Venezuela ahogada en llanto. Se hizo terriblemente frecuente ver a niños, mujeres, hombres, ancianas llorando de tristeza, frustración, miedo, rabia, desilusión por culpa de nicolás maduro y su combo.
El llanto es por falta de comida y el precio de la poca que hay; por falta de medicinas, operaciones e instrumentos médicos; por no poder pagar un seguro de vida que dé relativa tranquilidad; por no tener un hogar digno, ya que son incomprables y los creados por el Estado pasan por los más endemoniados filtros discriminatorios para su asignación (lean más adelante).
Hay llanto porque el pan nuestro de cada día cuesta un día de salario mínimo y no rinde y es difícil de adquirir; se llora porque los ladrones salen a "cumplir una cuota" de asesinatos para quedar bien con sus jefes y ascender en su mundo hamponil, amparado por el propio gobierno.
Hay llanto porque los padres ven con preocupación que en el nuevo año escolar no podrán pagar colegiatura privada de su hijo y mucho más si tienen dos o más; lloran porque deben pedir adelanto de prestaciones para comprar los zapatos de sus hijos y se preguntan, ¿y su demás vestimenta?; ésto lo quiere cubrir nicolás maduro con una supuesta entrega de uniformes escolares que cree es una novedad, cuando es su deber. Falta ver cómo aplican ello.
Indigna que no se puede adquirir y cuesta mantener un vehículo y el transporte público empeora y crece el costo del pasaje y los abusos.
El llanto se hace mayor cuando no puedes darle un gusto a tu familia como antes, que hasta en los momentos más difíciles, regalabas una sonrisa con una torta a un familiar.
Se llora porque la policía y guardia nacional agrede y se mofa, con morboso gusto por ello.
Se llorar porque en cada cadena o declaración de nicolás maduro y su combo, hay mentiras, prevaricación, saña y dilación, además de despilfarro en banalidades cuando hay tantas necesidades de prioridad máxima.
Por eso vemos que ante los medios llega la gente con lágrimas, gritos de indignación y ahogo en sus pechos porque les preocupa la vida de los suyos, la propia, la de su entorno; no es montaje ni amarillismo, es la espontaneidad de sentir que se vive hoy y mañana no se sabe, pues quizás no se tiene con qué.
Quienes tienen modo están padeciendo, quienes no tienen, que ya son mucho, muchísimo más sufren. El llanto es colectivo y no por el detrimento en el modus vivendi, sino en la humillación de que el réginem de maduro diga con desfachatez "Venezuela está bien, no necesitamos ayuda de nadie, tenemos recursos para 3 países". La muerte de niños, ancianos y los problemas de salud ante la falta de buena y nutritiva alimentación, con el adoso de inseguridad, lo contradicen.
Creo que cuando nicolás maduro intente copiar a hugo chávez cuando le daba uso a la antigua frase "Cuando el clarín de la patria suena, hasta el llanto de la madre calle", no le servirá.
Sólo el llamado a cambio total, unión y nuevas políticas socioeconómicas para todos, aplacarán las comprensibles y dolorosas lágrimas.
Cuando se miente, el llanto de los engañados y esperanzados brota y duele.
El llanto es por falta de comida y el precio de la poca que hay; por falta de medicinas, operaciones e instrumentos médicos; por no poder pagar un seguro de vida que dé relativa tranquilidad; por no tener un hogar digno, ya que son incomprables y los creados por el Estado pasan por los más endemoniados filtros discriminatorios para su asignación (lean más adelante).
Hay llanto porque el pan nuestro de cada día cuesta un día de salario mínimo y no rinde y es difícil de adquirir; se llora porque los ladrones salen a "cumplir una cuota" de asesinatos para quedar bien con sus jefes y ascender en su mundo hamponil, amparado por el propio gobierno.
Hay llanto porque los padres ven con preocupación que en el nuevo año escolar no podrán pagar colegiatura privada de su hijo y mucho más si tienen dos o más; lloran porque deben pedir adelanto de prestaciones para comprar los zapatos de sus hijos y se preguntan, ¿y su demás vestimenta?; ésto lo quiere cubrir nicolás maduro con una supuesta entrega de uniformes escolares que cree es una novedad, cuando es su deber. Falta ver cómo aplican ello.
Indigna que no se puede adquirir y cuesta mantener un vehículo y el transporte público empeora y crece el costo del pasaje y los abusos.
El llanto se hace mayor cuando no puedes darle un gusto a tu familia como antes, que hasta en los momentos más difíciles, regalabas una sonrisa con una torta a un familiar.
Se llora porque la policía y guardia nacional agrede y se mofa, con morboso gusto por ello.
Se llorar porque en cada cadena o declaración de nicolás maduro y su combo, hay mentiras, prevaricación, saña y dilación, además de despilfarro en banalidades cuando hay tantas necesidades de prioridad máxima.
Por eso vemos que ante los medios llega la gente con lágrimas, gritos de indignación y ahogo en sus pechos porque les preocupa la vida de los suyos, la propia, la de su entorno; no es montaje ni amarillismo, es la espontaneidad de sentir que se vive hoy y mañana no se sabe, pues quizás no se tiene con qué.
Quienes tienen modo están padeciendo, quienes no tienen, que ya son mucho, muchísimo más sufren. El llanto es colectivo y no por el detrimento en el modus vivendi, sino en la humillación de que el réginem de maduro diga con desfachatez "Venezuela está bien, no necesitamos ayuda de nadie, tenemos recursos para 3 países". La muerte de niños, ancianos y los problemas de salud ante la falta de buena y nutritiva alimentación, con el adoso de inseguridad, lo contradicen.
Creo que cuando nicolás maduro intente copiar a hugo chávez cuando le daba uso a la antigua frase "Cuando el clarín de la patria suena, hasta el llanto de la madre calle", no le servirá.
Sólo el llamado a cambio total, unión y nuevas políticas socioeconómicas para todos, aplacarán las comprensibles y dolorosas lágrimas.
Cuando se miente, el llanto de los engañados y esperanzados brota y duele.