El problema del término "Discapacitado"

Vaya este artículo "el problema del término discapacitado" con todo respeto a la gente de bien cuyas condiciones no les impiden ser grandes en la ciencia, arte, deportes, profesiones u oficios, siendo resilientes y sabiendo sacar lo mejor de su potencial, algo que no todos los que nos decimos de manera banal "estar bien", llegamos a hacer, porque ni lo intentamos.

¿Por qué para algunas personas o asociaciones - colectivos es ofensivo o inapropiado el término "discapacidad o discapacitado", pero incluso dichas personas con tal condición se autodenominan como "discapacitados" (no todos pero una tasa bastante destacable), y sin darse por ofendidos?

¿Es que acaso el prefijo "dis", les hace sentir o ver como menos personas?; esta es una pregunta que muchas personas tocan de manera silenciosa para no herir susceptibilidades o iniciar debates que acrecienten la polémica, pero que con equidad se pueden tocar para aprender. Y esa es la pretensión de este artículo, con el debido respeto y balance que tenemos como medio de comunicación social digital.

Consulté varias fuentes para este artículo e incluso hablé con 2 personas en distintas partes de la ciudad, uno con discapacidad visual y el otro con imposibilidad de movilidad de sus miembros inferiores. A ellos les molesta a rabiar sí les dicen así, ellos prefieren que les llamen por sus nombres y reconozcan sin temor; uno dice “estoy y soy ciego” y el otro, “yo no puedo caminar y voy atrás de los demás, pero me muevo, soy el de la silla de ruedas”).

Gracias a ellos que me explicaron su sentir y que no les hace ver menos una definición, porque saben que no es con odio y/o de manera despectiva, que son cosas que se perciben y esas sí se atacan. Ellos no se consideren delicados ni víctimas ni están a la defensiva, porque conocen el amor y el respeto y se ganan el pan con su propio esfuerzo.

Un detalle: Eso del cómo se diga y toque, tiene mucha de verdad. Pero conozco y podemos ver en televisión y redes sociales a personas con discapacidad que realizan shows de comedia y hablan de ello en primera persona y le buscan la gracia, la reflexión y la comunión, aceptándose así y demostrando que no es limitación.

Quizá lo que le hace falta a la gente que supuestamente les está defendiendo sobre el término discapacitado, es escucharlos y comprender que es una definición que se enfoca en sus necesidades, pero que lo demás está al 100% adecuado a las definiciones de personas o seres humanos y que el cuidarlos en exceso y con reprimendas, es también exclusión, cuando ellos saben cómo convivir en inclusión con gente que les quiere y les ve como lo que son: una buena persona.

discapacitado
 

El problema de llamarles “discapacitados”

Esta es una temática que toca un tema complejo de lenguaje, identidad y la evolución de los modelos sociales sobre la discapacidad. La aparente contradicción se explica por la diferencia entre la perspectiva social/política y la perspectiva de la identidad personal/comunitaria de quienes viven con esa condición.

Aquí está el desglose de por qué el término genera debate y por qué muchas personas lo siguen utilizando:

 

La controversia: El prefijo "Dis-" y el modelo social

El prefijo latino "dis-" significa generalmente negación, dificultad, anomalía o contrariedad (como en disgusto o discontinuo).

¿Qué genera ofensa? Para muchos activistas y organizaciones, el problema no es solo el prefijo, sino la palabra completa "discapacitado" (como adjetivo o sustantivo). Esta etiqueta puede ser vista como reductiva, ya que define a una persona entera por una sola característica, sugiriendo que la falta de capacidad es la identidad central del individuo.

El enfoque de "persona primero": La tendencia más aceptada internacionalmente, promovida por la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU (2006), es usar la expresión "Persona con Discapacidad". Hay quienes los llaman “personas con capacidades distintas o personas con capacidades reducidas”.

Razón: Este enfoque pone el énfasis en la persona ("Persona con...") y no en la condición ("...discapacidad"). Se busca evitar que la condición se convierta en la etiqueta definitoria del individuo. Se considera una forma de lenguaje más respetuosa e inclusiva.

Modelo social vs. modelo médico: El modelo social (el preferido por el movimiento de derechos) argumenta que la discapacidad no es un atributo inherente a la persona, sino el resultado de las barreras que la sociedad (físicas, actitudinales o comunicacionales) impone a las personas con deficiencias. Bajo este modelo, el problema no es la persona, sino la sociedad que no está adaptada.

 

La identidad propia: Por qué el colectivo lo sigue usando

Si bien el lenguaje "Persona con Discapacidad" es el preferido por las directrices oficiales, muchas personas dentro del colectivo continúan autodenominándose "discapacitados" o utilizando el término de manera directa por varias razones:

Reapropiación y pragmatismo: Al igual que ha ocurrido con otros términos, la comunidad puede reapropiarse de una palabra considerada ofensiva o clínica para despojarla de su connotación negativa. Usar el término abiertamente es una forma de normalizarlo y afirmar su identidad sin vergüenza.

Claridad y reconocimiento legal: "Discapacidad" es el término legal y administrativo reconocido en la mayoría de los países y documentos oficiales (leyes, certificados de pensión, documentos de acceso a derechos). Es un término claro y universalmente entendido dentro del contexto de los derechos y servicios.

 

Críticas a las alternativas:

"Diversidad Funcional": Aunque se propuso como una alternativa más positiva, muchos activistas lo rechazan porque lo consideran un eufemismo que no describe claramente la realidad. El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) y otras entidades (como se cita en Servimedia) han insistido en mantener el término "personas con discapacidad" porque es el recogido en la Convención de la ONU y representa su identidad política.

Economía del lenguaje: Es más corto y directo decir "soy discapacitado" que "soy una persona con discapacidad". En la conversación cotidiana, la precisión política a menudo se sacrifica por la concisión.

 

Decir “discapacitado” es entonces una cuestión de preferencia y evolución

La clave de todo esto es que no existe una única voz dentro de la comunidad y tampoco fuera de ella, lo que nos lleva a dos preguntas de rigor:

¿Es ofensivo? Sí, para muchos grupos de defensa y las directrices de lenguaje inclusivo, ya que ven la palabra "discapacitado" como una etiqueta reductiva que niega la primacía de la persona.

¿Por qué lo usan? Por pragmatismo, identidad política (reapropiación) y porque es el término legal y socialmente reconocido para referirse a sus derechos.

Por ende, la ofensa no proviene del prefijo "dis-" en sí mismo, sino de cómo la palabra "discapacitado" fue usada históricamente para cosificar y definir a la persona por su condición, en lugar de como un individuo completo que tiene una condición.

Lo más respetuoso es pues, cuando se habla en un contexto formal o desconocido, es siempre usar "Persona con Discapacidad", o, mejor aún, preguntar a la persona cómo prefiere ser llamada, ya que ello es salomónico y tanto quien pregunta como los interlocutores (por ejemplo, un periodista o un educador ante sus educandos o público), deben aceptarlo ya que es una petición explícita e irrefutable de esa buena persona.

Lcdo. Argenis Serrano 

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