Leí un
aviso sobre un curso de ingles para niños y rememoré la importancia de su aprendizaje. Caí en cuenta que la
base es el minimizar las limitaciones, para que en la construcción de momentos
y en el suceder de las pequeñas y grandes cosas, dichos conocimientos sean
revalorizados con el transcurrir de la vida.
Entonces me fui a mi infancia. Mi madre me
acompañaba a ver las caricaturas y series, tanto para explicarme lo que era
ficción, lo que era factible y el porqué a veces los títulos no se
correspondían con lo que allí se leía, basados en la adecuación con nuestro
continente, el occidente y más enfocado en la cultura latina, para así entender
mejor.
Ella, con sus conocimientos básicos en
inglés, me iba orientando. Paulatinamente en primaria usaba el libro HELLO!,
que era más de figuras, identificar objetos y personas y las conjugaciones como
el famoso verbo TO BE (Ser y Estar). En el liceo, utilizaba el Better English y
luego la serie de Mota and Espidel, adecuados al programa escolar, pero no
enfocados en que aumentáramos nuestros conocimientos como lo enfocaría un
centro especializado de idiomas, para adultos, jóvenes y con énfasis en la
infancia, como el citado curso de inglés que vi en aquel aviso.
Romper las limitaciones, para mí, es poder
comunicarse, entender, aplicar, ajustar. Soy amante del doblaje de series y
películas y sé que hay expresiones propias de USA y Gran Bretaña que uno debe
adecuar. Eso se hace aprendiendo el idioma inglés con mentalidad y planeación similar
a la que aprendimos nuestra lengua materna.
Poder entender una página web en inglés;
las explicaciones y alcances de la aplicación que deseamos descargar en nuestro
teléfono; poder alejarnos del televisor cuando vemos una película en inglés y
no perdernos los diálogos oyéndolos desde lejos; aprendernos esa canción que
deseamos dedicar a alguien; sentir holgura al viajar a un país anglo; poder
ayudar a otros en sus tareas y no tener dificultades en esa materia en nuestro
pasar por la educación básica, media, diversificada y universitaria. Tantas
ventajas que eliminan a cualquier "pero...", con el que alguien quisiera responder.
No es un idioma sólo para el mundo, sino
para la vida. Por ello vale la pena aprenderlo. Se hace un gusto que refuerza
nuestra visión del mundo, el poder relacionarnos con los demás, poder alcanzar
sitiales dignos que nos hagan tener una vida solvente, digna, agradable, sin
que con esto quiera yo menospreciar el aprendizaje de cada quien, al contrario,
hablo de un elemento más para sumar a su propio éxito.
Así como se les enseña a caminar, andar en
bicicleta, nadar, comportarse, volar papagayos, jugar béisbol o fútbol, a los
niños en enseñarles el inglés, se les dice de forma sutil y tangible, que son
ciudadanos del mundo y tienen derecho de disfrutar de él con conocimiento,
fluidez y sesgando las falsas barreras de las limitantes. Bríndeles la
oportunidad, tal cual puede usted hacerlo ya a la edad que tenga. Al tiempo
sólo se le gana haciendo, disfrutando y no creyendo que perderemos contra él,
perdemos es contra nosotros mismos si nos limitamos.