Autor: Ángel Marino Ramírez. Profesor y Músico Venezolano, Isla de Margarita, Venezuela.
Cuando Colón llegó a nuestras costas, con él llegaron muchos males y muchos bienes. Entre los males; las ambiciones europeas y entre los bienes; el idioma español. Ahora, estos dos elementos, ¿en qué lugar desembarcaron? ¿Era América un territorio sin cultura? La respuesta es una negativa tajante, sin embargo como le hubiera gustado al conquistador que fuese así. Sin duda, se habrían ahorrado la destrucción en nombre de la “civilización” y en consecuencia, evitado lo que vino después: una hibridación inesperada, que trajo el nacimiento de la nueva realidad, en donde la literatura jugó un papel protagónico.
Para entrar en materia, es conveniente hacer la siguiente pregunta, ¿por qué hablar de hibridación? Antes de dar la respuesta, me gustaría pasearme por lo siguiente: En América, existía un pueblo, edificaciones, organizaciones sociales, etc. De Europa, llegaron otras formas de ver el mundo. De esta manera, lo más lógico que podía suceder era el fenómeno de mestizaje en todos los aspectos, incluso en la literatura.
Por lo tanto, nuestras letras fueron el producto de una hibridación que ha llevado sobre sus hombros el peso de una herencia ungida de prosa cervantina y verso nerudiano. ¿Ya ven por qué hablo de hibridación? Por otra parte, no faltarán quienes piensen que nuestro idioma es totalmente de los conquistadores. Yo me opongo, y recuerdo una respuesta de Borges en ese sentido, cuando dijo: “Lo siento, yo no soy español, yo, hace ciento cincuenta años tomé la decisión de dejar de ser español”, y es verdad, el idioma que llegó a estas costas se alejó del original; conduciéndonos al Modernismo, al Criollismo, a lo Real Maravilloso y al Realismo Mágico.
Para finalizar, puedo decir que en cada conversación, siento el ritmo africano, la jerga escondida de un Guaiquerí y el aire de una música andaluza. Estas pruebas no son otras, que una crónica legendaria en donde las piedras de los indígenas fueron después las bases de los templos cristianos.
Fuente: Otilca.org