Opinión de Periodistech: El Motor de Nuestra Auto-Estima

La autoestima se logra en sumatoria.- Hace unos días soñé con el profesor de matemáticas y la profesora de física de mis tiempos de bachillerato, profesores con los que reprobé y me obligaron a repetir y detener mis estudios. En el sueño se decían “mira ahora a Argenis, todo lo bueno que ha logrado a pesar de ser mal estudiante”. Me desperté y me dije, ¡sería sueño, tendré poco material, pero sí acertaron al decir todo lo bueno que he logrado!.

La autoestima es quererse a sí mismo. El proceso para llegar a ello es una sumatoria de hechos. Mi etapa en el bachillerato, entre compañeros vilipendiosos y crueles, profesores corruptos (el de matemáticas aplazaba para cobrar cursos especiales de reparación, bajo promesa de aprobar en el mismo e igual muchos repetían) y pocas amistades reales, pese a ello, no me puedo quejar de quien soy, porque aprendí a no odiar y a usar el olvido como forma de disculpa (el ser humano no perdona, sólo Dios).

Si me pongo a ver, jamás dejé de trabajar, así fuera cargando bultos, recogiendo latas, limpiando anillos en joyería, vendiendo tornillos. Todo por ver las comidas necesarias en casa y poder ser aunque se aun poco de lo que mis padres esperaban y merecían de mí. No fui ese hijo soñado que se graduó con honores, trabaja y tiene propiedades, carros, la esposa trofeo, etc., pero soy orgullosamente ese hijo que entiende, trabaja, comparte, quiere y se desvive por los suyos, muchas veces anteponiéndose a sí mismo.

¿Sonó jactancioso? Cierto es, la autoestima nos coloca así, petulantes, bordeando la peligrosa línea del yoísmo y los delirios de grandeza. Les presento mis disculpas ante ese hecho. Pero a veces hay que mostrar el ¡Yo Pude!, que ayuda a salvaguardarse ante errores si expresamos el ¡Yo Puedo!. En esta vida hay que ir sobre seguro, pero guardar la cautela, modestia y humildad necesaria, hasta demostrar con hechos y no buenas razones, hasta donde hemos llegado y el punto clave que dará la visión de a dónde podemos llegar a futuro.

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La autoestima está en no herirse, no ver lanzados en una cama y viendo el techo la película de nuestras vidas ensimismados en el “pobre de mí”, recordar que los sueños despiertos muchas veces son las “cosas que otros tienen y que nosotros también queremos” sin antes hacerlos méritos para tener algo similar o mejorado.

La autoestima es no verse el tamaño del pene y pensar cuántas veces podemos eyacular; observarse los senos y decir que mientras más grande llamarás la atención y será el medidor del cariño que crees recibir; tampoco está en comprarse una moto o carro para alejarse de vez en cuando del hogar alquilado o familiar que no queremos ampliar, diciendo que merecemos irnos, cosa que es cierta hasta el cierto punto de que la economía de 2010 y subsiguientes, no es igual a la de nuestros padres en 1960 a 1990. Triste, molestos y quizás desconcertante, pero jamás cohibirá para cuidar lo que se tiene y seguir anhelando y trabajando en función dé, lo que la vida nos ha demarcado: evolución.

Autoestima es quitarse el falso concepto que la madurez no nos permite esos momentos liberadores plenos de ironías,. Sarcasmos, movilidad, creación improvisada, inocencia infantil con moderación. Si te quieres a ti mismo, sabrás quién eres y cómo expresarlo sin perder identidad y cuando veas que sacaste sonrisas, trajiste ideas, forjaste sentimientos, tu ser se sentirá halagado y útil.

Jactarse es inadecuado, pero dar a conocer lo que se ha logrado, sin sentir que estamos compitiendo o superando a los demás, es un acto noble, es una “Memoria y Cuenta” que nos apreciamos, que no nos dejamos agobiar por unos kilos de más o de menos, porque tenemos pelusa en el bolsillo algunos días o porque está llegando una edad y nada que concretamos los proyectos de vida.

Por cierto, fustigarse con la edad en cosas que no son relativas a la salud/genética, son siempre motivo de stress y tristeza que no escatimamos en expresar. Lo que sea de salud, atendámoslo con los pies puestos sobre la tierra, con el balance moral, cívico y modernista que sea el más correcto, en especial si es decisión influye en terceros, ejemplo hijos.

No creamos que la autoestima es lograr absolutamente todo lo que queremos por el simple hecho de poseerla. La autoestima es la voluntad de intentar obtener ello, saber usarlo con el corazón cuando lo obtenemos y no abatirnos si no lo logramos. Es el impulso para seguir intentando cosas nuevas.

Mis profesores en ese sueño no se equivocaron: Argenis sí ha logrado cosas buenas, por modestia debe no decirlas, por sentimiento, se esmerará en expresarlas y hacerlas útil. Es mi propósito de vida, el cual acepto gustoso.

Y si a mi autoestima se le agota el combustible y me toca vararme, me llenaré del vuestro y seguiré en la vía, la autoestima se pude hacer colectiva. Este efecto individual, en sumatoria nacional, puede rescatar a quienes creen depender de unos para lograr lo que sus propios pasos pueden conseguir.

¿Nos ayudamos?...