Cada quien es arquitecto
de su propio destino. Al menos en lo laboral esa sentencia aplica y, teniendo
los conocimientos teóricos, y/o prácticos e incluso empíricos, la
disponibilidad y el cómo ofrecer su potencial a las empresas, es absurdo no
atreverse. Y en el campo de la maquinaria para la construcción, también
existe viabilidad.
Claramente es algo que no
todos pueden lograr solos, pero sí en sociedad e incluso aplicando el
cooperativismo. Poder realizar trabajos privados a las personas afectadas por
la falta de la obra pública gubernamental, ha sido efectivo en países europeos
y asiáticos, incluso se nota con la ayuda particular en países africanos y los
países libertarios como Argentina o socialistas como Chile, aplican tales
modelos.
Las máquinas de construcción
no son solamente aquellas gigantescas, podemos por igual ver a las medianas y
pequeñas que hacen del trabajo pesado, algo ligero. Y cada vez más observamos
que negocios de venta de maquinaria pesada en Cuauhtemoc Chihuahua y ciudades
mexicanas o países centroamericanos, tienen una plantilla creciente de
solicitante por parte de particulares para adquirir máquinas de construcción
pesada o semipesada.
¿Qué implica ello?, la
gente quiere que sus servicios sean tomados mejor en cuenta y poder captar la
atención de las grandes empresas para actuar como sus franquiciantes y que las
comunidades e incluso los entes gubernamentales, le tengan presentes como mano
de obra profesional e integral para adecuaciones precisas o incluso, proyectos
urbanísticos.
La maquinaria para la construcción toda, es ahora más asequible para particulares
Durante décadas, las
máquinas de construcción han sido símbolo de poder industrial, reservadas para
empresas con grandes presupuestos y proyectos de infraestructura. Excavadoras,
retroexcavadoras, mezcladoras de concreto y compactadoras parecían fuera del
alcance de cualquier particular. Sin embargo, en los últimos años, este
paradigma ha comenzado a cambiar. La democratización del acceso a maquinaria
pesada está en marcha, impulsada por la innovación tecnológica, el mercado de
segunda mano y nuevos modelos de alquiler.
Tecnología más compacta, precios más accesibles
La miniaturización y
eficiencia energética han permitido el desarrollo de versiones compactas de la maquinaria
para la construcción tradicional. Por ejemplo, las miniexcavadoras eléctricas son
más pequeñas y fáciles de operar y también tienen precios significativamente
más bajos que sus contrapartes industriales. Esto ha abierto la puerta a
particulares que desean realizar proyectos de autoconstrucción, paisajismo o
mejoras en terrenos rurales sin depender de la obra pública.
Además, el auge de la
maquinaria eléctrica ha reducido costos operativos: menos mantenimiento, menor
consumo de combustible y menos emisiones. Para un particular, esto representa
una inversión más sostenible y manejable a largo plazo.
El mercado de segunda mano y la economía circular
El mercado de la maquinaria
para la construcción usada ha crecido exponencialmente gracias a plataformas
digitales que conectan vendedores y compradores de forma directa. Equipos que
antes se depreciaban sin utilidad ahora encuentran nueva vida en manos de
particulares con precios inferiores que no van en desmedro de su calidad,
siempre dependiendo del tipo de máquina y su estado.
Este fenómeno también se
relaciona con la economía circular: reutilizar maquinaria reduce el impacto
ambiental y permite que más personas accedan a herramientas que antes eran
exclusivas.
Alquiler de maquinaria para
la construcción por horas o días: flexibilidad total
Una de las tendencias más
revolucionarias es el alquiler de maquinaria por tiempo limitado. Diversas empresas
en América Latina ofrecen modelos de alquiler por horas, días o semanas, con
entrega a domicilio y asistencia técnica incluida. Esto permite a particulares
ejecutar proyectos puntuales sin necesidad de adquirir equipos costosos.
En Venezuela, por
ejemplo, algunas cooperativas y emprendimientos locales han comenzado a ofrecer
retroexcavadoras y mezcladoras por jornada, facilitando la autoconstrucción en
zonas rurales o periurbanas. También para ello sirve el adquirir maquinaria para
la construcción, para poder subarrendar a las personas necesitadas, un negocio
en el que “tú te ayudas y yo me ayudo”.
Retos y consideraciones
Aunque el acceso ha
mejorado, aún existen barreras. El conocimiento técnico para operar estas
máquinas, los permisos municipales y los riesgos de seguridad son factores que
deben considerarse. Además, la inflación y la volatilidad económica en algunos
países pueden dificultar la adquisición o el mantenimiento de estos equipos. Pero
existiendo planes, apoyo mutuo entre personas afines al proyecto y necesidades,
¿Cuáles son las excusas para no ir labrando el camino poco a poco y crear las
bases de un porvenir, como se hace con una obra en la que se utiliza maquinaria
para la construcción?
La asequibilidad de las máquinas de construcción para particulares representa un cambio económico y cultural que empodera a individuos para transformar sus espacios, construir sus hogares y participar activamente en el desarrollo de sus comunidades. En este nuevo escenario, la maquinaria pesada para construcción deja de ser símbolo de poder corporativo y se convierte en herramienta de autonomía.