Ven a los de adentro pero no los de fuera. Se ocuparon de otorgar un "singno lingüistico" a los supuestos líderes de las cárceles y no se ocuparon e erradicarlos antes de tomar tanta fuerza. Ahora muchos pagan las consecuencias. El que sean pecadores, no les hacen a todos digno de lo sucedido.
Unas cárceles que triplican el número de reclusos permitidos, tienen que transformarse en la pesadilla de cualquiera. Porque allí apretujados, en total y completa posición de defensa a cada segundo, con una hostilidad y miedo que no se desvanece, es seguro que lo que saldrá de allí querrá seguir siendo lo que le motivó a salir.
Y eso sin caer en repetir acá las aberraciones que a vox populi conocemos y que evidentemente muchos callarán.
Hace poco cayó presa una vecina de quien suscribe por no poder controlar a su hijo, traficante de drogas. Al ser requisada su casa, él negó ser dueño del alijo y la señora, por ser la dueña del inmueble, fue acusada de la tenencia. Le echaron 03 años (muy rápida la sentencia, por cierto).
El hijo se quedó con la casa y es el pran del lugar. Una nueva redada podría comprobar que era él quien tenía la culpa, pero la policía científica ya no se ha ocupado, porque hay una culpable.
¿Y entonces, la justicia dónde está?
Como éste, muchos casos a diario se van suscitando en familias donde: Se gritan, se ofenden, se es permisivo, no se cree en la disciplina, se cree en la recompensa, cual experimento de Pavlov, se obvia el respeto hijos - padres y viceversa. Donde los vicios son reídos al igual que las groserías, donde el machismo es la forma de destacar. Donde el feminismo es la forma de defenderse. Cuando se enseña a pisar para obtener y no se enseña a trabajar en conjunto. Donde sólo se viven de apariencias y modernismo. Donde se creen que por ser humildes, no se debe tener moral y cívica y no se puede obtener cosas bellas de la vida con esfuerzo y respeto.
Con eso y muchas cosas más, de cualquier estrato social, seguirán saliendo los nuevos Pran y su séquito.
No esperen por el gobierno, la ropa sucia se lava en casa.
Unas cárceles que triplican el número de reclusos permitidos, tienen que transformarse en la pesadilla de cualquiera. Porque allí apretujados, en total y completa posición de defensa a cada segundo, con una hostilidad y miedo que no se desvanece, es seguro que lo que saldrá de allí querrá seguir siendo lo que le motivó a salir.
Y eso sin caer en repetir acá las aberraciones que a vox populi conocemos y que evidentemente muchos callarán.
Hace poco cayó presa una vecina de quien suscribe por no poder controlar a su hijo, traficante de drogas. Al ser requisada su casa, él negó ser dueño del alijo y la señora, por ser la dueña del inmueble, fue acusada de la tenencia. Le echaron 03 años (muy rápida la sentencia, por cierto).
El hijo se quedó con la casa y es el pran del lugar. Una nueva redada podría comprobar que era él quien tenía la culpa, pero la policía científica ya no se ha ocupado, porque hay una culpable.
¿Y entonces, la justicia dónde está?
Como éste, muchos casos a diario se van suscitando en familias donde: Se gritan, se ofenden, se es permisivo, no se cree en la disciplina, se cree en la recompensa, cual experimento de Pavlov, se obvia el respeto hijos - padres y viceversa. Donde los vicios son reídos al igual que las groserías, donde el machismo es la forma de destacar. Donde el feminismo es la forma de defenderse. Cuando se enseña a pisar para obtener y no se enseña a trabajar en conjunto. Donde sólo se viven de apariencias y modernismo. Donde se creen que por ser humildes, no se debe tener moral y cívica y no se puede obtener cosas bellas de la vida con esfuerzo y respeto.
Con eso y muchas cosas más, de cualquier estrato social, seguirán saliendo los nuevos Pran y su séquito.
No esperen por el gobierno, la ropa sucia se lava en casa.
