Autor: Héctor Fernández Guerrero - México
Esto es
solo mi opinión: la tiranía, la injusticia, la violencia no los genera sólo el Estado.
Creo que el combate también debe ser interno, en contra de mis propias
actitudes.
Desde la
idea de familia, palabra que viene de Famulus = criado, sirviente, me habla de
autoridad, la cual tiende hacia la tiranía. La falta de respeto se da, desde el
momento que no se acepta al otro, sea quien sea, tal como es.
Se
idealiza, se marca un deber ser, se establecen caminos: la forma correcta de actuar, de pensar, de hablar, de tener sexo. Se dan
absolutos sobre la creencia de Dios, horarios para cualquier actividad, incluso
las sustancias correctas para emborracharte y drogarte. La vida es como es, no
como debería de ser. Las personas son como son, no como te gustaría que fueran.
Tú eres como eres, no como te enseñaron a ser. Creo que el
cambio es más profundo y puede ser, que se requiere encontrar la propia valía,
para no requerir de una "autoridad" que me valide o me castigue,
según su criterio.
Imagino que si un momento reflexiona, cualquier político,
sacerdote, banquero, etc. En ¿para qué? ¿Para qué sanciona, violenta, reprime?
¿Para qué existe? Creo que no encontraría una respuesta que surja de su ser
genuino. Imagino que su respuesta sería: porque se Tiene que Hacer.
Y si observa un poco la realidad, creo que estas acciones que
Tiene que Hacer, no le producen bienestar, ni siquiera a los más cercanos a él
o a ella. Son esclavos de sus propias cabezas enloquecidas. Su ruido interno,
su demanda por sobresalir, incluso su resentimiento, transformado en sed de
poder, en un claro desprecio por la vida.
Es más fácil y divertido, destruir que construir. Suena muy
atractivo linchar, quemar, romper y balacear y que ya después alguien arregle
el caos. Ese alguien va a ser otro psicótico con sueños de cogerse a la actriz
guapita. Es mucho más difícil construir el México que queremos, que destruir el
que ya no queremos.