Para el catedrático de Psicobiología Ignacio Morgado, autor
del libro “Aprender, recordar y olvidar” (Ariel), no está clara la capacidad de
almacenamiento de información del cerebro humano, pero afirma que existen
estimaciones que le atribuyen entre 1 y 1000 terabytes, TB.
Sin embargo, a pesar de la gran capacidad de nuestro “disco
duro” tendemos a olvidar recuerdos e informaciones. Aquí encontrarán diez pasos
infalibles para extender la vida útil de tu memoria.
1. Practicar sistemáticamente el recuerdo de lo aprendido:
Este es un proceso activo que no solo sirve para evaluar lo aprendido sino
también para seguir aprendiendo, ya que se descubrirán otros aspectos de la
misma materia.
2. Guiar el aprendizaje con preguntas: Lo que se obtiene es
generar memoria a largo plazo y funciona mucho mejor que estar repitiendo la
materia en forma casi inconsciente. Además, será importante no solo hacerlo en
forma oral sino que también escribir y redactar las respuestas.
3. Determinar la mejor hora del día para aprender: Los ciclos
circadianos son de vital importancia. Para determinarlos, basta con poner
atención a qué hora del día uno se siente más despierto y con mayor capacidad
de atención y actividad.
4. “Memoria de trabajo”: Es una función cerebral para
aprender y adquirir nuevos conocimientos y habilidades y está muy relacionada
con la inteligencia fluida, la capacidad de razonar y resolver problemas nuevos
con independencia del conocimiento previamente adquirido.
5. La lectura: Es la actividad intelectual que mayor potencia
tiene sobre las capacidades mentales. “Al leer se requiere poner en juego un
importante número de procesos mentales, entre los que destacan la percepción,
la memoria y el razonamiento. El libro es un gimnasio asequible y barato para
la mente y debería incluirse por ello en la educación desde la más temprana
infancia y mantenerse hasta la vejez”, recalca Morgado.
6. Deporte y actividades físicas: Es la más milagrosa porque
actúa directamente en el cerebro y las neuronas, promoviendo y aumentando la
cantidad de sustancias neurotróficas, como el BDNF, que incrementan la
plasticidad sináptica, la neurogénesis y la vascularización del cerebro. Es
decir, actúa como un desengrasante del cerebro.
7. Potenciar el error de la predicción: Se hace para
facilitar el aprendizaje y consiste en asociar lo que se quiere recordar a un
estímulo emocional.
8. La actividad intelectual a lo largo de la vida: Sirve para
aumentar la memoria de la vejez y se ve potenciada con la lectura, escritura y
la participación en cualquier actividad que estimule el cerebro. La idea es
disminuir las consecuencias negativas del envejecimiento. “Cuanto antes
empecemos, ¡mejor!”, anima el español.
9. Aprender otro idioma: Se recomienda partir en la infancia
temprana porque otorga importantes ventajas a la hora de aprender y formar
memorias consistentes. Pero también ayuda a tener mayor capacidad de cognición
ejecutiva, es decir, de ejecución mental y se protegería contra la
neurodegeneración en la vejez.
10. Un poco de estrés: Las situaciones emocionales y
estresantes activan el sistema nervioso y el endocrino. “Las hormonas, como la
adrenalina, la noradrelina y los glucocorticoides, liberadas en la sangre de
las personas en situaciones emocionales o de estrés moderado pueden contribuir
también a la facilitación tanto de memorias implícitas como explícitas”,
explica el experto. No obstante, distingue que el estrés crónico junto con la
elevada y persistente concentración de glucocorticoides en la sangre, provocan
muerte neuronal y pérdida de espinas dentríticas en las neuronas de la corteza
cerebral, lo cual dificultan considerablemente el aprendizaje y la memoria.