Las tabletas y los smartphones están permitiendo que los videojuegos clásicos que se desarrollaron para consolas puedan tener una segunda oportunidad. Algunos ejemplos de títulos reconvertidos para funcionar en el iPhone, el iPad o en Android son el popular erizo de Sega, Sonic, o el más actual Max Payne, del que también se ha hecho una película.
Puede que los videojuegos estén asociados tradicionalmente a la palabra consola, a pesar de la cantidad de títulos que se han desarrollado para ordenador. Los dispositivos móviles de hoy en día, en cambio, ofrecen una plataforma muy adecuada para jugar.
Esto lo han aprovechado algunos fabricantes de videojuegos tradicionales para diversificar sus fuentes de ingresos. Los juegos que en su día se construyeron pensando en una consola ahora están siendo adaptados – y distribuidos con éxito – para tabletas y smartphones. Se trata de una forma barata de ganar dinero y además promocionar sus productos actuales o los que están por salir.
El videojuego ‘Sonic el Erizo’ es uno de estos casos. Creado por Sega en el año 1991 para competir contra el personaje estandarte de Nintendo, Mario Bros, está viviendo una segunda juventud. Tanto en iOS, disponible para iPad y iPhone, como en Android existen diferentes versiones del clásico, con unos escenarios similares a los que triunfaron hace varios años, aunque con los gráficos mejorados.
La saga Max Payne, iniciada en 2001, también ha tenido su versión para dispositivos móviles, llamada ‘Max Payne Mobile’. La explotación comercial del título en este caso también ha alcanzado la gran pantalla, como también ha ocurrido con otros videojuegos que se han convertido en películas, para devoción de sus fans.
Sony es otro ejemplo de fabricante de consolas y desarrollador de videojuegos que ha realizado una suerte de transición de los títulos clásicos hacia el mundo móvil, según recoge The Wall Street Journal. El jefe del negocio de videojuegos de la compañía reconoce que han percibido el interés de sus usuarios por jugar a títulos clásicos: “Está ese factor nostálgico”, puntualiza. “Estamos aprendiendo sobre la longevidad que tiene este contenido y cómo puede ser redefinidos los objetivos para nuevas audiencias”.
