Recibido en mi correo humoristech@hotmail.com,
a disposición por igual para ustedes,
este blog es un medio alternativo
Sinceramente el domingo 14 de Abril cuando el CNE anunció sus cifras
la mía era una sorpresa monumental: para mí era elocuente que estuviésemos por
encima de los 7 millones de personas, somos más de 7 millones que de un modo u
otro llegamos hasta este punto. Particularmente no me interesa - eso se lo dejo a los estadistas- si éramos Ni-Ni,
opositores radicales o volteados del chavismo… Y sinceramente hoy por hoy creo
que ya superamos con creces esa cifra porque las costuras de la “revolución
bonita” son notorias y la actuación reciente de sus enchufaos ha sembrado
serias dudas en más de un corazón de la patria.
En estos últimos días me he dedicado a leer a hermanos y hermanas de
distintas corrientes y la conclusión es que podemos proclamarnos bolivarianos o
caprilistas, pero a todos nos ha tocado hacer colas interminables para hacer
mercado; enfrentarnos a la burocracia más indolente de todos los tiempo solo
para un simple trámite; acercarnos a buscar ayuda de la mano de personeros del
gobierno enchufaos quienes nos esquivan con apáticas sonrisas; que nos pidan la
inscripción, colaboración o participación en el partido de gobierno para
acceder a cualquier beneficio… en suma un calvario que no discrimina posición
política.
En mi caso particular puedo narrar dos situaciones cumbres: primera,
el año pasado mi mamá se enfermó del corazón y la operación era carísima y su
seguro de jubilada como maestra no cubría ni la tercera parte del costo, bueno
mi mamá es chavista de corazón de esas de la de “rodilla en tierra” y nos
respetamos mutuamente porque entendemos que nuestra familia está por encima de
cualquier revolución.
Oye – me dicen mis primos chavistas – anda ve a hablar con el
gobernador fulano o la diputada zutana que ellos ayudan a la gente. Ok – me
digo – mi mamá es chavista de las buenas no habrá problemas… Nunca jamás llegó
la anhelada ayuda, oh sí 4 meses después de ya haber podido operar a mi mamá y
una semana después de iniciar la campaña por las gobernaciones nos llamarón del
despacho del solícito gobernador… Tranquilos chavistas mi mamá es leal a Chávez
y – creo – que aún vota por la revolución... Pero era el momento de ganar mi
voto y no evidentemente, no ganaron mi voto.
La otra situación es más compleja y abrasiva: tengo más de un año
desempleada (si tuve que dejar mi trabajo para poder atender a mi mamá). Eso sí
no ha habido sitio donde no he dejado mi resumen curricular, incluso
dependencias públicas, he viajado a Caracas, he dejado correspondencias en
TODOS los despachos, he escrito cartas, he llenado formularios en Internet…
pero las empresas privadas parece que estuvieran paralizadas “por lo que
vendrá” y los entes públicos son monstruos insensibles e indiferentes entrenados
en sellarnos el papelito de recibido y despacharnos velozmente.
Y estas son sólo dos historias de porque somos más de 7 millones,
también podría contarles la de mi hermano y mi cuñada, pero eso haría demasiado
larga mi intervención, más bien cuéntenme ustedes cuáles son las suyas… Porque
si cada uno de nosotros es una historia, cada uno es un voto, señores por eso
crecemos más y más cada día porque estas situaciones no son la excepción, son
la regla hoy día.
Creo que merecemos evolucionar y progresar, creo que nos merecemos un
país unido porque al final de cuenta todos somos venezolanos.
Por Jennifer Villavicencio
@MissPatilla