El honorable monasterio Shaolin, cuna del kungfú y del budismo Zen, está enviando a un creciente número de sus novicios a estudiar al extranjero como parte de un ambicioso plan educativo.
Caso la mitad de los 300 monjes del histórico complejo monástico de la provincia central de Henan son nacidos después de 1980, y muchos de ellos han estudiado en instituciones budistas y universidades de otros países, según explica el abad del templo, Shi Yongxin.
Los monjes con experiencia internacional de estudios cuentan con un buen dominio de lenguas extranjeras y están acostumbrados a un estilo de vida moderno que incluye las redes sociales, lo que les permite llegar a un mayor número de seguidores extranjeros, según informa la agencia oficial china Xinhua.
El antiguo monasterio gasta cada año varios cientos de miles de yuanes en los monjes, según Shi.
Un novicio de 28 años identificado como Yanti entró en la Universidad de Nanjing en 2008 para estudiar religión y filosofía, sumado a dos años de estudio en Singapur. Otro, de nombre Yanzheng, 27 años, recibió formación en Singapur durante seis años y luego prosiguió sus estudios en la Universidad de Hong Kong.
“Mi vida en el campus es la misma que la de cualquier otro estudiante, con la salvedad de las disciplinas budistas. También curso asignaturas obligatorias de la universidad como psicología, sociología y gestión”, explica Yanzheng, quien comenzó a usar las redes sociales en 2006 y abrió una cuenta de microblog el año pasado.
“La experiencia en el extranjero abrió mi visión y me ayudó a entender el Budismo de una forma moderna”, reconoce.
El antiguo templo, lleno de vida, enseña a cientos de fieles extranjeros artes marciales y Zen durante las vacaciones de verano. El año pasado, fueron miles los foráneos que acudieron a Shaolin. Yanti es uno de los monjes capaces de comunicarse con ellos en inglés.
Shi Yongxin, el XXX abad del Monasterio de Shaolin, ha sido objeto de críticas por su estilo de administracion del templo, muy basado en su comercialización, una tendencia que comenzó con la apertura de una farmacia y el envío de monjes a otros países para actuar en espectáculos de kungfú. Sus innovaciones, no obstante, han servido para elevar el renombre del monasterio y cientos de miles de extranjeros aprenden artes marciales de estilo Shaolin en todo el mundo, según Xinhua.