Logo oficial de la cuenta en Twitter de @RadioRochela la forma de aún mantenerla viva entre quienes con bien la recordamos y añoramos ->
Me resulta un evento “en alto contraste” escribir del humor con tristeza. Siempre lo he defendido como algo serio, porque el humor eso es.
Para miles de venezolanos, amantes de las artes afines a la risa (humorismo escrito, comedia, imitación, ventriloquía, humor de voz, música humorística, teatro, mímica y más reciente los usos multimedia o de redes sociales como medio y forma), pues para todos ellos –y me cuento- fue, es y será la Radio Rochela, la escuela del buen humor venezolano.
En diciembre de 2002, cuando el llamado “paro petrolero” al cual yo llamo el “paro necesario” porque fue definitivo para saber quién era quién, qué defendía y cómo actuaba, no sólo se desquebrajó la línea político-social, también se desquebrajó el humor nacional, el caballito de pelea ante la adversidad que desde X cantidad de años ha sido nuestro característico.
Eso lo vemos en el desmembramiento de l Radio Rochela, algunos por defender su ideología, como Pedro Soto “El Gato” (+), Nené Quintana, Yajaira González, Yeyo, entre otros que abandonaron RCTV por no estar con el llamado “proceso revolucionario”. En recompensa por ello, les fue dado un espacio en VTV para crear un programa humorístico en el cual harían chistes de los que no están con el gobierno. Tenían material, tenían la habilidad y el canal simplemente los utilizó y pateó, porque el humor no es necesario.
Le gente prefiere ver ¡Aló Presidente” y oír los chistes y manejos de Hugo Chávez con el lenguaje coloquial venezolano, incluyendo anécdotas como aquella vez que quería hacer pupú y el pueblo lo detenía, aparte de unos perros que no le daban el paso, etc. (pueden buscarlo en YouTube).
Luego llegó la defenestración de “Cheverísimo” que si bien no era de la talla de Radio Rochela, tenía escritores e histriones que remedaban a la perfección al gobierno actual. Cuando Gustavo Cisneros le vendió el alma de Venevisión a Chávez, este programa se fue a la tumba. Y más dolía porque Rolando Salazar imita al Presidente a la perfección y la lengua inquieta del mandatario da material casi a diario.
Con la salida del aire de RCTV y RCTV Internacional, la Radio Rochela dejó de ser la ventana de realidades en el humor. Aunque ya venía languideciendo por la salida de Emilio Lovera ante la actitud beligerante de RCTV en hacer mejoras al programa y sus actores. Esto -supongo-, quizás motivado al tema político partidista como base y principio.
Ya en este instante no queda humor del bueno en la televisión venezolana. Los comediantes que salieron de la Radio Rochela a Venevisión están supeditados a hacer chistes de locas, ver a modelos mostrar su lencería, a chistes reciclados.
El humor venezolano es uno de los más avanzados en Latinoamérica, por la forma de “asociación a lo real, quizás influenciado por el humor de las series americanas. Pero con una chispa y desparpajo, además de un uso de la voz y matices que le permite ser más neutro y más accesible al mundo (esto siempre fue el problema de la internacionalización de la Radio Rochela, mucho humor para Venezuela y poco para ser universal, algo extraño porque el humor es un idioma del mundo).
De esto último sacó provecho Venevisión hace años con el programa “Bienvenidos” que manejaba Miguel Ángel Landa, sobre un programa que le usurpó al recientemente fallecido Bienvenido Roca; la internacionalización del chiste le ganó adeptos en muchos países, algo que acá jamás consiguió.
¿Qué nos queda de humor ahora? “A Qué Te Ríes”, programa donde siguen queriendo mantener como imagen de galán cómico a Wilmer Ramírez, cuando él mismo se ha truncado el talento humorístico con su yoísmo. Y un elenco de verdaderos comediantes, que está trancado por un canal lleno de limitantes para no ser fustigado por el “gobierno socialista venezolano”.
Por otro lado, el programa más humillante (en predios del dizque humor), llamado ¡Qué Locura!. Una cámara indiscreta tan cobarde que no se atreve a salir a las calles a bromear como es el alma de este tipo de programas típico a nivel internacional. Todo se basa en palabras pedantes (con una voz netamente desagradable) y humillar las aspiraciones laborales de actores nacionales y artistas invitados.
Enseñar a burlarse para divertir a algunos en base a la humillación de otros, no es humor. Tendrían que influir muchos elementos para que ello sea así y ese programa no los tiene.
La panacea
Hay muchísimo talento esperando por hacer humor. Se preparan de manera auto-didacta y con el ejemplo de quienes han sido predecesores. De allí ha surgido una generación relajante en el formato de “StandUp Comedy” a lo criollo, que con el elemento de la grosería (que en algún momentos NOS debemos quitar), recrea otras situaciones para desestresar a un público ya agotado de política. En Canal I los sábados y domingos a las 11 hay un programa para ello, que los comediantes han sabido a bien valorar.
En todas las ciudades se está usando ese formato para el humor. Caso especial el Zulia que en su programación regional sí incluye a sus cuenta chistes, porque es parte de su idiosincrasia. Lástima que en las otras ciudades eso no sea así, salvo la radio, como el programa de Luis Chataing en La Mega a nivel nacional, “A Fullchola” con Juan Manuel Laguardia por Fiesta 106FM; “El Vacilón” por la 88.5FM en Aragua con Elvis Vílchez y Chachito y “La Lavativa de la Mañana” por Radio Activa en Maturín, Estado Monagas con Jonny El Vernáculo.
En materia de impresos, en junio se nos fue “El Camaleón” con la partida de Manuel Graterol “Graterolacho”. Apenas se cuenta con la columna de Jaime Ballestas (Otrova Gomas) en Últimas Noticias, Laureano y Zapata (entre otros) en El Nacional; aparte, algunos caricaturistas en diarios regionales o nacionales como Pam-Chito, Weil, Edo, Yayo, etc.
Es difícil calar con el humor impreso porque la gente piensa que todo es más contra la política o un copia y pega de internet. Lo estoy viviendo con mi boletín “El Humoristech Impreso”, que no posee anunciantes o muchos lugares de distribución por miedo “a tener problemas con el gobierno por subversivos u opositores”.
Otra línea de defensa en el mancillado humor nacional son las webs como “El Chigüire Bipolar”, la web de Laureano Márquez, Aerogaby y –modestia aparte- Humoristech sin CIA de éste servidor. Además se une el Alejandro Sánchez show, humor geek y ácido, nacido en el Zulia.
Prefacio
Siempre el venezolano conseguirá cómo reír, sea de la sinceridad, realidad o frustración. Ya sabemos que con la ley Resorte, tan absurda e impráctica, los medios grandes no serán la forma. Hay que hacer un tipo de “humor de calle” el contacto con la gente, sin que sea sólo pagar para oírnos. El humor en la sociedad es lo factible en estos instantes. No existe el “humor socialista” como el que quiere el gobierno para reírse de lo que hacen los otros para cubrir sus fallas.
Hay que educar, informar y entretener entre chiste y chiste, aplicar la cruda frase: “Con paciencia y saliva…”. El mejor humor es el que hace pensar y reír a su vez o en otro orden, pero siempre juntos. Hasta en el absurdo se consigue sin saberlo, por algo nos identificamos con un programa de humor mexicano que ya es del mundo, El Chavo y su par El Chapulín, ya que el mismo enseñó a reírse de sí mismos, sin temer al qué dirán.
Y sí aun desea leer más, vean este artículo de la gran escritora humorística Yajaira González, titulado “EL HUMOR HA MUERTO, VIVA EL OSCURANTISMO” de donde nació este post y que sabe en carne propia los padeceres de intentar hacer humor en la revolución venezolana, lo que yo llamo “golpe directo a la libertad de expresión y limitación al potencial del pensamiento y acción”