No,
no es bueno que el Estado se meta en todo, pero las normas son necesarias
porque el ser humano es por naturaleza anárquico y sí tiene un elemento de fuerza
y poder, en este caso las motos, llegan a subírsele los humos y cometer los
desmanes y faltas a la reglamentación actual y a las buenas costumbres que a
diario, les conocemos.
No,
esto no es para todos, pero sí para un porcentaje que podría superar al 50% de
motorizados anarquistas que apenas se montan en sus vehículos de dos ruedas, se
transforman en amos y señores de las vías y subyugadores de los transeúntes.
Más normas para disciplinar a quienes conducen y se trasladan en motos
El uso
del casco correspondiente es un gran ejemplo. Desde junio de 2025 están
prohibidos en Venezuela los cascos que sólo cubren por encima de las orejas, ya
que son inútiles en dureza y ergonomía para ayudar a proteger un impacto. Y así
los multen o les lleven a depósito el vehículo, siguen utilizándolo ya sea por
el precio o porque les da la gana.
Deben
transitar en calles de una o más vías por el lado derecho y ellos, lo hacen por
el lado izquierdo. En los bulevares y plazas se han colocado letreros de
prohibido el tránsito de motos y a ellos no les importa, incluso excusándose de
que ellos trabajan en algún local de tales lugares. Y no, eso no debería ser excepción.
Vemos
a los policías motorizados cruzar por los bulevares y plazas o aceras de la
misma manera o yendo en sentido contrario en las calles o avenidas y, ¿Quién
los multa, sanciona, denuncia, sin ganarse un enemigo peligroso?; además, eso
lo hacen cuando no están en persecución o apoyo, así que no deberían tener excepción
o consideración alguna, porque además de policías o de algún cuerpo de
seguridad y rescate, son ciudadanos con derechos y deberes.
El tránsito
de los motorizados en general por las aceras, en sentido contrario y el “comerse
las luces rojas” o pasar a través de los transeúntes con derecho de paso en los
pasos de cebra, es cotidiano. Y que estacionen sus vehículos intencionalmente
en las aceras, conminando a que la gente se tenga que bajar a la calle
-interrumpiendo a personas con discapacidad, niños, ancianos y embarazadas-,
simplemente es una bajeza y ganas de buscar problemas, ya que hay quien reclama
aireado y con razón y se le agolpan varios motorizados con agavillamiento.
¿Qué hacer?
Pues
exigirle al Estado que tenga menos consideraciones o flexibilización hacia los
dueños de motos, ya basta de que hagan lo que les dé la gana, no sean
formalmente instruidos sobre las normas de tránsito, crean que una moto es como
caminar y les otorga derecho en calles, aceras ¡y hasta subiendo escaleras en edificios!
No es
crearles avenidas o corredores, eso no funciona ni con los ciclistas. Pero sí
indicarles cómo deben manejar, a qué velocidades, cómo compartir con los
conductores de otras motos y vehículos de toda índole.
Así como
les quitan los tubos de escape con ruidos, también deben quitarles las falsas
libertades y los no derechos que se atribuyen de dominar los espacios urbanos.
Si no
llevan cascos, llevan niños sin protección, van más de dos, el espacio del
copiloto es reducido, hacen caballito, pasan por zonas prohibidas, pues hay que
multarlos y reprenderlos sin temor alguno. Haciéndole especial caso a los transeúntes
cuando denuncian y solicitar que se les detenga si cumplieron una falta a la
ley de tránsito terrestre o contra las buenas costumbres.
Si no
se detienen, pues colocarle la multa y que quede registrada en un expediente y
que dicha multa acumule intereses. Cuando vayan a renovar sus documentos,
deberán pagarla y sin derecho a réplica, ya que se detallará la falta. Aunque esto
puede ser prestado a abuso, ellos no han dejado de otra.
Al tener
más de 3 faltas se le suspende la licencia y sí es reincidente, se le quita el
derecho al manejo. Ya basta de ser flexibles con quienes utilizan las motos no
para trasladarse y aumentar sus ingresos, sino para comportarse de la manera
más patán e intimidante posible, sacando toda la oscuridad de su alma.
Motorizado
que no la deba, no debe temerla.
Nota: En eventos políticos
o espectáculos o caravanas, deben los mismos conductores tener delimitados los
espacios para el tránsito, no intimidar y hacerse responsables de los daños que
cometan (incluso deberían de firmar un seguro o fianza). Miren lo ocurrido en un evento en noviembre 2025 en la Colonia Tovar,
donde sin el menor interés y respeto por la propiedad pública y privada, sino
interesados en “la rumba y darse vida”, acometieron daños que costará unos
cuantos miles de dólares y tiempo de la naturaleza, recuperar.
Vayan
los respetos de quien suscribe, a los motorizados que van por la vía correcta a
velocidad permitida y respetan los bienes y las personas por igual, así como
las asociaciones de motociclistas que realizan travesías grupales buscando
minimizar el impacto en las vías y ciudades, transformándose en un espectáculo
ejemplar que tristemente los que usan motos incluso con desprecio por ella -su
sustento-, no les gusta emular y menos que les comparen.
