Autor: Javier Vivas Santana - Doctor en Educación / Articulista. Caracas - Venezuela.
Toda la realidad del 2018, se sintetiza en las mentiras económicas de Nicolás Maduro que comenzaron en 2014 en donde dijo que sería un año de ofensiva económica¹. Posteriormente sobre el 2015 aseguró que tendríamos el año de la renovación y un plan de recuperación económica². Volvió a mentir al decir que 2016 iba a ser el año del "levantamiento y despegue de la economía venezolana"³. Luego, se atrevió a afirmar que 2017 se convertiría en el "primer año de la nueva historia de la nueva economía venezolana y del nuevo modelo"⁴. Y por último, sobre el año que finaliza podríamos dividirlo en dos historias, la primera cuando nuevamente en diciembre de 2017 decía que este 2018 se proyectaba como un año de recuperación económica⁵, y la segunda, al anunciar su fracasado plan de recuperación, crecimiento y prosperidad económica, con la anulación de cinco ceros sobre la moneda generados por su desastrosa gestión sobre el país, y en el cual se jactaba que desde el 20 de agosto comenzaría "el arranque de una nueva era económica que se abre para Venezuela"⁶.
Venezuela cierra el 2018 en la más completa involución política, económica, social y moral. La cúpula neototalitaria que controla Miraflores sabe que no cuenta ni con divisas y menos con apoyo popular para resistir cualquier conjunto de reclamos y protestas generadas por una población que ha sido humillada, pisoteada y vulnerada en sus derechos fundamentales, y además empobrecida por un gobierno que desconoce las mínimas normas de convivencia democrática y humana.
En efecto, desde que el madurismo perdió en legítimas elecciones en diciembre de 2015 – hace tres años - los dos tercios de la Asamblea Nacional recurrió a perversas prácticas seudojurídicas para evitar que el nuevo parlamento por voluntad popular adelantara los cambios institucionales en los diferentes poderes: judicial, electoral y moral.
Entonces, el parlamento madurista saliente, encabezado por el inefable Diosdado Cabello, cuyo cuerpo ya se encontraba ilegitimado de manera constitucional, eligió a través de un mecanismo de burla jurídica un nuevo Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el cual a su vez, ilegalizó - por no decir anuló - de facto la nueva Asamblea Nacional al colocarla en un burdo "desacato".
Por supuesto, que el madurismo al no encontrar como avanzar por la vía de la legalidad institucional, recurrió al empleo de recursos jurídicos fraudulentos que le permitieran seguir evadiendo los medios legales. De esta manera convirtió en papel higiénico la Constitución cuando Nicolás Maduro sin referendo previo convocó a una "constituyente" ilegal e ilegítima, que también fue depauperada en su forma de elección con más de 500 miembros a través de una fórmula de selección de segundo grado, que ha dado como origen una seudoinstitución en donde sus integrantes son una especie de parásitos burocráticos, que cobran salarios y viáticos sólo por levantar la mano ante los designios de los jefes de las crápulas panegíricas y zascandiles que dominan los espacios políticos del país.
Es decepcionante, vergonzoso, degradante y pueril, ver a individuos "constituyentes" como Julio Escalona, Luis Britto García, Néstor Francia o Earle Herrera, en plena senectud, y quienes vivían en tiempos de la cuarta república reclamando por medios libres, así como por una mejor y honesta democracia que no fuera violadora de derechos humanos, para que ahora, por ejemplo, verlos arrastrados cuales serpientes y llenas de veneno, callar ante los abusos que ocurren en Canaima con nuestros indígenas, mientras los grupos ilegales destruyen la naturaleza y masacran el oro contaminando lo que encuentran a su paso, o sufrir de afasia por los venezolanos que comen de la basura, o ignorar los sindicalistas que son presos políticos del madurismo por levantarse a reclamar los derechos laborales de los trabajadores.
Es hipócrita ver a tales "intelectuales" hacerse los desentendidos por los niños que mueren en los hospitales por falta de medicamentos, o permanecer sin voz ni opinión por los reclamos de las enfermeras y médicos. Para qué preguntarles sobre lo que piensan de la educación, en especial a Earle Herrera, quien suponemos convertido en cual marioneta madurista, su pluma murió para levantar los reclamos de las universidades y los estudiantes, mientras hipócritamente ríe por los cierres de los periódicos y emisoras de radio.
De Néstor Francia, nada que ver con exigir por los derechos de las comunidades, los jubilados y pensionados, y menos con aquel analista que una vez señaló los abusos policiales de quien aún sigue siendo el dueño de una franquicia partidista con licencia para asesinar mediáticamente a sus adversarios políticos, en ese bodrio impregnado de la más putrefacta bazofia comunicacional llamado "la hojilla". Hoy, el precio de Francia está anclado al valor del cargo burocrático de su consorte.
En cuanto a Luis Brito García, los viáticos que cobra dizque por defender los "derechos humanos" en sus viajes de "trabajo" al exterior, obviamente de los maduristas, pesan más que la bazofia "jurídica" que escribe un tal Germán Saltrón Negretti, quien como su socio de "bufete", para nada los hace cenar un pan duro, o tener que desayunar un vaso de agua, porque si algo sobra en sus neveras son las más particulares exquisiteces y los vinos de marcas extranjeras.
Sobre Julio Escalona, es inútil que intente redimirse con unas pocas palabras porque su complicidad está al apoyar a una partida de mafiosos que se han unido para callar ante el saqueo de la República, mientras el pueblo reclama por un pernil, o tiene meses sin agua, o sufre la inclemencia de largas y extensas jornadas sin electricidad.
Por supuesto, que los cuatro intelectuales mencionados – o sí prefieren el término "intelectualoides" como los denomina Maduro – nada dicen de la economía. Jamás han dicho esta boca es mía para reclamarle a Maduro por sus constantes mentiras sobre sus promesas económicas, que sólo han terminado por empobrecer y masacrar socialmente al pueblo, mientras la moneda nacional ha quedado pulverizada en todos los sentidos como factor de intercambio económico o desarrollo para los venezolanos.
Aunque ignoro si los respetados "constituyentes" profesan alguna religión o son ateos, algo que pido al Todopoderoso es que individuos como los señalados vivan muchos años para que terminen de ver el infierno en que se convertirá Venezuela, si Maduro después del 10 de enero de 2019 insiste en mantenerse en el poder por métodos inconstitucionales. O bien, para ver el cómo callan ante la destrucción humana del país por efecto de una sublevación popular y civil que no sabemos cómo podría desembocar, o vean el cómo un gobierno ejecuta todo el poder y el chantaje de las armas para intentar mantenerse en el poder a costa de lo que sea, mientras el pueblo yace en la inanición y en el averno de un régimen neototalitario.
El 10 de enero comienza otra historia ¡Allá esa senectud madurista! Allá aquellos entregados al mejor postor, vendiendo sus almas al diablo, y tal cual lo describió José Ingenieros en El Hombre Mediocre concluyan sus vidas sin personalidad, nada más que afinadas por el látigo de una seudo-revolución que traicionó todos los preceptos de la vida, aniquilando por completo a un país, y condenando a sus generaciones presentes y futuras a decidir entre el destierro o la pobreza, mientras ellos agrupados al lado de los comensales de carnes en Europa, prefirieron ver morir a su patria, para como un Judas Iscariote alcanzar sus 30 monedas de plata.
Venezuela entra en una etapa decisiva de su historia. O el país termina de comprender que nos jugamos nuestra propia existencia junto con la de nuestros hijos, o terminamos de emigrar para no seguir sufriendo la agonía de la República. O les terminamos de entregar a Venezuela al lastre criminal que nos gobierna, o nos sublevamos como pueblo exigiendo la defensa de la Constitución y la auténtica independencia de la patria. El 10 de enero, la patria del Libertador tiene dos alternativas: O la vida por la independencia y libertad o la muerte política del madurismo.
Maduro el 10 de enero de 2019 nos recordará en su respectivo discurso sus mentiras sobre "recuperación económica" que nos dijo en 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018. Por ello, no dudo que en esa fecha nos dirá, palabras más, palabras menos: "¡Lo juro, lo juro, lo juro y lo perjuro! 2019 será el año histórico de la economía", en alusión con una hiperinflación que nos espera superior al 10.000.000%, y la liquidación absoluta de Petróleos de Venezuela y el resto de los sectores productivos que aún sobreviven ante la aniquilación del país.
Ante semejante realidad, no duden que este 2019, si algo comienza, será la salida definitiva de Miraflores de quien a partir de este año quedará usurpando el poder. El pueblo saldrá en búsqueda de una auténtica revolución popular y civil en Venezuela, y no será precisamente por reclamar un simple "pernil".
En síntesis, parte de las últimas palabras de Maduro durante cada año en que ha transcurrido en su sexenio sobre la economía del país sólo han sido para mentir a los venezolanos. Se imaginan que se repita semejante discurso por seis años más, con resultados peores sobre la economía entre 2019 y 2024. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
Publicado en Aporrea. Autorización de publicación en Periodistech, por el autor.