La BioNeuroCiencia


La característica principal de la BioNeuroCiencia es su capacidad de integración: unir lo antiguo con lo moderno, lo sutil con lo denso, las emociones con la biología. El objetivo, como siempre es acompañar a la sanación, rescatar una visión holística en la cura del ser humano que integre los opuestos en lugar de excluirlos.
Todo está conectado. En la cosmovisión andina el nombre “Pacha” significaba “espacio-tiempo”. La naturaleza, la realidad, la Pacha-causa, es la manifestación de este movimiento constante y multidimensional.
Pero mientras los antiguos buscaban estudiar el todo en su sincronicidad, el paradigma reduccionista de la ciencia occidental ha tratado en los siglos de inmovilizar los hechos y los fenómenos para poder analizarlos. Nos hemos equivocado un montón.
El descubrimiento del fenómeno nombrado entrelazamiento cuántico o conexión cuántica probó que si todo está conectado y en movimiento: dos partículas que, en algún momento estuvieron unidas, siguen estando de algún modo relacionadas, no importa la distancia que las separe, aunque se hallen en extremos opuestos del universo, la conexión entre ellas es instantánea. En BioNeuroCiencia usamos esta propiedad de la materia para trabajar a través de cuantum de energía: el paciente es en un “sistema-cuántico” y todas sus partes están conectadas entre ellas.
Se habla por mitos. Los ancestros veían y describían el mundo en términos de mitos y cuentos. La imagen era un instrumento para facilitar el aprendizaje.
La ciencia demuestra hoy que la tradición oral y el uso de arquetipos y símbolos ha contribuido a la creación de campos morfogenéticos. El bioquímico Rupert Sheldrake hizo un experimento que consistía en pedirles a varias personas que memorizaran textos en japonés sin conocer el lenguaje. Uno era una canción infantil, el otro un poema moderno y el último era un texto sin sentido. La canción infantil fue memorizada mucho más rápidamente, pues había sido recitada por millones de niños durante muchas generaciones.
Conocer la existencia de los campos mórficos, nos permite, en BioNeuroCiencia trabajar no solamente a nivel de memoria celular, sino también con memorias transgeneracionales y culturales.
Se usa la energía y el amor para sanar. Los antiguos sabían que el universo es vibración, y que la vibración es sanadora. Las técnicas de sanación antiguas usan mucho la respiración y restablecer el flujo de las energías corporales. Si te ha pasado de participar de una sesión de armonización con cuencos tibetanos, seguramente experimentaste el poder sanador de la vibración.
La vibración más sanadora, según el mundo antiguo, es la del corazón: sintonizar con emociones como la compasión, el perdón, el amor incondicional y la aceptación se consideraban claves para vivir en salud.
Hoy sabemos que el corazón hace más que bombear sangre: manda unas órdenes poderosas de sanación al cerebro, cambia la de presión sanguínea, produce hormonas y genera una comunicación electromagnética. Cuando un organismo se sintoniza con la frecuencia del corazón, reduce el estrés: esto se llama coherencia cardiaca.
La Coherencia es el término usado por los científicos para describir un estado de alta eficiencia psicológica en el cual los sistemas nervioso, cardiovascular, endocrino e inmune están trabajando eficientemente y en armonía. En BioNeuroCiencia se busca acompañar el paciente en encontrar y sintonizar en la coherencia.
Perciben la realidad en estados alterados de conciencia. Los chamanes practican el uso de medicina (plantas) para celebrar ceremonias y viajes enteógeno, que favorecen las visiones, alterando el estado de consciencia.
La ciencia hoy demuestra que solo el 10% de nuestra mente es consciente, mientras el 90% restante se divide entre subconsciente e inconsciente.
En BioNeuroCiencia utilizamos la modulación de las ondas cerebrales para acceder al subconsciente: así como los chamanes buscaban ilusionar la mente consciente para acceder a la conciencia universal así el proceso de sanación en BND se desarrolla en la reconexión de partes inaccesible a la conciencia ordinaria.
Buscan transformar las creencias del paciente en relación a la realidad. Para los antiguos la realidad no es una: hay tanta realidad cuántos somos los seres humanos, ya que cada uno percibe el mundo según su sistema de creencias. Lo que llamaban Maia o ilusión, es lo que impide ver la realidad tal y como es. Sería como decir que vivimos interpretando nuestro entorno.
Así también hoy vivimos atrapados en esta ilusión, por ejemplo hay una falsa creencia según cual los genes son los que definen y determinan lo que somos. En verdad la biología es controlada por nuestra mente, porque a través de ella interpretamos las señales del entorno. En BioNeuroCiencia aprendemos a descubrir los mecanismos de interpretación de nuestra mente para poder transformarlos y así influir en los genes, enfermedades y patologías.
Trabajan con el poder de un ser superior o conciencia universal. Cada cultura tiene su forma de definir este lugar en donde alberga toda la información del universo: Registro Akashico, Super Mente, Consciencia Universal, Dios, etc.
Hoy sabemos que hay dos glándulas, que tienen funciones muy importantes como antenas telepáticas, actuando de canal para la intercomunicación con este plano de consciencia unificada: epífisis e hipófisis.
Mientras la glándula Pineal (epífisis) se encarga de percibir y reducir las frecuencias vibracionales recibidas, a otras frecuencias asequibles al consciente humano, la glándula Pituitaria (hipófisis) se encargará de emitir y elevar las frecuencias vibracionales de lo emitido, para que sea posible que se propaguen por el espacio y llegue a cualquier lugar del cosmos de forma instantánea.
En BND utilizamos sistemas de diagnóstico como la radiestesia, el test de balancig o el testeo muscular, que funcionan según esta capacidad receptiva de conexión que todos tenemos.
Es una cultura pragmática y no dogmática. Para los antiguos el conocimiento llegaba no desde un aprendizaje de las cosas como son y cómo tienen que ser: nada se acepta sin experimentar o por imposición. La búsqueda es necesaria para encontrarse.
De la misma manera en BioNeuroCiencia seguimos buscando, estudiando, ampliando la mirada, lejos de aceptar el status quo, apuntamos a la investigación constante y a la integración de los conocimientos.
Hay muchísimo aún para descubrir.
Autora: MARA BONAPERSONA. Psicóloga Gestáltica y Terapeuta Transpersonal

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