Autora:
Laura Suárez Navarro
¿Tienes miedo a estar solo o sola? A mí también me lo daba. Pensaba que si no conseguía que nadie me quisiera, que si no les convencía para que se quedaran a mi lado, no me quedaría nada. Me daba pánico no poder contar con nadie hasta que aprendí a contar conmigo misma. Para ello seguí estos sencillos pasos:
Laura Suárez Navarro - Productora Visual - Barcelona/España |
¿Tienes miedo a estar solo o sola? A mí también me lo daba. Pensaba que si no conseguía que nadie me quisiera, que si no les convencía para que se quedaran a mi lado, no me quedaría nada. Me daba pánico no poder contar con nadie hasta que aprendí a contar conmigo misma. Para ello seguí estos sencillos pasos:
Lo primero que debemos hacer es entender que
somos capaces de cuidarnos nosotros mismos. Nos pasamos la vida dejando que
otros decidan por nosotros, que nos aconsejen sobre un tema personal, o en una
decisión, en cómo vestirse, en cómo maquillarse, en cómo peinarse… Dejamos que
nuestros maridos se encarguen de llevarnos el coche al taller o de cambiar esa
bombilla o de arreglar la cisterna o desatascar el wáter. Eso es un tremendo
error. No debemos dejar que los demás nos solucionen la vida pues si ellos un
día se marchan tendremos problemas a la hora de desenvolvernos solos.
Normalmente dejamos que otros hagan o decidan por nosotros porque no nos vemos
capaces de hacerlo nosotros, pero nadie es mejor ni peor que nadie y con
esfuerzo y paciencia podemos conseguirlo todo. Dicen que si quieres algo bien
hecho debes hacerlo tú mismo; pues nadie mejor que tú para cuidar de ti.
El segundo paso consiste en sincerarnos con
nosotros mismos para encontrar nuestra mejor versión. Puede que en ocasiones
creamos que sabemos perfectamente qué es lo que necesitamos, pero la mayoría de
veces no es así, sino que nos adueñamos erróneamente de deseos ajenos y los
alimentamos y dejamos crecer como si fueran nuestros. Sincerarse con uno mismo
no es fácil, implica aceptar y reconocer cosas que quizás no nos gusten o nos
avergüencen. Pero ¿para qué vivir engañados el resto de nuestras vidas? ¿Por qué
seguir siendo quienes no somos sólo por miedo a enfrentarnos a la realidad? Es
hora de sacar al niño que llevamos dentro y dejar que nos recuerde quiénes
somos, nuestra esencia está ligada a él. Puede que de pequeños soñáramos con
vivir grandes aventuras en tierras lejanas y puede también que creamos que ese
sueño murió al morir nuestro mini yo, pero no es así, ese sueño existe y no hay
razón alguna para no dejar que se cumpla. Hay gente que vive aventuras
increíbles organizando escapadas a pueblos cercanos durmiendo en el coche ¡y es
feliz! Porque tiene todo lo que quiere con muy poco. Y si eso os parece una
locura deberíais replantearos vuestra forma de vida. No todo pueden ser trajes
y corbatas y, unos shorts y unas deportivas los fines de semana no son para
nada incompatibles.
Cuando ya hemos aprendido que podemos – y debemos
– cuidar de nosotros mismos, nos hemos sincerado y hemos dejado salir al niño
que llevamos dentro, debemos reconocer nuestras fortalezas, pero también
nuestras flaquezas. Ahora que ya sabemos qué es lo que queremos debemos ser
conscientes de nuestros límites y ventajas. No debemos desear cosas
inalcanzables porque eso nos producirá frustración. No es lo mismo soñar con ir
de viaje a una isla remota – por muy caro que sea el viaje siempre podremos
invertir más tiempo para ahorrar hasta que al final consigamos reunir el dinero
necesario – que soñar que algún día participaremos en un triatlón si padecemos
una cardiopatía – eso, por mucho que lo deseemos con todas nuestras fuerzas,
nunca será posible por nuestra condición física, con la salud no se juega. Así
que lo mejor que podemos hacer es aceptarlo y emplear todo ese tiempo que
pasaríamos lamentándonos en encontrar un nuevo sueño más acorde a nuestras
limitaciones. – Debemos ser realistas y aprender a valorar las pequeñas cosas.
El cuarto paso consiste en sernos útiles
a nosotros mismos, es decir, ahora que ya sabemos lo que queremos hacer, que no
necesitamos de nadie para llevarlo a cabo y que somos conscientes de hasta
dónde podemos llegar, solo queda hacerlo, dar el paso. Seguramente sean muchas
las cosas que se nos ocurran, ahora que nos sentimos libres querremos hacerlo
todo de golpe, pero es necesario recordar que no debemos ambicionar en exceso:
debemos ir paso a paso pues de lo contrario acabaremos por no hacer nada de lo
que nos habíamos propuesto y sentiremos de nuevo frustración.
Para tener un mayor y mejor control
sobre la situación es recomendable que confeccionemos una lista, como una “wish
list”, en la que escribamos todas aquellas cosas que nos gustaría hacer. Pueden
ser cosas pasadas, es decir, cosas que hubiesen quedado olvidadas con el tiempo
pero que ahora hayan vuelto a aparecer recordándonos quiénes somos y qué es lo
que nos gusta hacer. También pueden ser cosas tan sencillas como proponernos
salir a patinar por las tardes, hacernos un peinado diferente cada día, o leer
un poquito cada noche en la cama antes de irnos a dormir. Por supuesto hay
sitio para los grandes deseos, más inalcanzables, pero no imposibles. Éstos
seguramente se prolonguen en el tiempo y al conseguirlos den una mayor satisfacción
que los deseos diarios. Pero si queremos ver resultados rápidos es mejor
empezar con los del día a día, pues podremos tacharlos de la lista dándolos por
concluidos con más rapidez y, por tanto, puede que no nos proporcionen tanta
satisfacción, pero sí agilidad y facilidad, dos elementos clave para un primer
momento, cuando todo es más complicado y nos cuesta más ponernos las pilas.
El último paso consiste en poner en
práctica lo aprendido en los cuatro pasos anteriores. Es hora de ponernos a
prueba. Es muy fácil afirmar que podremos cambiar solos una bombilla porque
hacerlo entra dentro de nuestras capacidades las cuales las hemos reconocido a
la perfección en un par de días. No cuesta nada prometernos salir a patinar
cada tarde, o leer cada noche un capítulo en la cama antes de irnos a dormir,
lo que cuesta es hacerlo, tener la fuerza de voluntad necesaria.
Ahora toca intentarlo y conseguirlo.
Debemos probar de cambiar una bombilla sin ayuda, forzarnos a salir o a leer –
pero sólo hasta que nos salga automáticamente –. Poder estar solos y estar
bien.
Estos son los cinco sencillos pasos que debéis seguir las personas a las
que les aterroriza estar solos. Recordad que siempre que os tengáis a vosotros
mismos y hayáis aprendido a quereros, esa sensación no tendrá cabida en
vuestras vidas.
Página web de la autora: http://unlearning2love.com/
Fuente de la nota: http://www.elmagacin.com/como-perder-el-miedo-a-estar-sola/