Autor: Fernando Núñez Noda - Periodista Venezolano especialista en Tecnología y Cibersociedad. Ensayista.
Las criptomonedas son paradójicas: “cripto” viene del término griego para “escondido”, es decir, una moneda electrónica cuyo mecanismo interno está oculto. Pero por otro lado, sus transacciones pueden seguirse en detalle porque se registran en una base de datos distribuida llamada “blockchain”. Ese “libro de contabilidad” anota toda transacción que se genere (usualmente por un proceso llamado “minería”) y la aprobación colectiva genera una “cadena” que se añade al gran bloque. Vale decir que ese registro es inalterable. Es posible que esta contraloría pública y anónima sea la espada de Damocles del Petro, la moneda virtual que lanzó el régimen venezolano el 20 de febrero pasado.
En un acto con mucha escenografía Nicolás Maduro presentó, pues, el petro. El evento no fue exactamente un ICO, como llaman a la “Initial Coin Offering” u “Oferta Inicial de la Moneda” porque el petro no es una criptomoneda como Bitcoin o Ethereum. De hecho, el régimen madurista iba a desarrollarla bajo tecnología Ethereum, pero inesperadamente cambió (sobre todo por objeciones del propio creador y director de la plataforma). Eligieron NEM, creada en Japón hace casi tres años y más abierta que la anterior.
El petro, de acuerdo con sus características, parece más una simple moneda virtual que una criptomoneda propiamente dicha. Es emitida por un Estado y no por la minería colectiva de un grupo de individuos anónimos. Está centralizada por una superintendencia del régimen venezolano. Además, no tiene un valor intrínseco determinado por el mercado libre, sino que está respaldado por petróleo (hablando de minar) debajo de la tierra. Es decir, su valor en dólares (por citar una moneda) no depende de la oferta y demanda sino del valor de mercado de un barril. Vale decir que los venezolanos no pueden comprar petros en bolívares, moneda vetada en estas transacciones.
Al final de la jornada de “preventa” Maduro dijo que el petro había levantado $735 millones. Casi una semana después afirmó que las pre-compras alcanzaban $mil millones en unas 171.015 ofertas (40,8% de ellas en dólares). También se refirió que “Noruega, Dinamarca, Brasil, Vietnam, Polonia y otros” estaban interesados en recibir petros a cambio de productos y servicios transados con el país suramericano.
Salta a la vista, por cierto, que todos los reportes auspiciosos sobre el lanzamiento del petro provienen de medios del régimen venezolano (AVN, VTV, Telesur) o en su esfera de aliados ideológicos (Granma, Globovision, Radio Rebelde).
Más allá de la propaganda
Los análisis de expertos y los reportes de medios independientes no son tan optimistas. Es obvio que el petro se creó como reacción a las sanciones impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea y una docena de países por violaciones de DD.HH. y estrangulamiento de la democracia. También se percibe la voluntad de levantar fondos sin garantías que se necesitan desesperadamente en un ambiente de hiperinflación y quiebra masiva. La moneda, pues, tiene como objetivo compensar el colapso del bolívar, la escasez de divisas duras en el Tesoro Nacional venezolano y el cerco que la justicia internacional está ejerciendo contra un estado considerado cada día más “forajido”.
Pero vamos por partes. Hay desacuerdos sobre las cantidades: “Según el experto chileno en criptoeconomía Julio Cruces y con base en los registros de las transacciones, durante el primer día de preventa el petro solo logró órdenes de compra por poco más de 165 millones de dólares, cifra bastante alejada de los 735 millones que adujo en la noche de este 20 de febrero el mandatario nacional.”
Por su parte Alejandro Machado, ingeniero y desarrollador de software, explica en Caracas Chronicles (respecto al clamor de los $765MM) que “los reclamos extraordinarios requieren una prueba extraordinaria, y la evidencia aquí es bastante débil. El blockchain NEM (la red para transferir petros) permite que cualquier persona vea el registro completo de las transacciones, y ha habido cero: todas las petros están controladas por una dirección.” Parece un montaje para abultar cifras o simplemente para tener cifras. Recordemos que no hay garantías de que esas compras se concreten.
En el website Ars Technica titulan: “Venezuela dice que su criptomoneda recaudó $735 millones, pero es una farsa” y agrega que: “La preventa fue un desastre, desorganizada, con los detalles técnicos básicos aún siendo resueltos después de comenzada la venta. La propia Red Petro no se ha lanzado todavía (supuestamente sucederá el mes que viene) y el gobierno apenas ha publicado información sobre cómo funcionará.
“Además, hay pocas razones para creer que el petro mantendrá su valor con el tiempo. El gobierno venezolano ha afirmado que las fichas (tokens) petroleras están respaldadas por las vastas reservas de Venezuela, pero no lo están. El gobierno simplemente está prometiendo aceptar pagos de impuestos en petros a un tipo de cambio (determinado por el gobierno) vinculado a los precios del petróleo. Dada la historia del gobierno venezolano de manipular las tasas de cambio, los expertos dicen que los inversores deberían desconfiar de este acuerdo”.
Por cierto, ya hay un primer desmentido sobre los supuestos países que comerciarán con Venezuela usando la moneda de marras. “El Ministerio de Finanzas de Polonia ha refutado los informes de que está interesado en el petro, la moneda venezolana “respaldada por petróleo”.
Harry Colvin, director y economista de la firma Longview Economics, duda que la introducción de la primera criptomoneda respaldada por un Estado fuera exitosa. "Venezuela ha sido conocida por la apropiación indebida de activos en el pasado y el Banco Central acaba de crear hiperinflación, por lo que imagino que habrá problemas de confianza y transparencia”.
El economista venezolano Alexander Guerrero va más allá: “El respaldo al petro sería el mismo que el Estado y el gobierno le otorgan al bolívar -realmente ninguno- por el contrario, la colosal crisis fiscal causada por el gobierno desde 2011, lo llevó a una insostenible crisis de pagos, y le exigió al Banco Central de Venezuela le imprimiera y digitalizara el bolívar a una velocidad que dobla la liquidez monetaria cada 3-5 meses, y que lo llevó a alimentar una horrorosa hiperinflación de seis dígitos -en curso- que ha causado el enorme emprobrecimiento que hoy sufre el venezolano.”
En el artículo Guerrero explica que “Vitalik Buterin, fundador de Ethereum, dejó clara su posición con respecto al petro, argumentando que el proyecto es bastante centralizado y depende en múltiples formas del gobierno de Venezuela y que 'no parece muy confiable'”.
Dice Guerrero: “El supuesto respaldo de petróleo al petro, es un monumental engaño a la opinión pública nacional e internacional, un acto de propaganda para hacerle creer a incautos que tiene un respaldo en activos, lo que es falso.En resumen, el petro es un bolívar, y tendrá el mismo destino de éste.”
Es decir, una de las devaluaciones más feroces de la historia contemporánea: 61.295% de principios de 2013 a mediados de 2017.
En fin, una “criptomoneda” emitida por un Estado y que no se mina, tampoco se rige por el libre mercado, que empezó con un velo de opacidad (recordemos que la Venezuela chavista está en la lista de los países “altamente corruptos” de Transparencia Internacional), se sostiene por un recurso (el petróleo crudo) que -por ley- no se puede comprometer y, en fin, está manejado por un régimen que ha quebrado un país próspero, promovido la cleptocracia y poco a poco se ha convertido en un paria de la comunidad internacional.
Quienes adquieran petros como negocio o como forma de pago que no se quejen después si pierden su dinero. Que lo perderán. El único ganador será uno de los regímenes más corruptos del mundo. Están advertidos.