Si te hago la siguiente pregunta:
“¿Cómo te sientes?”, seguro que me dirás que te sientes bien. Es lo que solemos
responder la mayoría de nosotros cuando nos preguntan, simplemente, porque
sabemos que es lo que debemos decir.
Esta forma de actuar como
si no pasara nada suele dificultar que conectemos con las otras personas
de forma efectiva porque detrás de cada mensaje que transmitimos hay un gesto,
tono o mirada que contradice lo que decimos con palabras. Si te ocurre esto con
frecuencia, sigue leyendo y aprenderás cómo mejorar tu forma de comunicarte.
Cada día nos suceden
acontecimientos más o menos importantes que hacen que la respuesta de “me
siento bien” sea demasiado subjetiva. Me refiero a que discuten con la pareja, tenemos problemas laborales, nos preocupan nuestros hijos o estamos enfermos. Pero
si nos preguntan, nosotros decimos que estamos bien…
La importancia de saber cómo te sientes
Cuando se forma parte de un
grupo, lo normal es que con el fin de que todos los miembros se sientan bien,
tratemos de aparentar que lo tenemos todo bajo control, que siempre estamos
felices y que no hay problema alguno.
Sin embargo, no siempre es
así y nosotros lo sabemos. No lo expresamos, no trabajamos en nuestras
emociones y luego, sí que nos extraña que nuestra pareja, nuestros hijos y
nuestros compañeros de trabajo no nos comprendan. Pero… ¿Cómo van a
comprendernos si ni siquiera nosotros sabemos lo que nos ocurre?
Debemos aprender a
comunicarnos
Nos solemos relacionar
desde estados emocionales intensos y poco conscientes que nos dificultan la
posibilidad de comunicarnos afectivamente de forma equilibrada.
La mayoría de los problemas
que ocurren en las familias, los equipos de trabajo y los grupos de amigos son
producto de una suma de malentendidos y prejuicios que cada uno de los miembros
tiene hacia los otros. Este tipo de situaciones se pueden evitar si aprendemos
a manejar nuestras emociones de forma positiva.
Aprendiendo a comunicar
nuestras emociones
Llamamos emociones al
reflejo de un estado interno que comunicamos a los demás de forma externa.
El problema, es que al
expresar nuestras emociones no solemos tomar en cuenta que los demás también
tienen emociones. Pero te lo aseguro: todo el mundo experimenta muchas
emociones en todo momento (sea consciente o no).
Cuando se trata de educar
en familia, los padres y madres suelen presentar muchos problemas en el manejo
de las emociones porque encuentran difícil compaginar su vida personal como
adultos con la dinámica de la pareja o la familia en su conjunto. Por eso es
fundamental que conozcan formas efectivas de comunicarse afectivamente.
Las claves para la
comunicación familiar
Para conseguir que la
comunicación familiar (o en cualquier grupo) sea un éxito sólo hay que seguir
estos sencillos pasos:
1º Observar nuestros estados emocionales y los de
nuestra pareja e hijos.
2º Pensar en cómo podemos
transmitir los mensajes para que nos comprendan.
3º Actuar de forma
coherente con lo que hemos observado y planeado.
4º Evaluar constantemente
nuestras intervenciones comunicativas.
Menos información = mejor
comunicación
Aunque controlar todos los
parámetros para comunicarnos de manera efectiva puede parecer muy complejo, en
realidad no lo es. Fíjate en que muchas veces llevamos a cabo un análisis
similar en situaciones que consideramos “más controladas”, como una reunión de
trabajo con un cliente. Esto ocurre porque:
- No solemos tener mucha
información sobre el cliente, y por lo tanto, no tendremos muchos estereotipos
que contaminen nuestra percepción y confundan nuestra forma de expresarnos.
- Tenemos muy claro que
nuestros problemas personales debemos dejarlos fuera de la sala de reuniones si
queremos que éstas tengan éxito.
¿Ves qué fácil? Pues en
realidad es lo mismo con la familia, con la pareja y con los compañeros de
trabajo, lo que pasa es que resulta un poco más complejo porque no se trata de
relacionarnos con sólo un cliente con sus características específicas, sino con
varios.
Pero cuando terminamos una
reunión con un cliente, también realizamos una evaluación de la misma, ¿no?
Esto lo hacemos porque queremos mejorar como profesionales.
Mi planteamiento, y el de
la Neurobiología Interpersonal, es que siempre realicemos una evaluación de
nuestras emociones antes y después de comunicarnos con los otros. Así, podremos
conectar mejor con ellos y comunicarnos de forma empática y equilibrada.