El Arrepentimiento

Parece que la política partidista y el arrepentimiento son enemigos naturales. Los pocos que se llegan a arrepentir son rápidamente silenciados y lanzados al basurero de la historia por sus iguales y nunca jamás perdonados por los afectados, dejándolos en un limbo de inutilidad que en ocasiones es bueno y en otras es un desperdicio, especialmente porque saben cómo se maneja por dentro tanto el lugar como el grupúsculo con los cuales hacían daño.

el arrepentimiento
 

Tanto que mienten, tantas palabras sosas y llenas de falsedad – burla y saña; su indolencia para el momento que viven y con los conciudadanos, excusándose con aquello de paliar las emociones con algo de positivismo –que también resulta falso-, es el manual con el que se mueven los políticos en casi todo el orbe.

 

Todo ello crea desgaste entre las personas de bien y una escuela de amparo para quienes creen que así se consiguen las cosas, avasallando a los dem.as sin remordimiento alguno.

 

Un centenar de veces me he preguntado, ¿Cómo hacen para poder dormir tranquilos?, ¿Acaso no lloran al bañarse o estando en un rato de soledad e introspección?, ¿Cómo el cuerpo no se les resiente de tanta afrenta vil para con los conciudadanos?

 

Y eso no sólo ocurre en las altas esferas del poder, sino en los estratos medios y bajos, que hacen y deshacen a gran velocidad en detrimento del ciudadano al que bajan a “pueblo”, no en su forma de comunión sino en la forma de amparo y dependencia. Esos que son la mano agresiva o los gestores ante los que deben impartir justicia, seguridad, confianza y manejar los dineros del Estado.

 

Se portan como les sale del forro de la gana hasta que caen en desgracia y allí sí lloran; el exceso de confianza o quizás el tener que sostener ese modo de vida agresivo – pasivo y alcahuete les da motivo para seguir, amparados de la fuerza física, las clases para gritar y manipular psicológicamente de manera intimidatoria y en algunas muy comunes ocasiones, la presencia d un arma de fuego, hablar entre dientes con la vista brillante y unas promesas de que te va a pasar algo.

 

Ese gusanillo de la conciencia que surge en el arrepentimiento parece no morderles o quizá lo acallan con el ruido de las cosas materiales que obtienen hasta que no tienen nada.

 

Es en su debacle que quieren arrepentirse y se dan cuenta que subieron a la montaña insultando, golpeando, robando y mintiendo a todo aquel, sin tomar en cuenta que esos son deslices por los cuales pueden patinar. Creerse intocables e incambiables, les muestra como lo peor de la historia que lamentablemente trascendió en algún o algunos puesto de poder.

 

Ser ese maligno ejemplo y protector de los que acompañan sus barbaridades de cualquier manera, es el virus que ha atacado a la sociedad toda. De allí que ahora tengamos a generaciones que creen que un par de correazos de disciplina a un adolescente es motivo punible, lanzar unos cohetes en Navidad es odiar a los perros, cambiarle el pañal a un bebé recién nacido amerita permiso hablado por parte del mismo o tener gallinas es amparar un acto de patriarcado generado por el gallo.

 

Ese montón de necedades, el mal manejo comunicacional y real sobre el cambio climático y el gusto por generar guerras e imprimir dinero para crear hiperinflación y devaluar la moneda nacional, lo hacen personas que de manera independiente o en conjunto con el mismo manual, terminan dañando al conglomerado que está en ocasiones atados porque esos malos hilvanaron planes de control en distintos flancos sin vergüenza alguna.

 

Todo leso lo hacen a gusto y el arrepentimiento no les llega; el creerse eternos, intocables, superiores y a la vez posibles víctimas de lo mismo que hacen, les mantiene haciendo daño porque el arrepentimiento o no les llega o también lo tienen amordazado, golpeado, agonizante o ya de plano se les murió.

 

Su efecto dominó es técnicamente lo que estamos pagando y que nos hace arrepentirnos de haberlos apoyado o no haber sido buenos adversarios o incluso, haber estado en este momento de la historia.


Nota al margen: Y si ven a un político salir de un partido y colocarse en un predio donde al menos ganen más los ciudadanos que él (que sería un colateral), ese es el mayor grado de arrepentimiento que tendrá y –aunque no lo crea- es lo más valioso que puede ofrecerle a su país. No son perfectos ni santos, pero si porcentualmente la gente es beneficiada con oportunidades de ser y poder hacer, son políticos que valió la pena se develaran así (sea por naturaleza o porque se arrepintieron y cambiaron para mejor).

 

Lcdo. Argenis Serrano

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