La
historia de la humanidad, ha mostrado especial énfasis en los vestidos,
tocados y maquillaje de las damas en las bodas. Lo han denotado como su día
especial o más maravilloso.
Sí bien,
para grandes dignatarios desde dichos comienzos de la historia hasta nuestros
días, su vestimenta ha sido primordial, tan especial es ese día en la vida del
hombre, como también lo es su vestimenta.
El
hombre que sabe de elegancia y que desea una prenda con doble significado
especial, tanto estar hecha a su figura como estrenarla el día que se desposa
con su amada. Por ello, millones de hombres evitan el alquiler del traje y
prefieren mandarlo a hacer o ajustar uno en un excelente lugar.
Porque solicitar
el servicio de sastreria a medida es
encargar la movilidad, practicidad, elegancia y personalidad en forma de
cortes, telas y estilo.
Un señor
sastre está en una sastrería de renombre; dicho nombre no lo hace su tamaño,
sino tres elementos:
1) El diseño,
criterio, toma de medidas, comunicación y acabado de las piezas y la
responsabilidad en la entrega de las mismas; esto es más importante que su
precio.
2) Los comentarios
de los clientes a sus allegados que confirmen la publicidad que se les ha
realizado en medios tradicionales. Dichas recomendaciones han mantenido la
vigencia de los sastres desde los mismos inicios de la humanidad y en todas las
culturas.
3) a
tecnología, aliada incondicional de quienes hacen las cosas de bien a
excelente; mostrando y propulsando los modelos, servicios y reafirmando el
profesionalismo de la casa de sastrería.
Una boda
es un compromiso de mostrar lo mejor de sí, de por vida, en pareja y como
familia. Colocar en un traje la elegancia, el porte, el cuidado y las ganas de
lucir para su novia y ya esposa como un hombre de mundo, es el fortalecimiento
del compromiso y muestra a un verdadero caballero.
Los
trajes a medida hechos para el día de su boda, como dijimos antes, son trajes
que quedan para siempre. Sea un Frac, Chaqué, el incomparable y universal
Smoking, el siempre confiable Terno (conocido como Paltó en Venezuela) y en
toques más modernos el Traje Cuello Mao o Mandarín, Traje con Blazer o para los
venezolanos más tradicionalistas, el galante Liquiliqui, esas prendas se
ajustan al cuerpo con las manos hábiles y comprometidas de un profesional de la
sastrería. Y si el cliente quiere una novedad “de la casa”, pues ¡honor al
sastre!; y sí quiere un diseño propio para que sea creado, ¡honor del sastre
lograrlo!
Sin distingos
Actualmente
los trajes a la medida han tomado nuevos aires ya que la comunidad lésbica y la
comunidad gay, en sus matrimonios, muestran su elegancia y compromiso con
trajes hechos a la medida, con coretes a su gusto y en colores por ellos y
ellas seleccionados. Los trabajos de sastrería, en medidas y cortes se hacen
retos y mejoramientos para éste ancestral arte.
Un mercado
que no discrimina, en el que el cliente tiene la razón, el gusto y la palabra
de formas, colores, telas y fines de uso. En las manos de hombres y mujeres
profesionales de la sastrería quedan la armonía de las líneas y la
conjugación de los detalles que requieren estas prendas, mejorando su
capacidad de observación y su agudeza; despertando sus sentidos con la
apreciación estética de la moda como arte, cuando aplican a las
telas sus maneras de realizar estos tipo de prendas sumando las
técnicas que se aplican tanto a nivel artesanal como industrial.
Tanto
sastre como cliente entran en una comunión que les hace coincidir en la
importancia de respetar la disparidad y diversidad de conformaciones del
cuerpo humano y la incidencia que posee en la visualización de un
atuendo, donde el profesional es ampliamente capaz de generar líneas acordes
para mejorar la imagen del cliente.
Una
boda es para el novio de verdad, el sello del compromiso y el legado de amor. Su
mejor y más galante vestir con gusto ha de exhibir.