El Accidente cerebrovascular (ACV), ocurre cuando el flujo de la sangre a una parte del cerebro se detiene, cuando el flujo sanguíneo se paraliza por pocos segundos, el cerebro no puede recibir sangre ni oxigeno, causando la muerte de las células cerebrales, siendo un daño permanente.
Los principales tipos de ACV son el isquémico, que ocurre cuando un vaso sanguíneo que baña de sangre al cerebro resulta obstruido por un coágulo de sangre; y el hemorrágico sucede cuando un vaso sanguíneo del cerebro se debilita y se rompe, provocado que la sangre se extienda por el cerebro.
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Algunos de los factores de riesgo del ACV son: la diabetes, el colesterol alto, sobrepeso, la hipertensión arterial, consumir en exceso alcohol, elevada ingesta de sal y grasa, las personas con enfermedades cardiopatías, entre otros. Los síntomas dependen de la parte del cerebro que se vea afectada, pero en términos generales suele iniciar con un dolor de cabeza intenso, cambios en la audición, somnolencia o perdida del conocimiento, torpeza, dificultad para leer o escribir, pérdida del equilibrio, y muchos más síntomas que se pueden presentar.
Los ACV pueden revertirse si se detectan durante las primeras dos horas. Algunas de la medidas para identificar si alguien está sufriendo un ACV pídale que se toque la punta de la nariz con cada dedo índice manteniendo los ojos cerrados y levantando las cejas, chequee si puede tragar saliva o sonreír, solicítele que encoja los hombros y levante las manos, al igual que pronunciar una oración corta sin dificultad; si no logra realizar estas tareas llame a urgencias, es probable que esté sufriendo un ACV.
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Fuente: Venelogía
