Cómo Enfrentar al Terrorismo

Vayamos en primer orden a las definiciones de Terrorismo según la Real Academia Española (RAE): 
1) Forma violenta de lucha política, mediante la cual se persigue la destrucción del orden establecido o la creación de un clima de terror e inseguridad susceptible de intimidar a los adversarios o a la población en general.
2) Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.

Y anexemos otra vertiente del mismo, el Terrorismo del Estado, cuya definición consiste en la utilización de métodos ilegítimos por parte de un gobierno, los cuales están orientados a inducir miedo o terror en la población civil para alcanzar sus objetivos o fomentar comportamientos que no se producirían por sí mismos. Dichas actuaciones se justificarían por razón de Estado.

Ya hay unas centenas de casos que pueden pasar con holgura los miles, más al no llevar un registro porque se suceden a diario en mañana, tarde y noche, para nuestro agobio, es difícil el monitoreo y hasta podría ser tildado de poco objetivo, pero existe el peso tácito de su ataque y variantes consecuencias.

Pero un deplorable asunto con un atentado que parece autoatentado y nadie sabe ciertamente qué fue, pero se deplora, porque con muertes no se deben resolver los problemas, el terrorismo se ha vestido de cacería de brujas, golpeando diputados, mujeres, allanando casas, armando shows en televisión con mofas, sentencias, agobios, sentencias, cadenas para mostrar a acusados violando –dicho por abogados- las menores leyes de juicio, separación del caso que se trata, la legítima defensa, y ahora colocando a la flagrancia como un espectro de retroactividad en ataques, como para tener azorados, temerosos, silenciados a todos.

Dicho terrorismo es contra quienes han sido electos democráticamente, y ya las redes sociales comentan ¿qué quedará para el ciudadano de a pie?, y es que uno se pregunta qué pasa por la mente de quienes se entrenaron en defensa y protección, uso de armas, fueron enrolados e equipos especiales y van a donde está alguien que debería por lo menos ser respetado bajo la presunción de inocencia, lo golpean, le gritan, lo ven con desdén con o sin máscaras, muestran arrogancia y beligerancia y demás acciones que distan de la venezolanidad. Es más, distan mucho más de la humanidad.

Ese terrorismo también se acompaña de los comentarios de acólitos al régimen, entre los que debemos contar familiares y amigos que asumen todo como santa palabra y sin análisis del entorno de los hechos. Para ellos hay una verdad y es que se entregaron en cuerpo y alma a esa ideología y ni las pruebas los convencen. Atacan con comentarios que –creen ellos- son de su propia cosecha y no son más que copias de los dichos en los medios del Estado. Eso es terrorismo, porque inducen a la colectividad a atacar hasta a su propia sangre con tal de acallar la disidencia y mucho más, que alguien diga los errores evidentes que nos están hundiendo.

El terrorismo existe, no solo entre los grupos fanáticos, sino entre quienes deberían usar las armas de la república, que no sólo son las de fuego, sino las de la diplomacia, Constitución, moral, electoral, mediática, sentimental, para atacar a quienes no tienen más escudo que las necesidades que Simón Bolívar reveló, la Moral y Luces.

Ese terrorismo está atacando a quienes dirigen a la oposición, pero en contraste, hace que haya más y más opositores. El terrorismo siempre miente diciendo que la oposición son los partidos, cuando la verdad es que la oposición es quien no está de acuerdo con el aumento del costo de la vida, los mismos funcionarios enroscados, el socavar los bienes de la nación y que sólo se oiga un lado de la vida, sumándole el dolor de la separación de familiares y amigos, esa factura siempre se cobrará y el terrorismo sabe que contra es fuerza, no puede, por eso engaña.

Sí el terrorista entra en tu mente, corazón y pundonor, gana. No le dejes entrar.

El terrorismo, -a como lo entendemos-, es la búsqueda de la falsa y fatal dominación del hombre, por el hombre. A quien lo acometa, no se le sigue, quiere o tolera, se le combate con lo que más le duele, justicia, moral, organización, seriedad, humanidad, empatía, amor, cohesión, unidad, educación, patriotismo, verdad. Balas no sacan otras balas y tampoco ser carne de cañón; no juegues en su terreno y en cada paso que des, valora tu vida y la de los demás.

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