Llegó a mi mente un sketch del ya cerrado programa humorístico “Cheverísimo”, cuando en 1998 un actor llamado Wilmer Ramírez, imitando al periodista peruano Jaime Baily, entrevistó al entonces candidato presidencial Hugo Chávez.
Por haber sido vetado él en USA, Ramírez le preguntó en tono de investigación ¿tiene usted Visa?. La respuesta de Chávez fue de antología: Sacó su tarjeta de crédito Visa y la mostró diciendo ¡sí, yo tengo Visa!.
Ese programa, en sondeos posteriores por los politólogos de impresos describía a Chávez como el candidato más unido a las masas, ya que dominaba el humor.
Ahora, pese a que lo usa con poder y ya tiene más detractores que adoradores, se le debe reconocer: él sabe manejar el humor como forma de interacción, tiene carisma, salida…tiene feeling.
Luego Salas Römer e Irene Sáez desfilaron por ese programa y no tuvieron el mismo empuje. Eso como que otorgó más piso al ex – golpista, dándole la presencia chévere que los medios no podían mostrar.
Con el paso de los años, hemos visto candidatos contra Chávez, 2 de ellos maracuchos, donde el humor es un sentir regional y que se transformó en parte de su jerga. Ninguno tuvo el empuje de usarlo. Se les olvidó que aparte de prometer, la intención de cumplir y un plan de gobierno, deben calar en las personas con agrado, no fingiendo ser como ellos. Deben hacerlo porque son parte de una patria alegre, que se trata por igual, sin clases, racismo o cursilerías. No es sencillo encontrar gente así.
En las elecciones de gobernadores y alcaldes, la sequedad de los candidatos (impuestos o electos) en el propio oficialismo, la falta de simpatía, salida, ya sea por la formación militar y bien pagada o por pertenecer a la clase pudiente que crece como la espuma, obligó el portaaviones de Chávez, no sólo en lo político, sino en las simpatías, la salida, la risa. De no haberlo hecho, muchos votos se hubiesen caído.
Ejemplo es que en sus programas regionales, los gobernadores y alcaldes tienen lo que llamamos “cara de cañón” (amarga) y eso crea una barrera social que de mantenerse, se podrá ver reflejada en votos más adelante. Aparte, la falla de muchos de esos así electos, muestra que ya las simpatías no serán suficientes. Por eso Chávez se deslindó, que cada uno se defienda como pueda entre los simpatizantes, él tiene que cuidarse.
Para las elecciones parlamentarias de 2010 se presentó igual caso entre el oficialismo. Por ello se nota la conveniencia de los circuitos electorales movidos y ganar por lista (el voto a ciegas).
Oposición ¿antipática?
Aquí coloco la parte álgida. Ya se habla de Primarias en la Oposición, miles de personas en las bases, redes populares y redes sociales claman por ellas. Pero los candidatos…bue…¡la misma diatriba! ¿Preparación sin simpatía?
El discurso débil y de fácil lectura kinestésica del exiliado Manuel Rosales, ya no sirve para la oposición nacional. Es un líder en su región, trabaja, serviría a la causa, pero Presidente…¡no, gracias, pasamos! Y los chistes se le revierten, al parecer su lectura “le lengua la traba” y de allí sus frecuentes lapsus linguae.
Salas Römer y su hijo Salas Feo. 2 discursos “sifrinos” y a su vez débiles. Se quedaron en la política vieja que a juro se la quieren meter a los demás. Sirven para una región, más para el país, lo dudo. No son ¡panas! El yoísmo pasa esas facturas.
Hermán Escarrá. Con él hay que tener a Google o un Larousse a la mano para entenderle. Siempre le ha costado mezclarse con las masas populares. Es un letrado y un político de altura. Pero su anchura no cala con la gente, ni el mejor asesor de imagen lograría meter una coba tal. Gracias a él se perdieron muchos votos, porque jamás dio su brazo a torcer a la verdad que reviste al feeling como necesidad para la política.
María Corina Machado, Henrique Capriles y Leopoldo López. La primera no ha develado intención de candidatura. Ante ella hasta el mismo Chávez se vio obligado a imitar a un caballero y ´las malas lenguas dicen que quedó intimidado ante su porte y belleza. Para el público masculino, es como recordar a la que muchos abandonaron hace años: Irene, que era técnicamente el mismo caso.
Con esa idea, se puede entender que su feeling radica en su belleza y donde mujer integra e integral en formación. Para los hombres sería un voto fresco y para la mujer venezolana, representación. Al menos eso se cree. En resumen, tiene feeling.
Leopoldo López, preparado en Venezuela y en el exterior, con visión futurista, pero aún luchando con el problema de cuajar entre la gente, ya que se le cree clasista. No lo es, pero la interacción le cuesta, quizás por timidez o para no buscar voto por físico. Las mujeres que conozco, lo ven como un Presidente buenmozo, como para mejorar al actual en físico, trato y preparación (el factor cívico y de etiqueta se ha perdido en el país, mucha gente ansía esa oportunidad).
Quiero acotar que hay muchas dentro del chavismo que ven al presidente Chávez buenmozo, hasta como padre de sus hijos. O el amor es ciego como dicen o es el poder y la labia. Eso es feeling.
Y en el caso de Henrique Capriles, hay una anécdota de humor que también puede calar. El día de la toma de posesión como Gobernador de Miranda, le preguntaron ¿qué le hace falta a Miranda?, él respondió ¡a Miranda lo único que le hace falta es una Primera Dama!. Esa respuesta, entre opositores y oficialistas calzó como la más apropiada. Usó el humor de su propio entorno para estar en la buena con todos. Así se debe hablar, una respuesta no leída, sino más bien, sentida.
Su contacto con sus coterráneos en los momentos álgidos por las lluvias, sin temor a ensuciarse, enfermarse y viviendo las mismas penurias, sin poses, cala en todas las personas que deben callar las ofensas y quitarse el sombrero. O al menos, esperar otra oportunidad para ser detractores.
Otros nombres como: Antonio Ledezma, Lorenzo Mendoza (que se sabe su gerencia, pero no se le ve en la calle), Oswaldo Álvarez Paz, Pablo Pérez, Julio Borges, Henry Falcón. Ellos saben que son políticos, pero que se limitan a las campañas, tienen su arrastre, pero el feeling no llega al voto duro. El carisma, el ver a los ojos, reír, comer en pocillo de peltre sin hacer poses para las cámaras. Sentir el barro, querer a la gente y no irrespetarla usando camisas abiertas o guayaberas para ir a barrios. Eso es feeling.
Cuando el oficialismo ganó las gobernaciones, fue en los barrios donde más se celebró. Más que en las capitales o zonas pudientes. ¿Por qué? Porque al menos por la campaña la gente estuvo allí, les habló directo, aunque fuese retransmitiendo lo que Chávez les decía. Eso les dio una cara y un leve feeling, mismo que se ocuparon de destruir con sus gestiones, pero ya eso es otra vertiente del asunto.
A los políticos: Sí mucha gente les dice que no arrastran, que no son simpáticos, que no sólo la política es ayuda. Si fruncen mucho el ceño, las sonrisas son muecas que se cae; sí su discurso no posee constante de fuerza y arraigo, que cale hasta en un preescolar, usted no posee feeling y eso le costará los votos que sus asesores mentirosos le dicen que sí puede remontar. Habría quien votaría por una cara amable, acompañada de cívica pero con los pies plantados en el suelo, sin comiquitas de propaganda electoral. Y que no tema sentarse en sillas de mimbre o jugar metras, sin una cámara cerca para "pura pantalla".
Estoy seguro que hay mucha más gente chévere. Hasta en la diplomacia, porque en el chavismo hubo una persona que hablaba con Marta Colomina (periodista advera el régimen) con un trato tan cordial que ella misma agradecía y le invitaba consecuentemente. Cómo sería el carisma sereno que el mismo chavismo lo bloqueó, ya que podía opacar al Presidente. Su nombre Jorge Vielma Mora.
Con Primarias desde ya, pueden demostrar quienes y cómo son. Vean que así lo hizo Barack Obama, con tiempo y temple. Y es el primer presidente negro de USA.