Los valores corporativos
son el alma de la empresa. Son los pilares que orientan la conducta
de sus empleados y directivos; los principios que guían la toma de
decisiones y ayudan a que la empresa logre su objetivo
fundacional o misión. Los valores no son un mero enunciado que se enmarca y se
cuelga en la pared o en la web de la compañía: los valores corporativos permiten
comunicar la cultura empresarial, facilitan el entendimiento y evitan
conflictos entre los miembros de la organización. Impulsan procesos de
mejora continua y marcan patrones éticos al fijar lo que se
puede y no se puede aceptar desde el punto de vista corporativo.
El exigente entorno
digital ha llevado a muchas empresas a profundos y complejos procesos
de transformación digital. Nos atrevemos a augurar que esos procesos
no resultarán exitosos si olvidan incorporar algunos de estos valores
corporativos, adaptados a la era digital, capaces de dar respuesta a las
actuales demandas de usuarios y ciudadanos:
Servicio
personalizado. El cliente es el centro del
negocio. Deben brindar un servicio diferencial a cada cliente, adaptado a
sus necesidades, de forma que le genere valor a través de soluciones digitales
idóneas según sus requerimientos.
Calidad
e inmediatez. El cliente digital no duerme. La
universalización del smartphone y los dispositivos móviles ha
propiciado un marketing y una comunicación “24/7”, todos los días del año y 24
horas al día. Pero la inmediatez no puede ni debe, afectar a la calidad.
Escucha. El
cliente tiene su propia opinión. Hay que sistematizar la escucha para cumplir
con las expectativas de todos los públicos de interés. Unos públicos que ya no
se conforman con buenos productos y servicios, sino que demandan diálogo.
Participación, he ahí la cuestión.
Responsabilidad. Los
clientes y usuarios son más exigentes que nunca. Exigen buenas prácticas. Las
empresas y los profesionales deben ser puntuales y cumplir lo acordado,
prometido, ofrecido… Pero además deben mostrar un compromiso creíble con las
sociedades y con las comunidades en las que opera. La reputación es un activo
diferencial que sólo se consigue con sensibilidad, coherencia y engagement.
Innovación.
¿Qué hay de nuevo, amigo? El actual entorno de transformación digital es un
catalizador de la innovación. Se buscan soluciones integrales. Uno de los
valores corporativos básicos es la sed de conocimiento y el deseo de
compartirlo. Adelantarse es la clave.
Adaptación. Seamos
flexibles. El entorno digital demanda rapidez y capacidad de adaptación: es una
virtud clave para la propia sostenibilidad de la empresa.
Sostenibilidad. Los
retos del presente inmediato. Los grandes protagonistas de la transformación
digital son las personas: los Millennials han dado el primer paso y
ahora la Generación Z les pisa los talones. Los jóvenes Z –nacidos entre 1994 y
2009- son los 100% nativos digitales, para ellos la sostenibilidad y la
protección del medio ambiente son más que palabras. Ellos serán tus clientes
dentro de unos años, ¿qué les vas a contar?
Transparencia. La
madre de todas las batallas. Cuanto más transparentes sean las compañías, menos
crisis tendrán que enfrentar. Es matemático.
Los consumidores exigen a
las empresas cercanía, rapidez, flexibilidad, participación y responsabilidad
con el cliente, con la comunidad y con sus empleados. Son principios
eminentemente digitales. El reto para las empresas es convertir
esas exigencias en valores corporativos que guíen e impregnen su cultura,
sus procesos y sus servicios.
La comunicación
digital es un área clave para los profesionales de la economía digital.