A llorar pal valle.
Casi
todos le hemos dicho esto a un amigo. Esta frase va dirigida por lo general a
una persona que no siguió consejos en su debido momento o tomó malas
decisiones. “Te dije que no volvieras con ese tipo, ahora a llorar pal’ valle”
Está pelúo.
No
se trata de grandes cantidades de pelo en medio del camino. Esta frase la
usamos casi a diario para referirnos a algo que es difícil de lograr, como “ese
examen estaba pelúo” o “conquistar a esa mujer es demasiado pelúo”. Nuestra
fijación léxica con esta familia de palabras también se observa en el siguiente
término.
Un pelo.
Usamos
este término para crear diferentes expresiones: “Quédate un pelo más en la
fiesta”, “espérame un pelo que me falta cepillarme”. Básicamente queremos decir
que se trata de algo corto o pequeño. A veces la variamos por “un pelín”, que
es incluso una medida menor: “dame un pelín de tu jugo para pasar el bocado”.
Parar bolas.
Aunque
usada en otros países latinoamericanos, es muy de venezolano decirla. Se
refiere a prestar atención, o mejor dicho, a no hacerlo. Generalmente la usamos
para quejarnos con otra persona cuando no nos oye o no nos mira: “no me estas
parando bolas” o “deja de ver la TV y párame bolas”. Incluso podemos referirnos
al que nos gusta y no nos corresponde: “el chamo no me para bolas”.
Corta nota.
Es
una expresión bastante flexible… Un corta nota puede ser una persona que te
interrumpe justo cuando estabas en medio de algo interesante, un negativo que
siempre le ve el lado oscuro a las ideas, y hasta alguien que te cuenta el
final de la última temporada de Game of Thrones. “Tremenda cortada de
nota, papá eso no se hace”.
Ser ladilla.
La
ladilla, ese insecto parásito que suele situarse en zonas íntimas y convertirse
en una tortura para su portador, dio origen a esta analogía. Usamos el término
para calificar a alguien que es insoportable o a una situación aburrida o
incómoda: “mi hermana es una ladilla, no la invites” o “estaba ladilladísimo en
esa fiesta, así que me fui”.
La Jeva.
Aunque
la mayoría de las venezolanas odiamos esta expresión informal que sustituye a
la palabra “mujer”, es comúnmente utilizada por los jóvenes para hablar en
tercera persona de nosotras. Un hombre podría decir “mi Jeva es odontóloga” o
“esa Jeva sí es fea”. Es un término -urbano- que se refiere a una “chama”,
“chica”, novia o conocida. Y sí, suena terrible, porque aunque no
necesariamente sea un vocablo machista, suena a “ella es mi hembra”.
Te va a morder un
peluche.
La
viveza es una virtud Y un defecto del venezolano. No hay situación a la que no
intentemos sacarle provecho. Pero cuando hay uno que se quiere pasar de listo,
se le dice “Mi’jo, te va a morder un peluche”, o “te va a atropellar un carrito
de helado” o “no vuelas porque te enredas en los cables”.
“¿Pendiente de una
playa este fin?”
Según
la Real Academia Española, estar pendiente es estar sumamente atento
o preocupado por algo que se espera que vaya suceder o está sucediendo ahora.
Sin embargo, como los venezolanos somos frescos y espontáneos, esta es una
manera simple de mostrar interés hacia una actividad e invitar a alguien
informalmente. Por ejemplo, cuando invitas a tus amigos a tomar unos tragos,
nada de diplomacia: con “¿pendiente de unas birras?, ¿qué hay pa’ hoy?” es
suficiente.
Me tienes hasta la
coronilla.
Esta
frase es un tanto old school, generalmente empleada por madres,
abuelas o tías. Hace referencia a una persona “ladilla” que lleva a otra al
límite, sobrepasando sus niveles de paciencia.
Cara e’ Tabla.
Es
común en el vocabulario juvenil, y es un término que ha evolucionado de la
expresión “cara dura”. Como se habrán dado cuenta, significa ser
“descarado”. Y ejemplos… sobran.