El primer análisis a gran escala y de todo el genoma de antiguos restos
humanos provenientes de Oriente Próximo arroja luz sobre las identidades
genéticas y las migraciones de los primeros agricultores del mundo. El
estudio, publicado en la revista Nature, revela tres
poblaciones de agricultores genéticamente distintas que vivieron en el
Cercano Oriente en los inicios de la agricultura, hace entre 12.000 y
8.000 años.
Arado con una yunta de ganado en el antiguo Egipto. Pintura de la cámara de entierro de Sennedjem, de 1200 a.C./ Wikipedia
Un equipo científico liderado por la
Universidad de Harvard en colaboración con el Instituto de Biología
Evolutiva, centro mixto de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha realizado el
primer análisis a gran escala y de todo el genoma de antiguos restos
humanos provenientes de Oriente Próximo. Los resultados arrojan luz
sobre las identidades genéticas y las migraciones de los primeros
agricultores del mundo.
El estudio, publicado en la revista Nature, revela tres
poblaciones de agricultores genéticamente distintas que vivieron en el
Cercano Oriente en los inicios de la agricultura, hace entre 12.000 y
8.000 años: dos grupos recién descritos en Irán y el Levante, y un grupo
ya conocido en Anatolia, en lo que hoy es Turquía. Según los
resultados, fueron las revolucionarias tecnologías agrícolas las que se
extendieron por toda la región y no los grupos de personas que vivían
allí.
Tres poblaciones de agricultores genéticamente distintas vivieron en el Cercano Oriente en los inicios de la agricultura
"Algunas de las primeras agriculturas se practicaban en el Levante,
incluyendo Israel y Jordania, y en las montañas Zagros de Irán, zonas
fronterizas de la región conocida como Media Luna Fértil," afirma Ron
Pinhasi, profesor asociado de arqueología en la Universidad de Dublín y
coautor del estudio. "Queríamos averiguar si estos primeros agricultores
eran genéticamente similares entre sí o entre los
cazadores-recolectores que vivieron allí antes, para saber cómo se
produjo la primera transición agrícola del mundo."
Esta investigación da un giro a los conocimientos que se tenían hasta
la fecha sobre la herencia genética de las personas que habitan el
oeste de Eurasia. Según el análisis, éstas parecen descender de cuatro
grandes grupos: los cazadores-recolectores provenientes de la actual
Europa occidental, los cazadores-recolectores del este de Europa y la
estepa rusa, el grupo agricultor de Irán y el grupo agricultor de
Levante.
"Hemos descubierto que la población relativamente homogénea que
puebla hoy el oeste de Eurasia (Europa y el Cercano Oriente),
antiguamente se formaba por grupos de personas muy estructurados, tan
diferentes entre sí como lo son hoy en día los europeos de los asiáticos
del este," comenta David Reich, profesor de genética en la Escuela
Médica de Harvard (HMS) y coautor del estudio.
"A medida que fue pasando el tiempo, las poblaciones de Oriente
Próximo fueron mezclándose entre ellas y emigraron hacia las regiones
circundantes para juntarse con las personas que vivían allí, hasta que
estos grupos inicialmente muy distintos se volvieron genéticamente muy
similares", añade Iosif Lazaridis, investigador de genética de la HMS y
primer autor del estudio.
La expansión de la agricultura
La avanzada tecnología del ADN antiguo permitió a los investigadores
reunir información genómica de alta calidad a partir de 44 individuos de
Oriente Próximo que vivieron hace entre 14.000 y 3.400 años:
cazadores-recolectores anteriores a la agricultura, los primeros
agricultores y sus sucesores.
Las poblaciones de Oriente Próximo fueron mezclándose y emigraron
hacia las regiones circundantes para juntarse con las personas que
vivían allí.
En el estudio se compararon los genomas mencionados con los de unos
240 antiguos individuos de las regiones cercanas y los de casi 2.600
personas de la actualidad. David Comas, investigador del IBE y actual
director del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud de la
UPF, ha participado en el análisis de los genomas de las personas
actuales, residentes en la zona del Mediterráneo. “La comparación de los
datos de ADN antiguo con datos actuales de Europa y Oriente Medio nos
ha permitido reconstruir la historia de los ancestros de las poblaciones
humanas que ocuparon estos territorios. Esta comparación es esencial ya
que las poblaciones que ocupan actualmente un territorio quizás no
representan a aquellas que lo ocuparon en tiempos pretéritos debido a
las múltiples migraciones de nuestra especie”.
Los resultados han descubierto que los primeros agricultores del
Levante, Irán y Anatolia eran genéticamente distintos. Sin embargo, los
agricultores del Levante e Irán eran genéticamente similares a los
primeros cazadores-recolectores que vivieron en las mismas regiones.
Estos resultados sugieren que la agricultura se extendió por el Próximo
Oriente gracias a que las personas inventaron o adoptaron tecnologías
agrícolas y no por un reemplazo de la población.
"Tal vez uno de los grupos domesticó a las cabras y otro inició el
cultivo del trigo, y las prácticas se compartieron de alguna manera",
comenta Lazaridis. "Cada población contribuyó a alguna de las facetas
que llevaron a la revolución de la agricultura y todas ellas dieron su
fruto."
Estos hallazgos cuentan una historia diferente de lo que los
investigadores creen que sucedió más tarde en Europa, cuando los
primeros agricultores emigraron desde Anatolia y reemplazaron a los
cazadores-recolectores que habían estado viviendo allí.
Mezclar y emparejar
Durante los siguientes 5.000 años, los grupos agrícolas de Oriente
Próximo se mezclaron entre sí y con los cazadores-recolectores en
Europa. "Toda aquella extraordinaria diversidad se derrumbó", señala
Reich. "En la Edad de Bronce las poblaciones tenían ancestros de muchas
fuentes y pero en términos generales se parecían a los de hoy en día."
Tal vez uno de los grupos domesticó a las cabras y otro inició el
cultivo del trigo, y las prácticas se compartieron de alguna manera.
Los investigadores también han podido determinar cómo los
descendientes de cada grupo de agricultores primerizos contribuyó a la
ascendencia genética de las personas de diferentes partes del mundo: los
agricultores relacionados de Anatolia se esparcieron por el oeste de
Europa, los de Levante se mudaron hacia el este de África, los de Irán
fueron al norte en la estepa rusa, y los agricultores de Irán y los
cazadores-recolectores de la estepa se propagaron hacia el sur de Asia.
Según Pinhasi, el Cercano Oriente era el eslabón que nos faltaba para
entender muchas migraciones humanas".
Por último, el estudio ofrece algunas pistas más sobre una población
hipotética y aún más antigua llamada los “euroasiáticos basales”, una
rama temprana y divergente del árbol familiar de los humanos que viven
fuera de África, cuya existencia ha sido deducida por Lazaridis a partir
de los análisis de ADN pero cuyos restos físicos no han sido aún
encontrados. "Cada grupo del antiguo Oriente Próximo parece tener un
ancestro euroasiático basal - hasta alrededor del cincuenta por ciento
en los primeros grupos", señala Lazardis.
Para sorpresa de los investigadores, los análisis estadísticos
sugieren que los euroasiáticos basales no contienen restos de ADN
neandertal. Otros grupos no africanos tienen al menos un 2% de ADN
neandertal. El equipo cree que este hallazgo podría explicar por qué los
eurasiáticos del oeste tienen menos ADN neandertal que los asiáticos
del este, a pesar de que se sabe que los neandertales han vivido en el
oeste de Eurasia.
"Al mezclarse con los euroasiáticos basales puede haberse diluido la
ascendencia neandertal de los euroasiáticos del oeste que tendrían
ascendencia de antiguos agricultores de Oriente Próximo", comenta Reich.
"Los eurasiáticos basales podrían haber vivido en partes de Oriente
Próximo sin entrar en contacto con los neandertales". De cara al futuro,
Pinhasi comenta que están "ansiosos por estudiar restos de las primeras
civilizaciones del mundo, anteriores a las muestras analizadas en el
estudio. Las personas sobre las que todo el mundo lee en los libros de
historia están ahora al alcance de nuestra tecnología genética”.
Referencia:
Lazaridis, I. et al. Genomic insights into the origin of farming in the ancient Near East. Naturehttp://dx.doi.org/10.1038/nature19310 (2016).
Zona geográfica: España
Fuente: SINC
Agroalimentando.com