o con hermanos, serán los guardianes de la salud y cuidados de los padres.

…el amor les mantendrá siempre con propósito.

…no existe norma o convenio social que esté en contra de esta modalidad, mientras se esté con su pareja “en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, en los buenos momentos por igual a los malos momentos”, siempre con fidelidad y amor.

…les ayuda a tener cosas distintas qué ver y contarse a diario por los medios electrónicos y en persona.

…las salidas románticas siempre tendrán el aire de pasión y familiaridad que un noviazgo o algo pasajero jamás podría tener.

Así que si ven que hay más casados que viven en casas distintas, jamás crean que es irresponsabilidad o excesiva comodidad, ya que los gastos y deberes son iguales.

Mejor es que observen que están casados y están combatiendo a las limitaciones y al sistema, sin dejar que el tiempo les pase por encima para sellar su amor ante las leyes del hombre y de Dios.

Casados, sin irresponsabilidad encima, sólo astucia y relax, un ratico aquí y otro rato allá, sin verse un par de día y siempre con la llama encendida.

Lcdo. Argenis Serrano 

Telegram: Libertad vs Libertinaje


Por alguna razón muy mezquina, hay quienes confunden el significado de la libertad con el libertinaje y sólo se dan cuenta de su error cuando tienen que asumir consecuencias. Lo bueno es que rectifiquen, como hiciera Pavel Durov –fundador de Telegram-, que a pesar de lanzar duras críticas al gobierno francés luego de su detención, dio su brazo a torcer al comprender los límites de lo que hemos expuesto en la primera línea.

Y es que existen ilegalidades u osadías que realmente merecen ser sancionadas, al no pertenecer ni a una industria, pagar impuestos o llamar a la anarquía y el daño físico y psicológico de las masas que directamente consumen los contenidos en Telegram o el común denominador que se encuentre ajeno al mismo.

Hay que diferenciar ilegalidad (libertinaje) con legalidad (libertad), aunque a algunos conservadores pueda molestarles:

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Libertinaje en Telegram

Es que la gente en base a lo que ya usan como excusa y no como bandera: “la libertad de expresión”, manifiestan cualquier atrocidad a favor de una ideología, política, religión, economía, raza y que conlleva a la anarquía, saqueos, robos, amenazas, heridas o muertes, como bien se ha manifestado en esa u otras redes sociales.

De hecho, muchas lo censuran automáticamente o aceptan reportes, pero Telegram era más laxo. Eso es lo que se debe evitar.

 

Libertad en Telegram

Poder distribuir material sin fines de lucro; libertad de asociarse, monetizar legalmente, difundir videos, audios, textos concertados, como hacen canales como TelegramXXX quienes mueven un material consensuado y dirigido a un público en específico que sabe lo que le gusta y allí lo obtiene o puede experimentar con alguno nuevo en base a su edad, conciencia y posibilidades.

Ese tipo de material que no daña a nadie, manifiesta real libertad de expresión, siempre y cuando se respeten las libertades de los demás, lo que amerita la discreción y mesura por parte de los usuarios. Eso, aunque no lo puedan aceptar los puritanos, es libertad, porque hay un producto, quien lo comercializa y da oportunidades de llegar a las masas y quienes lo consumen. De esa manera se mueve el mundo.

 

Sobre Telegram

Muchos quisieron maximizar el impacto de las nuevas normas de esta plataforma luego que Pavel Durov asegurase que trabajaría con el gobierno francés para brindar los detalles de aquellas solicitudes explicitas que le hicieran las autoridades, sin llegar a los juzgados, cuando se tienen sospechas o claridad de lo que se promueve en tal o cual canal o comunidad, podría dañar a terceros en sus derechos (derecho a la vida, derecho a la propiedad y derecho a la libertad) o que afectare a las necesidades de un conglomerado.

Recordemos que la anarquía también impera en las redes sociales y el brindarles menos censura en lo que se ice o el cómo se dice como procura Telegram, no implica que deban ser sitios de encuentro para la planificación y llamados al mal. El solo hecho de que alguien de bien pueda verse afectado, ya es un hecho a considerar para que sea incriminado por su mal uso de la libertad de expresión.

 

Los reportes prejuiciosos

La insana competencia es también un problema en Telegram. Por afectar a unos a favor de sí, se crean grupos que reportan falsariamente a los competidores y en ocasiones el sistema automatizado da de baja a los canales injustamente reportados. Algunos pasan las apelaciones, otros no, gracias a estrategias de black seo bastante bien fraguadas.

Aquí sólo queda apelar y confiar, pero saber actuar y levantarse, recordar que la estrategia que tuviste una vez en Telegram fue exitosa y va a volver a funcionar.

Y que portales como telegramxxx.info son un claro ejemplo de cómo recuperarse, ya que es una página web que te geolocaliza o indica un catálogo amplio en el mundo del erotismo, pasión o XXX netamente legal para que tengas material consensuado por quienes allí se muestran para que lo disfrutes discreta y completamente.

Este tipo de canales no se mantiene al margen de la ley y son muestra de lo que Pavel Durov, dueño de Telegram, ideó para dicha plataforma. Esto es lo que muestra con crudeza la enorme diferencia entre la libertad, que implica que seamos respetados y debamos respetar derechos y necesidades, con el libertinaje, que sólo busca afectar de manera soez, taimada y violenta, aquello que con esfuerzo mostramos, opinamos sesudamente y sentimos en redes sociales y en la vida diaria personal.

Lcdo. Argenis Serrano 

Contaminación Sónica Intencional

Por décadas se ha hablado de las consecuencias de la contaminación sónica y a esta no se le presta atención cuando llega la etapa –que puede ser perenne- del individualismo que más bien es el florecer de la anarquía y el yoísmo.

De allí que millares de personas –al menos en el caso de Venezuela- se entretengan colocando sus equipos de sonido al volumen máximo sin importarles vecinos, personas convalecientes y los horarios de descanso necesario.

Incluso estando varias personas reunidas, colocan dichas cornetas bluetooth a todo volumen, para ellos hablar (gritar más bien) con mayor fuerza, a modo de hacer entretenida su reunión reforzando el interés de ser el foco de atención.

Ya la contaminación sónica no es propia de las empresas o vehículos como siempre nos han mostrado en los libros de texto; proviene de la poca cívica de unos pocos que termina perjudicando a muchos.

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Otros casos de la contaminación sónica

Ya es una actividad perenne la de las tiendas de colocar sus altavoces a todo volumen –y no caigamos en la casi pútrida selección “musical” que utilizan-. Peor aún, tiendas que están una al lado o al frente de la otra, entran en una batalla de minitecas a la que algunas adosan a alguien que hace de locutor o animador con un micrófono mal ecualizado y tratando de opacar al volumen de fondo de su propio equipo y de los competidores.

Las cornetas directamente hacia la calle, justo por donde los peatones pasamos. Que nos afecten los oídos no les interesa, sólo vender y mostrar una pseudo-fortaleza en base al volumen de sus parlantes.

Ahora no sólo se afinan motos en las calles o aceras de barrios o urbanizaciones populares. También les colocan cornetas y van pavoneándose como buscando camorra ante quien les solicite algo de decencia en bajar el volumen a sus exagerados decibeles, lo que para ellos es buscar camorra y una declaración de guerra.

De allí pasa de la contaminación sónica intencional al ataque contra los vecinos, amigos e incluso, contra la ley, ya que cualquier denuncia atendida por las autoridades, es burlada impunemente. Y eso que los policías venezolanos son intimidantes y hacen presión psicológica y física considerable, pero estos abusadores son inmunes a ello.

Los horarios en que promueven estas actitudes también están rompiendo estigmas. Un lunes a las 11 de la noche y hasta que el sol salga no más porque les salió del forro de la gana es amoral, ¿Acaso esa gente no va a trabajar?, porque entre semana también lo repiten.

Parece que la salvación es que se les dañe el equipo o que no haya electricidad. Y este último es relativo, ahora que hay cornetas recargables. 

Entonces en el predio de la oscuridad se creen paladiones al romper el silencio propio de un apagón, retroalimentando su ego que seguirán marcando con más contaminación sónica en los subsiguientes días, meses y años.

El transporte público es ya la tapa del frasco de la contaminación ambiental. No tanto porque sus cornetas toquen “La Cucaracha” o cuando retrocedan suene “La Lambada”, sino por el alto volumen que colocan a sus equipos y terminan haciendo gritar la petición de parada.

Algunos choferes alegan que es para mantenerse alertas, lo que es un error, ya que no es el volumen lo que ayuda a espabilar, sino la línea melódica variada, que sólo puede provenir de un buen y variado playlist, algo que muy pocos de ellos usan.

 

Obligar a respetar al prójimo, no hace efecto

Hay alcaldías y policías que si le ven la importancia a no abusar del sonido y dejar descansar a los parroquianos. Y son acusados de violentar a la libertad de expresión, cuando esos que aducen tal argumento omiten que existen leyes de igual rango para la convivencia cívica.

Su necesidad de escuchar su música favorita nadie se los quita, el problema es que ese sonido obligue a quienes están en derredor a usar audífonos cancela ruidos o a colocar sus televisores a todo volumen para saber de qué va tal o cual programa y eso, agrava a la contaminación sónica.

En países como Suiza o Suecia, los ruidos en días domingo y en horarios diarios luego de las 10 de la noche son penados con hasta 600€ de multa, lo que para nuestros países latinos es considerado un abuso de autoridad.

Pero la paz mental, la convivencia cívica y salud auditiva y anímica de los habitantes se encuentra en los niveles óptimos al tomar esa medida, además del respeto mutuo. Y si necesitan festejar, sólo solicitan permisos y comparten en horarios específicos y a un volumen que se disfruta. Todo está en no querer imponerse a los demás.

La mejor forma que tenemos para controlar es denunciar, elevar la queja a quienes de manera diplomática o legal puedan ayudarnos e incluso, manipular la situación. Si te deben un favor, cóbraselos solicitándoles mesura para que te permitan descansar.

Además, enseñarles a los niños en las escuelas que la contaminación sónica es parte de la evolución tecnológica e incluso ella misma se trata de aminorar porque las leyes y la sana convivencia así le obligan.

Y que el provocarla de manera intencional atraerá consecuencias morales, legales, económicas que se manifiestan de distintas maneras, pero siempre llegan; ya que lo que se hace por anarquía y sólo pensar en sí mismo o creer que lo que haces los demás lo gozan –o deben gozarlo porque tú lo dices-, es un acto mezquino que será cobrado de forma alguna.

Siendo el peor de los castigos, la afectación de la salud. Desde el tinnitus hasta el deterioro cardiovascular y metabólico; lo problemas psicológicos también hacen presencia.

Quienes trabajan como DJ, ingenieros de sonido, constructores, operarios de máquinas, músicos o cualquier área donde la contaminación sónica prevalece, saben cómo enfrentarla y minimizarla, porque ella no es su amiga.

Además piensa, ¿Te gustaría estar cansado de trabajar, estudiar, hacer oficios en casa y al acostarte, venga un vecino a colocar su música a full volumen sólo para probar la potencia de su equipo –porque ni bailar o cantar hacen- y quebrantar tu descanso?

Fíjate que la gente se fija. Y además, la música buena se disfruta a volumen moderado, que te quede claro.

Lcdo. Argenis Serrano 

Novedades y Necesidades en Venezuela

Para explicar este post sobre novedades y necesidades en Venezuela, hay que aclarar varias cosas:

En sociología se enseña que existen 3 tipos de necesidades:

Necesidades reales: Alimentación, vestido, calzado, salud de atención primaria, pago de servicios básicos (agua, electricidad, gas), educación, transporte y, en una instancia paralela, recreación y reparaciones o mejoras.

Necesidades alternativas: Pago de TV Cable o Internet, recarga de saldo del teléfono, aditamentos especiales para hogar o vehículo para reforzar u optimizar lo que se tiene, decoración (Navidad y Cumpleaños); incluye también viajes y turismo. Salud especializada (atada a la atención primaria, sí se requiriese).

Necesidades impuestas: Antes entraban el teléfono celular e Internet, hasta que fueron considerados derechos humanos. Pero las necesidades impuestas actuales implican las novedades, que incluyen todos esos gustos que nos atraen para lucir mejor, adornar o brindarle esencia única al hogar, nuestros ambientes, vehículos, oficinas o portarlos encima.

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Novedades y necesidades

¿Cuántas veces no vemos algún artículo que ni sabíamos que existía y por su sola presencia, por activar nuestros recuerdos de los mejores momentos; porque te haría lucir ante los demás en una ocasión especial o te hizo gracia, decimos: “no lo quiero, ¡Lo necesito!”?

Y aunque ustedes no lo crean, así se realizan muchas ventas a nivel mundial y Venezuela, lugar que realmente tiene necesidades económicas fuertes –estadísticamente así se demuestra y cada quien lo vive cuando regularmente le falta algo-, pues el país no se escapa de las novedades.

En parte, porque no podemos seguir negándonos placeres culposos y no somos culpables de la terrible dirección económica gubernamental, en la que habitamos en el ojo del huracán con el marcado sesgo selectivo que sólo se enfrasca en mostrar lo tranquilo del país como la realidad, en vez de mostrarlo como la necesidad con visos de posibilidad que toda la ciudadanía merece estar viviendo, pero no lo hace o es un hecho esporádico y de corte lejano.

Las novedades nos están invadiendo. Todas a menos de $20 y atacando acciones menudas o cotidianas a las cuales les otorgan simplicidad, colorido, gracia, relativa funcionalidad y todas con puerto USB o modalidad recargable.

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Pero, ¿Ayudan al menos a las necesidades alternativas?

Sí y no, depende. Disculpen el juego de palabras pero esto acá amerita decir la frase venezolana “depende de la dependera”, porque así como hay artículos que cumplen su cometido, hay otros que son un gran desperdicio de dinero.

En YouTube y TikTok vemos que hay cientos de novedades provenientes de Asia, sea para estar en la calle, preparar alimentos, refrescarnos en el cuarto o sala o en la calle de manera portátil.

Las alabanzas de los influencers o creadores de contenido tipo review (revisión), aumentan la intención de compra de quienes saben que no lo necesitan o que pueden embarcarse con la compra, pero que les pica el bolsillo y se arriesgan con esas novedades, luego de “haber investigado lo suficiente en páginas web de opinión o videos de pruebas”.

Quien suscribe, ha sido coparticipe en la compra de estas novedades, siendo la espuma de polipropileno en lata para tapar orificios; la pintura selladora de techos y el Nintendo SUP (un regalo), los que han funcionado.

No así el ventilador portátil recargable que sólo funcionó 1 mes (si echó aire, innegable), pero que tenía una batería de 250 mAh que duraba una nimiedad para combatir el calor cuando hay cortes eléctricos.

 

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Las novedades y necesidades: Realidad y Ficción

Hay lavadoras recargables o licuadoras USB portátiles que duran un ratico. Que uno cree que cubrirán necesidades en sitios pequeños, para lavar ropa íntima o hacerse un jugo en la oficina y no siempre se da.

Vuelvo con el “depende”: Hay marcas que sí se enfocan en hacer novedades hechas para durar, lo que hay que hacer es buscar, preguntar y consultar, además de ahorrar para aminorarle el impacto al sueldo. Y si la tienda te ofrece garantía, mucho mejor.

Ahora, esas tiendas de novedades que en sus videos o flayers te insisten que “por tan solo 20 dólares te llevas…”, cualquier cosa que te va a resolver la vida, sabes que te van a dejar con la espada de Damocles sobre la cabeza, en una lotería donde tienen 75% de probabilidades de perder.

De allí que te invito a pensar un poquito: Si tienes necesidades en casa y te cuesta cubrirlas, al menos antes de darte un gusto –que te juro que te lo mereces por tu trabajo, estudio y buena voluntad- y que ese gusto venga en forma de novedades, ¿No es mejor invertir ese dinero en algo que sí te dure?

No me refiero a marcas, porque hay demasiadas y en ocasiones hasta las marcas de tecnología más grandes, caen en la deficiencia y son un dolor de cabeza. Te estoy hablando de componentes, garantías, fiabilidad del lugar donde compres.

Una práctica sana es el cubrir las necesidades del mes o quincena y luego saltar a las necesidades alternativas y luego a las novedades / gustos. De esa manera no te sientes desplazado y puedes probar las mieles de la creatividad humana.

El punto está en no ser frugales y tampoco desperdiciar la plata. Para ello, un detalle que pocos comunican, especialmente de los productos hechos en China, los cuales vienen en “4 tipos de calidad”.

Calidad A: Iguales a los japoneses o estadounidenses, durables, resistentes, trabajadores al 100%. Con la salvedad que en China no crean, reproducen de forma alternativa.

Calidad B: Productos de calidad media, con resistencia moderada (hasta 5 años). Usan metal o fibra ultrarresistente.

Calidad C: Las novedades con baterías inferiores a los 1.000 mAh o que entremezclan metal y plástico de forma extraña.

Calidad D: Se los grafico así: La calidad de sus lápices de grafito o lápices de colores o cuadernos medio amarillentos.

Pocas veces vienen marcados con el tipo de calidad, pero esas novedades o maquinarias son expedidas por lugares físicos que permiten pruebas o reclamos.

Según nuestras posibilidades, podremos cubrir nuestras necesidades básicas, alternativas y gustos a base de novedades, cuando no podemos acceder a productos tradicionales.

Eso sí, siempre buscando el mejor precio – valor, sea en tiendas físicas u online.

Porque Venezuela no está en condiciones de permitir que la gente despilfarre o invierta mal o peor aún, que compre novedades para poder escapar de la realidad, así no le duren mucho.

De allí que le mentalidad capitalista de comprar lo mejor a precio justo –sea cual sea-, es lo propicio, para que el mercado se mantenga económica y competitivamente, ya que instamos a los fabricantes, distribuidores y comerciantes a que vendan cosas de calidad o quiebran, porque nos vamos a otro lado donde sí valoren nuestro dinero y nos respeten como personas.

Lcdo. Argenis Serrano 

“LA CARPETA: Ganamos poco, pero vendemos mucho”.

Cuando niño, cerca de la Terminal de Pasajeros del Nuevo Circo (Caracas - Venezuela), estaba un edificio rotulado con publicidad exterior –modelo de marketing muy popular en la época- de un negocio mayorista de papelería el cual tenía a un mono vestido como un ejecutivo (punto de atracción principal) pero cuyo slogan fue lo que a mí me quedó como una lección de vida y aquí, lo explico: “LA CARPETA: Ganamos poco, pero vendemos mucho”.

la carpeta
 

Aplicarlo en la vida

En casa, desde 1994 comenzamos a vender refrescos, maltas, helados y cigarrillos. Yo coloqué la inversión inicial y la premisa antes citada.

El punto es que bajar la ganancia, maximiza las ventas y puede uno volver a surtir el stock con prontitud, ganándole a la inflación en forma de aumento de los productos. Es una relación ganar / ganar / ganar para quienes estamos involucrados (proveedor – vendedores <nos> y compradores).

¿Nos funcionó la estrategia de La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho?, sí. Ayudó a paliar gastos de comida, servicios e incluso pude pagar muchas cosas de mi carrera universitaria y alistarme para algunos viajes culturales.

 

Desglosemos sistemáticamente la premisa de La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho

Ganamos poco: obvio que no es la ganancia global, sino de cada producto vendido al mayor o al detal, como tenían en su distribuidora para consumidores pequeños.

Mientras menor sea la ganancia, con más prontitud se acabará el stock, lo que elimina uno de los problemas más incómodos en la administración de negocios: Los productos que se represan por no ser demandados, siendo incluso los de habitual alta demanda.

Esta técnica evita por igual que algunos productos deban ser rematados a un precio anterior al que tendrán en la renovación del stock. La pronta compra por parte del público, evita las pérdidas al comprar a nuevo precio.

Pero vendemos mucho: El regocijo de la demanda constante con ganancia modesta pero rápida, que al cierre de mes demuestre superávit y correspondencia al pago de impuestos, logística, renovación de stock, empleados e infraestructura, resulta cada cierre trimestral más consistente, esperanzador y tranquilizador para cualquier jefe, puesto gerencial e incluso para el más modesto trabajador que podrá seguir laborando donde se siente y percibe que todo está administrativamente bien.

 

¿Trae problemas aplicar la técnica de La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho?

Claramente sí. Primero porque es un sistema que puede ser visto como una imposición y cortar la decisión de cada quien de sostener su margen de ganancias. Además, hay que adecuarse a las zonas comerciales, niveles impositivos, estructuras, costos, etc.

Todo dependerá de las posibilidades de cada persona que realice ventas. Su decisión sólo puede ser juzgada por quienes tienen el verdadero control de los comercios y no lo saben: los compradores, que pueden ejercer balance y sentenciar en la ley de la oferta y la demanda. 

Otro problema frecuente es la presión y molestia de la competencia y lo voy a contar con una anécdota personal: cuando vendía las maltas, refrescos, cigarrillos y helados con esta filosofía, iba mucha gente a comprar, incluso en los horarios que el gran abasto y las otras bodegas de la zona estaban abiertas.

Algún día llegó la asiática del abasto a ver los adornos navideños con su bebé y al saludar notó que llegaba gente a comprar, fijándose ella en el precio. Sólo atinó  decir “pero ustedes venden más barato que yo”

Tocó responderle: “Claramente (sin caer en la premisa de La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho), porque si vendemos al mismo precio que usted o más, no vendemos y eso se nos represa y a cómo va la inflación, cuando se venda todo, habrá que colocar más dinero para comprar lo mismo o compraremos menos y poco a poco nos arruinaremos.

Además, no pagamos los mismos impuesto que usted ni empleados, claramente debemos devolverle eso a la comunidad”. Ella se fue complacida por la respuesta.

Así sería de bueno el método que una vez cerramos la puerta para cenar y hablar en familia y se formó una fila de gente fuera esperando a que reabriéramos para comprar cigarrillos, ya que era el lugar con el precio menor.

En este ítem, muchos vendedores buscan ganar el doble de lo que vale una cajetilla al vender los cigarrillos sueltos o detallados. Nos dimos cuenta que además de usura (ganar el 100% de algo), cuando terminaran de venderlos, ya el precio de compra sería mayor. Así vimos a muchos sucumbir, por ambición.

 

El método de La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho en el ofrecimiento de servicios

Acá es donde la cochina tuerce el rabo, ya que se puede entrar en una controversia mayor, ya que cada quien es libre de colocar el precio a sus servicios y nadie puede imponérselos.

Siempre recordaré una anécdota de mi madre: Su profesora de alta costura les dijo “por cualquier trabajo que les soliciten, deben cobrar; así sea algo simbólico, pero nunca puede ser gratis, ya que su esfuerzo, dedicación, profesionalización, tiempo y creatividad, valen”.

Y esa profesora tiene razón, todo eso nos hace. Lo que pasa es que no sabemos combinarlo metódicamente como un núcleo, sino individualizarlo y en ocasiones terminamos perdiendo, incluso por orgullosos. Les explico:

En un día de trabajo ofreciendo nuestros servicios podemos o hacer poco por un cliente al que le cobramos $40 o hacer nada por eso, porque le cobramos $40.

Aquí debemos analizar nuestra estructura de costos y saber qué debemos pagar, qué necesitamos cubrir y cuánto aspiramos de holgura.

Si vamos a trabajar 8 o 10 horas diarias, ¿Necesitamos que la suma del día sea de una persona o puede ser de varias?; si al final del día aspiramos $40, cómo lo hayamos logrado (con cuántos clientes), debería ser lo de menos.

Y no, no hablo de regalar el trabajo, sino no querer aspirar a más para reducir la jornada laboral. Mucho menos demeritar nuestra calidad y profesionalismo. Lo que debemos hacer es revisar nuestras prioridades.

Si en un mes aspirábamos $1.040 de 26 días laborales y hacemos $560 porque sólo en 14 días –no continuos-, pudimos obtener un cliente de $40, estamos dando pérdidas sólo por mantener una espuria interpretación del statu quo y del nivel de vida que queremos tener.

La técnica del slogan de La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho, es una forma de humildad empresarial, comercial y de servicios que suena a utopía y es en algunos aspectos inaplicable. De seguro los gurú del dinero, esos que viven de decirle a los demás que acumular riquezas es un proceso rápido y de valorizarse a sí mismos por encima de la lógica, posibilidad y embebidos en ego es la mejor forma de vivir, obvio que no les gustará.

Ya que la vida es fijarse metas y echarle ganas, ¿Por qué no mejor distribuir nuestros horarios, cumplir las metas micro que hacen el macro –sin reventarse el alma ni olvidar a familia, amigos, sociedad y tiempo personal-, colocando mejores precios que cubran los deberes, las necesidades y las esperanzas.

De seguro la demanda constante (así como aplicó La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho), terminará en pocos meses creando también superávit a quienes ofrecen servicios, aunado a su calidad profesional por la cual le buscan y adosándole el componente humano y comprensivo de  la realidad país que requerimos.

A ningún emprendedor u ofertante de servicios le gusta un día sin hacer nada más que atrapar moscas, esperando que le llegue un cliente; mucho menos varios. Porque sabe que terminará pagando los deberes y necesidades con el poco dinero que les llega y los ahorros. Mucho menos podrán darse los gustos.

No puede llamarse desleal quien ofrece un trabajo de calidad a un precio lógico, que cubra los factores ya citados y le mantenga activo. Será tan alta la demanda que terminará rechazando o delegando, incluso expandiéndose.

Recuerdo que La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho, creó varias sucursales en La Gran Caracas y el oriente del país con el mismo éxito.

Quizá sea el momento de volver a sacar las cuentas, que no implican que no nos estemos valorizando, sino que aceleramos un poco el paso (más labore con continuidad) para nunca quedarnos atrás (con deudas y sintiendo que no producimos).

Lcdo. Argenis Serrano 

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