Este tema no trata sobre la Declaración de los Derechos del Hombre
promulgada por la ONU. Sino más bien a los derechos del hombre a la presunción
de inocencia, de no verle como victimario sino también como víctima, poder ser
asistido en nivel de equidad con mujeres y niños.
Porque tanto se ha luchado por la igual de
la mujer, la cual aupamos y felicitamos como por igual los derechos del niño,
que no sabemos en qué punto se creó un desequilibrio en detrimento del hombre.
Cuando dicen igualdad, parece más bien que el hombre a partir de los 18 años o
cuando se declare su emancipación, es el culpable o responsable de todo lo malo
que suceda.
Y presento mis disculpas ante quienes se
incomodarán, pero este caso que se parece a muchos otros y que es igual de
incidente en las estadísticas, explicará mi punto sobre las dudas ante los
derechos del hombre, en este caso ante la ley penal:
La historia que motiva a este artículo...
Un joven de 19 años, con expediente de
problemas de infantilismo, tratado por psiquiatras y medicado por sufrir convulsiones
epilépticas y otras patologías, vive con su abuela, papá, tía y primas.
Una de sus primas le reclamó por el
abastecimiento de comida al cual su padre confió a él el resguardo de la misma,
ante el consumo desmesurado de los víveres y proteínas que él aporta. Su
hermana –tía del joven- y la prima, no trabajan ni aportan, incluso no cocinan,
pero exigen.
Entonces el hombre reguló la despensa para
que todos tuviesen comida sin despilfarro de la misma, cosa que molestó a la
prima del joven en cuestión y al cual increpó de manera grosera, llegándolo a
golpear sin que el joven se defendiera.
Acto seguido, la joven fémina colocó
denuncia contra el joven enfermo,
alegando maltrato psicológico al decirle groserías, mismas que provienen de los
constantes reproches por ella aupados y casi que en respuesta (no con esto
apoyamos la violencia psicológica, pero entiéndase el contexto).
El joven fue apresado, pese a los notorios
rastros de violencia hacia él, estando la atacante impoluta en heridas.
Colocaron al joven con los presos comunes donde además de convulsionar por su condición,
lo hizo por las condiciones sanitarias en el lugar de reclusión.
El estudio médico forense fue bastante muy por encima, incluso el médico le
dijo casi de manera displicente que buscara al psiquiatra que lo atendía para
que aportara un informa a ver si eso servía.
El defensor público se ha mostrado apático
y beligerante en cuanto a entregar las solicitudes de cautelares a ver si
fiscalía accede al casa por cárcel.
El caso está aún en trámites, así que se está a la expectativa de lo que el
juez diga y no podemos informar más, salvo que se espera por los 45 días para
que la denunciante ratifique la denuncia.
La misma, colocó una orden de alejamiento
para madre y padre del joven –separados legalmente- lo que ha dificultado una
intermediación.
Mientras tanto, el joven que sólo cumplía
una orden de su padre por lógica, para
rendir la comida, con disciplina y pensando en todos está pagando injusta
prisión y haciendo sufrir a su entorno.
Derechos del hombre
Entonces, ¿los derechos del hombre de
verdad existen?, nada más una mujer denuncia y el hombre debe sufrir penurias
para demostrar su inocencia o buscar conciliación –al menos en casos menores,
jamás auparemos la violencia contra la
mujer-.
Lo único que nos parece es que estamos
indefensos ante la ley, que los derechos del hombre pasaron a otro puesto luego
de los de la mujer, de los niños, de la comunidad LGBTI+ y de los animales.
No, la cosa no era así. La cosa es que todos
fuésemos iguales en los derechos del hombre y sus deberes, pero había que
voltear todo para que siempre exista el chivo expiatorio.
El mundo no se va a acomodar si la justicia
no está basada en la lógica y se fundamenta en las evidencias. Si el joven
enfermo está golpeado y la denunciante alega violencia psicológica pero no está
golpeada como él, ¿No existe el trabajo comunitario y las multas para pagar la
deuda y además una revisión del caso por parte de un trabajador social, antes de llegar a los extremos de meter por 45 días
a un ser débil a la cárcel?
El temor que acá expresamos es la
retaliación, judicial, verbal, física, por parte de quienes vinieron heredando
tiempos y actitudes barbáricas y que por fin encontraron respaldo y figura ante
la ley, desvirtuándola de la equidad a la venganza.
También la falta de empatía con quienes son
presentados ante la ley. No todo se puede arreglar metiendo a la gente a una
celda, sin antes escuchar su versión y corroborarla. Unas horas en una prisión
marcan a cualquiera, mucho más unos días y peor aún, cuando estabas haciendo lo correcto y alguien con
malicia se aprovechó de ti y te embaucó.
Los derechos del hombre, si acaso aún los
hay, están siendo avasallados por los derechos de los demás sexos, géneros,
especies. No puede ser delito ser hombre, ni mujer, ni gay ni animal.
No se pueden evaluar a todos por culpa de
algunos, cada caso es distinto. Y si el juez dictaminara inocencia, ¿Llevará a
juicio a quien perjudicó al joven enfermo y su familia?, ¿Esto ayudará en la
situación interna sin la mediación de las personas que los entes públicos
deberían disponer a ello?, ¿Y si la salud del joven empeora, quién paga?
Acá, por no crear igualdad ni evaluar de
manera correcta, se ven pisoteados los derechos del hombre, como cuando es
considerado acosador por un piropo o por manifestar amor y el caso es agrandado
por la denunciante, sus cooperantes y los medios.
Vean lo que pasó con Johnny Deep. Y no, no
es buscar mujeres culpables, la
culpabilidad no tiene sexo, pero sí exige que la ley revise a las personas
involucradas sin buscar que el peso de las probabilidades –sea por condición
económica, educación, fama o fuerza física o por su genética- haga decir en
principio que el hombre es el primer sospechoso.
Los derechos del hombre, definitivamente
deben ser bien revisados, porque quienes exigían igualdad, ahora exigen
superioridad. Y se la están dando.