En la época de las
postguerras, las naciones comienzan a comprender el valor económico, de salud, de
compromiso y de comunidades que se obtiene con la siembra urbana. Es una
herencia de un mal, que se hace cotidiano y que más que una tabla de salvación
u obligación, es un gusto, una pasión, una satisfacción atada al trabajo
fecundo y creador que ve y disfruta en su momento correcto, de sabrosos
resultados.
La misma no intenta
ser una competidora de la siembra rural y masiva, sino ayudar en el ahorro y la
armonía hombre – naturaleza, en los productos de la tierra que más les gustan,
desde un jardín comunitario urbano hasta una siembra casera ajustada al espacio
disponible.
En el caso rural,
urbano y residencial el ítem que les une es el abono organico ecologico que juega un papel fundamental en la salud
de las siembras, la mejora de los suelos, el que las frutas, frutos, legumbres,
cáñamo, hortalizas demás sean más
grandes, de mejor sabor y su duración natural se vea menos comprometida que con
el uso de abono inorgánico proveniente de procesos químicos.
Sí, el abono orgánico ecológico ese es el que todos hemos conocido como "Composta", famoso en series de televisión y documentales que contemplamos sobre huertos urbanos, caseros y jardines de mejor calidad.
Es altamente recomendable
su uso ya que el abono orgánico ecológico ayuda a reducir la erosión de los
suelos y aumenta a su vez la capacidad de retener el agua, lo que le facilita a
las plantas la absorción de los nutrientes. En los suelos urbanos, que
contienen tantos residuos de la contaminación urbana por el tránsito de autos y
el monóxido de carbono que expelemos los seres humanos, el abono orgánico
depura a los mismos. Además, son más baratos que los fertilizantes industriales,
gran preocupación de las personas que observan en esta parte un gasto alto y
que haría menos rendidora la ganancia de obtener algunos vegetales o frutos o
granos en casa.
La comprensión de que
el cuidado del suelo y su mejora en nutrientes e hidratación por parte del
conglomerado se ha hecho más profunda en los últimos años ya que el crecimiento
poblacional no sólo incide en el consumo, sino en la salud de las plantas. Por ello
no es extraño el ver que personas de las ciudades sepan que deben usar abono
para mejorar sus siembras urbanas y que el orgánico les brinda un mayor
rendimiento, un compromiso mucho más prolija con la salud ecológica integral, economía
en su adquisición del mismo (en una relación de economía hasta del doble en
comparación con los abonos inorgánicos) y una efectividad mayor.
Por igual, en la
siembra rural están asimilando al abono orgánico que en alguna parte del surco
histórico dejaron por el inorgánico, pero en éste regreso han confiado en
centros de preparación, venta, distribución y capacitación en el uso del abono
orgánico, creando una cadena socioproductiva mejorada, fuente de empleos, de estudio
y sponsors de sembradíos. Todo esto y más en positivo, gracias a la vuelta a lo
natural.
La verdadera
importancia entonces del abono orgánico ecológico, es que transforma un ciclo
natural de otras plantas, de mamíferos, aves y demás, en más y mejor vida de
plantas y suelos, lo que se traduce en mejoras en la salud, economía e integración
social en las zonas urbanas, dentro de las casas (unión del núcleo familiar en
pro de la alimentación y/o jardinería) y en el área rural que sustenta al país
nacional.
Dar el paso a lo
ecológico nos ayudará a renovar la vida, jamás nos neguemos a ello y veamos las
mejoras que nos ofrece de manera integral y productiva.