Leía hace poco las
estadísticas de pacientes que se realizan exámenes de sangre en diversos
laboratorios en merida y, aunque la tasa es aceptable, sigue siendo la
actitud por reacción la que motiva a los mismos.
Es muy poco frecuente que
las personas, al menos una vez al año, se realicen su hematología completa,
orina y heces o un perfil 20 solamente para descartar cualquier patología a
manera de chequeo rutinario.
Ello deriva tanto de la situación
económica como el instinto de la excesiva confianza de que se está sano y que
visitar centros de salud sólo se hace cuando existe la necesidad, ya que en
principio puede ser un “gasto evitable” y por aquella máxima de “el que
se busca, encuentra”, que se ocurre cuando te haces un chequeo y encuentras
una dolencia que no sabías que tenías.
Ese reproche hace que las
personas se alejen de algo tan simple como lo son los exámenes de sangre, sin
contar sobre aquellos que les tienen un miedo patológico a las agujas (Tripanofobia)
y/o miedo a la sangre (Hematofobia).
Armarse de valor y quererse a sí mismo
Es algo vergonzoso tener
que pedirle a la gente que se saque el tabú de que sí se hurga a ver si tiene
una enfermedad, es malo, ya que si no tiene patología alguna, se dicen “ves,
estoy sano y pude usar esa plata en otra cosa”, y de tenerla, se reprochan con “esto
me pasa por estar buscando lo que no se me ha perdido”, también aludiendo a los
gastos inherentes de un tratamiento.
Pero los exámenes de
sangre y todo lo que respecta a la salud jamás han de verse como un gasto o
algo para postergar. Un chequeo médico al menos anual es lo recomendado y mucho
mejor cuando nosotros mismos los concertamos, como por igual la visita al
odontólogo.
Lo mejor antes de visitar
al médico es prepararse, al menos con sus exámenes de sangre, orina y heces y
un ecosonograma. Si se requiere de unos Rayos X, también. Así te presentas ante
el médico y comienzas el tratamiento con mayor premura o se te informa que
estás en las debidas condiciones de salud y eliminas la incertidumbre y demás
escenarios oscuros.
Los exámenes de sangre revelan todo de nosotros
En estos tiempos hay que
prever de todo. Tanto hacerse el VDRL, pruebas de dengue, VIH,
antígeno prostático y aquellas evaluaciones que sean recurrentes si posees una
condición médica de larga data y con la que convives. Nuestra sangre nos brinda
la información y nosotros somos los ejecutantes de las acciones debidas.
Las aseguradoras y varios
empleos privados y públicos ameritan de chequeos médicos y exámenes de sangre
recientes; por igual los preoperatorios o quienes se inscriben en instituciones
militares o policiales.
Llevar un historial de
hematologías aumenta las probabilidades de que se obtendrán resultados
favorables, ya que ante cualquier alarma se habrán realizado los tratamientos
debidos y la salud saldrá más fortalecida.
Es mejor tenerles miedo a
las enfermedades, ya que estas son la traba que nos afecta; a las agujas y a la
sangre, esos miedos son nimiedades. Y el miedo bañado de falso orgullo de no
realizarse chequeos “porque eso es sólo cuando se está enfermo o necesitas
hacer un trámite”, debe ser descartado de plano.
La calidad de vida
siempre va a depender de nosotros y mientras mayor sea la premura de la
atención, menores serán la inversión y las preocupaciones -sea el resultado
positivo o negativo-. Consideren pues que, unas cuantas gotas de sangre pueden fungir
de guía de cómo la debemos recuperar y/o mantener, según sea el caso.
