La Historia del Buque Escuela Simón Bolívar


Por: Capitán de Navío Saúl Chacín Sánchez (+)
Vía: Fundación Diez de Diciembre

*La Idea Precisa y la Oportunidad*

Transcurría el año 1978. Con el grado de Capitán de Fragata me desempeñaba entonces, en el cargo de Director de Hidrografía y Navegación, sede del Observatorio Naval “Coronel de Ingenieros Juan Manuel Cagigal”, adscrito a la Comandancia General de la Marina.

En la mañana del jueves 9 de marzo, del año indicado, cuando en la antigua sede del Ministerio de la Defensa, en La Planicie, Caracas, después de realizar la rendición de cuenta de los recursos financieros asignados al Proyecto para el Restablecimiento de las Condiciones Dinámicas de Laguna de Cocinetas, en Castilletes, Península de La Guajira; importante función que tenía asignada, cruzaba el patio principal de una edificación de estilo colonial, cuna de importantes decisiones en los asuntos inherentes a la Seguridad y Defensa Nacional, para la fecha asiento administrativo del Ministerio de la Defensa en la actualidad sede del Museo Histórico Militar.

*Fue un momento desde el punto de vista personal inolvidable, y una fecha de gran trascendencia para la Marina de Guerra de la República de Venezuela. Era el 9 de marzo de 1978.*

¡De pronto!, un llamado que activó toda mi atención:
-¡Marino!
-¡Marino!

No identificaba el sitio de dónde provenía, pero fijé la mirada en la escalera de caracol del lado norte, donde en ese instante una figura corpulenta agitaba su mano derecha para que me acercara.

Un policía militar, de aquellos que en nuestra época de muchachos llamábamos medias blancas, se aproxima a paso de trote y exteriorizando su saludo militar me dice:
-Mi Capitán, lo está llamando mi General el Ministro de la Defensa.
Se trataba del General de División (Av) Fernando Paredes Bello, en persona, que demandaba mi presencia.

Adopté una actitud de paso rápido que fui acelerando hasta correr, me dirigí a la escalera de caracol y al pie de ella escuché la voz del General de División Ministro de la Defensa que me ordenaba subir, expresando:
-Suba, Capitán…
Lo cual realicé con prontitud hasta ubicarme al frente y ejecutando los signos exteriores de respeto expresé:

-Buenos días, mi General de División. Capitán de Fragata Saúl Chacín Sánchez, a sus órdenes.
Me invitó a pasar a su despacho y una vez ubicado en una silla frente a su escritorio me dijo:
-¡Escuche marino!.
Meditó un instante y repitió:
-¡Escuche bien!.

A todas estas permanecía en máxima atención y actitud erguida, no teniendo la menor idea del objetivo de esta improvisada entrevista, nada más y nada menos que con el Ministro de la Defensa.
Me ofreció café o refresco, a lo cual atiné a decir solamente:
-Gracias, mi General.

Supongo que me daba tiempo para que me tranquilizara, transcurrieron algunos segundos que me parecieron horas y al fin mirándome fijamente me dijo: ¡Mire marino! No sé cuánto permaneceré como Ministro de la Defensa…

*Pero a usted como profesional de buenas ideas, le voy a hacer una pregunta, la cual me deberá responder con toda sinceridad:*

*-Si usted fuera Ministro de la Defensa y deseara que la Marina recordara su gestión, ¿de qué dotaría usted a su Fuerza?.*
Confieso que ni lo pensé, con voz fuerte y emocionada le respondí:
*-¡La dotaría de un buque escuela, mi General!, ¡pero de un buque escuela a vela!*
Creí que no me había escuchado y repetí:
-¡De un buque escuela a vela!
-¡De un buque escuela a vela, mi General!.

Me puse de pie, creo que la expresión de mi rostro cambió y me ruboricé.
Me observó y dijo:
-¡Me gusta la idea. Yo doté a la Fuerza Aérea de la vela (planeadores). ¿Por qué no hacer lo mismo con la Marina?…
Pero siéntese…

Ordenó que le explicara las razones por las cuales yo pensaba que a la Marina le sería de gran utilidad un buque escuela a vela.
Ahora si pensé… Di rienda suelta a mis conocimientos para exponer todo lo que había leído y conocía sobre buques escuela a vela. Mencioné los nombres de una docena de ellos, los países al cual pertenecían y las misiones que tenían:

El Gloria de Colombia, el Guayas de Ecuador, el Libertad de Argentina, el Esmeralda de Chile, el Eagle de Estados Unidos; por los países americanos. El Juan Sebastián De Elcano de España, el Amerigo Vespuccio de Italia, el Cristian Radich de Noruega, el Krusenstern y el Tovarich de Rusia, el Sagres de Portugal, la infortunada historia del Niobe y del Pamir de Alemania; la tradición marinera, el trabajo en equipo, las costumbres navales, la formación del hombre de mar…

Hasta que me dijo:
-Está muy bien.
Se dirigió al teléfono, marcó y luego dijo:
-Magín, ¿qué te parece si dotamos a la Marina de un buque escuela a vela?.
Colocó el amplificador de voz y se escuchaba:
 -Caramba Ministro, me parece una excelente idea.
-Bueno, en mi despacho está el Capitán de Fragata Chacín Sánchez.
-¿Quién, el Director del Observatorio?.
-El mismo…
-Quisiera que lo recibieras para que te explique su idea y después hablamos nosotros. ¿Cuándo lo puedes recibir?.
Eran aproximadamente las 11:45 horas del jueves 9 de marzo de 1978.

-Que venga esta misma tarde, lo espero a las 15:00 horas.
Dirigiéndose a mí, el señor Ministro de la Defensa expresó:

-La idea está vigente, hable con su Comandante General y venga a verme el próximo martes a las 14:00 horas, porque tenemos que continuar esta conversación.
Llamó a su ayudante y ordenó:

-Póngame en agenda para el próximo martes a las 14:00 horas, recibir al Capitán de Fragata Chacín.
Se despidió, no sin antes recordarme la entrevista con el Comandante General de la Marina, el Vicealmirante Magín La Grave Fry.

A las 15:00 horas de ese mismo día, me presenté en la sede de la Comandancia General, en San Bernardino. Me recibió el Vicealmirante La Grave Fry, y su primera pregunta no se hizo esperar.
-¿Cómo es ese asunto del buque escuela?.

Sentado frente a su escritorio le relaté la gran experiencia vivida esa mañana…
Al finalizar la conversación ordenó:
-Siga muy de cerca esa gran idea y atienda con especial esmero las instrucciones del Ministro de la Defensa.
Me mantiene informado.
Con el honor y la emoción que me embargaba, no habría orden mejor cumplida…

Los días, las horas, los minutos, los segundos; el interminable fin de semana entre el 9 y el 14 de marzo de 1978. Parecía el muchacho que espera y ahora la Navidad, que tarda más que la paciencia misma, la ansiedad consume de manera acelerada las lecturas y consultas realizadas. Se piensa que decir y como expresarlo, se sigue pensando, se duerme pensando, se sueña, se aspira y se vive para convertir en realidad el dia en el cual la Marina cuente en su haber, un buque escuela a vela…
La entrevista transcurrió en un ambiente de gran cordialidad, el señor Ministro de la Defensa quedó plenamente convencido de la importancia de un buque escuela a vela para la formación de los futuros oficiales navales.
Pero algo quedaba pendiente!…
Me pregunta el General de División (Av) Fernando Paredes Bello, en actitud de meditación:

-¿Qué podemos hacer para lograr que el ciudadano Presidente de la República, autorice las gestiones que conduzcan a la contratación del buque escuela para la Marina?.
A lo cual respondí:
-Eso tiene una excelente vía para lograrse. El próximo 24 de Julio, como usted sabe muy bien, de acuerdo al Plan Operativo Vigente de la Marina para el año 1978, se realizará la conmemoración del 155° Aniversario de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo y Día de la Marina, en cuyo programa está previsto el tradicional desfile naval y donde estarán presentes unidades de varios países americanos especialmente invitados, entre ellos se contempla la asistencia del Buque Escuela Esmeralda de la República de Chile y el Buque Escuela Guayas de la República del Ecuador, este último recién construido y en ejecución de su primer crucero de instrucción.

-Este evento que tendrá como escenario la ciudad del “Sol Amada” de acuerdo con la programación elaborada al efecto, contara con la presencia del ciudadano Presidente de la República; estará de nuestra parte presentar la situación donde se realce la presencia de los Buques Escuela mencionados, y que estos últimos contribuyan realizando una demostración de las habilidades marineras que los caracteriza. De esa coordinación me encargare de manera personal, solamente necesitaré la designación como oficial de enlace con los buques escuela asistentes.

En esta forma finalizó la entrevista, me agradeció la sugerencia, la información aportada y expresé:
-Nos veremos en el Desfile Naval del 24 de Julio, en el Lago de Maracaibo.

Después de varias audiencias y conversaciones relativas al buque escuela con el Vicealmirante Magín La Grave Fry, Comandante General de la Marina, fui designado Oficial de Enlace para recibir al Buque Escuela Guayas de la Armada de la República del Ecuador, que realizaba para la fecha su primer crucero de instrucción, y quien confirmó su asistencia al desfile naval, evento al que no asistió el Buque Escuela Esmeralda de la República de Chile.

El Buque Escuela ecuatoriano recala a Punto Fijo, Estado Falcón, el miércoles 19 de julio de 1978, utiliza el lugar como puerto alterno, maquilla y arrancha el buque; prepara su entrada al Lago de Maracaibo, después de navegar con el viento a un largo el Golfo de Venezuela. 

En Punto Fijo, ensenada de Las Piedras, hice los primeros comentarios al Capitán de Navío Aníbal Carrillo Páez, Comandante del Guayas. Muy entusiasmado me solicitó información sobre el Lago de Maracaibo: viento, mareas, corrientes, una descripción y carta náutica del sitio de desfile. Acordamos que le tendría toda la información disponible a su arribo.

El domingo 23 de julio, a bordo del Guayas, atracado en el puerto de Maracaibo, cuando analizábamos la información disponible, el Capitán de Navío Carrillo Páez, me comentó:

-Anoche me dormí con preocupación y soñé con esta gran oportunidad, así que suspende todas tus inquietudes, haremos lo necesario para lograr que el ciudadano Presidente de la hermana República de Venezuela, se motive de tal manera, que el próximo buque escuela que navegue las rutas del Lago de Maracaibo, sea el buque escuela venezolano.
-A propósito, ¿cómo se va a llamar?.

-¿Por quién vamos a bregar?, -¡Por el Simón Bolívar!, le contesté. Honrando la tradición naval, brindamos por el Buque Escuela Simón Bolívar (la Marina de Venezuela aún no había decidido cuál sería el nombre del buque escuela).

-Pero eso sí, necesito que el Guayas sea ubicado en este sitio de fondeo, el más a sotavento al oeste del grupo de buques participantes.

-Ese puesto de fondeo lo tiene asignado el destructor norteamericano.

-Bueno a ver cómo te las arreglas, el Guayas necesita esa posición de fondeo. 

Antes de continuar con el estudio del área de maniobra; salí a toda vela con el fin de localizar al Capitán de Fragata José Velazco Collazo. Después de realizar un plan de búsqueda, lo encontré y le propuse el cambio de fondeadero.

Me contestó que era imposible, porque todos los buques participantes en el desfile naval habían sido informados sobre el particular, y era el Comandante de la Escuadra el único autorizado para efectuar cualquier cambio de último momento. 

Pensando que… “Dios concede la victoria a la constancia” como dijo Bolívar, insistí:

-Bueno… Vamos a plantear la situación al Comandante de la Escuadra y se le informa que debido a su especial característica, el Buque Escuela Guayas, en su posición actual de fondeo afrontará dificultades durante el desfile naval, por tener limitaciones y riesgo en la maniobra.

-¿Cómo es la cosa?, Expresó Velazco.

-Podemos ir a bordo del Guayas y preguntarle las razones que tiene su Comandante para solicitar el cambio de fondeadero. 

Medita Velazco Collazo:
-Tiene suerte el Buque Escuela Guayas.
-¿No será nuestra Marina la sortaria?

-El destructor norteamericano tiene previsto su arribo para esta tarde, esto hace factible el cambio de fondeadero, déjame plantearle esta rotación al Comandante de la Escuadra.
Para un buen marino pocas palabras bastan, al transcurrir de algunos minutos, regresó.
- ¡Afirmativo!, expresó Velazco Collazo.
- ¡Gracias José!, esto tiene un gran significado. Muchas gracias.

*Recordarás con emoción, el desfile naval que vamos a presenciar, el día de mañana 24 de Julio de 1978.*

Regresé a bordo del Guayas con la buena noticia. 

- ¡Excelente!, expresó el Comandante del Buque Escuela. Ahora vamos a planificar en forma.
Analizamos las posibilidades del viento. En el mes de julio los días son de calma en el Lago de Maracaibo, pero ocurren sus excepciones, especialmente después de mediodía.
-Mañana será un día bueno comenté.
-Eso espero, expresó el Capitán de Navío Carrillo Páez.
Continuamos.
Se consideró la marea.
-Estará en llenante… Sin embargo la corriente a las 14:00 será hacia el norte, dije.
Se planificó la maniobra que realizaría el Buque Escuela Guayas, durante los actos del día siguiente.

Pero lo más importante:
El Capitán de Navío Carrillo Páez, guardaba su mejor carta bajo la manga, el gran detalle, lo más significativo fue instruido en el último momento.

La relación de acaecimientos será descrita a continuación:
Durante el crepúsculo del 23 de julio, se dieron inicio a los preparativos conducentes a poner el Buque Escuela Guayas en plenitud de condiciones y alistamiento para participar en el desfile naval conmemorativo del 1550 Aniversario de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo y Día de la Marina de Guerra de la República de Venezuela.

A las 09:30 horas del día siguiente se zarpó hacia el fondeadero. A las 11:00 horas el Buque Escuela Guayas se encontraba fondeado en la posición más al oeste de la flota que participaría en el desfile naval. Sería el último buque en levar ancla y presentar su saludo a las autoridades del Ejecutivo Nacional e invitados especiales que se encontrarían a bordo del Buque Presidencial, el Isla de Aves.

A bordo del Buque Escuela Guayas se imparten las instrucciones de maniobra, se realiza un ejercicio de práctica, luego se ordena a toda la tripulación en sus puestos de maniobra, se disponen los últimos detalles…

La navegación entre el puesto de fondeo y el Buque Presidencial será realizada a vela, portando todo el aparejo.
A las 14:00 horas se inicia el desfile naval, las unidades invitadas maniobran y cada una al pasar frente a las autoridades del Ejecutivo Nacional, con toda su tripulación en posición de honores, presentan su saludo, levantando su gorra con la mano derecha y mencionando a todo pulmón el nombre del país que representan. Los buques venezolanos que desfilaron a continuación hicieron lo mismo y exclamaron tres veces: “el saludo a la voz”.
-¡Venezuela!… ¡viva!…
-¡Venezuela!… ¡viva!…
-¡Venezuela!… ¡viva!…

Esto sucedía en un lapso de aproximadamente 20 segundos.
En la posición final de la formación, no obstante tratarse de un invitado especial, el Buque Escuela Guayas se dispone a presentar su saludo como última unidad en participar en el desfile naval. Fue una situación especial por tratarse de un buque escuela con propulsión a vela, por tal condición requería mayor espacio de maniobra y la ruta despejada de otros buques que pudieran ponerlo en riesgo durante su navegación.

-¡Rol de maniobra!
Vibró la orden del Comandante, Capitán de Navío Carrillo Páez, en toda la jarcia del Buque Escuela de la hermana República del Ecuador…
-¡Posición de honores!… -¡Subida por alto!… -¡Levar el ancla!…
Cuando aún quedaba medio grillete de cadena en el agua, se ordenó:

-¡Largar tomadores de las velas cuadras!…
-¡Trinquete y mayor bracear una cuarta a estribor!…
Finalizada esta labor, los cadetes ocuparon sus puestos de maniobra en las vergas del trinquete, mayor y botavara del mesana; pero esta vez sin sus cabos o andariveles de seguridad (quitamiedo), porque el aparejo sería dado…

-¡Ancla a pique… Se escuchó a proal…-¡Iza y caza foques, estáis, proeles y popeles!… La proa del Guayas se orientó hacia estribor.
-¡Caza escotas trinquete y mayor!…
-¡Timón al medio!…
-¡Así derecho timonel!…-¡Rumbo uno ocho cero!…
Soplaba brisa entablada del noreste con una velocidad promedio de diez nudos.
-¡Ancla asegurada!

El Buque Escuela Guayas, maniobró como si fuese movido por una fuerza poderosa. Daba la impresión que el esfuerzo lo producía un solo hombre. Todas las órdenes fueron ejecutadas de forma sincronizada… 

El Guayas portó el viento por su costado de babor y comenzó a deslizarse en el “manto azul de ondulado terciopelo” que dijera Baralt, cuyo color se tornó esmeralda con el atardecer marabino. Las aguas del Lago, el viento y la dinámica de mareas y corrientes, entendieron lo que el Buque Escuela Guayas y su tripulación pretendían ejecutar: estaban tomando la iniciativa para que la hermana República de Venezuela encargarse la construcción del Buque Escuela Simón Bolívar. Esa misma sintonía: tripulación, buque; confirma la opinión que en muchas ocasiones he definido… los buques tienen alma y se comportan acorde al sentimiento y cariño que los hombres de mar aportan cada día en sus maniobras y mantenimiento.

El Buque Escuela Guayas imitaba en esos momentos el vuelo rasante de una gaviota.

Deseaba demostrar lo que representaba con plenitud marinera, porque se pretendía algo muy especial. En esos instantes quien reinaba en el Lago de Maracaibo, de manera impresionante, era el Buque Escuela Guayas de la Armada de la República del Ecuador. Su silueta adquirió un atractivo deslumbrante y sus blancas velas semejaban alas que planeaban la entablada brisa, que las mantenía infladas de emoción. Con moderada escora a estribor, el Buque Escuela
Guayas se aproxima de manera sutil al buque
presidencial, el viento sopla del estenoreste, la voz de mando del Comandante rompe el silencio: 

-¡Timonel al rumbo dos dos, cero!… ¡Por estribor!…
El timonel repite:
-Rumbo dos dos, cero. Por estribor…

La expectativa es hermosa y obligante, se escucha la pitada marinera y el mismo Comandante Capitán de Navío Carrillo Páez ordena:
-¡Saludo a la voz por el costado de estribor!.
Surge el porte marcial de oficiales, suboficiales, cadetes y marineros quienes a una sola voz exclaman a todo pulmón:
-¡Venezuela!… ¡vival…
-¡Venezuela!… ¡vival…

Y concentrando toda la energía:
-¡Simón Bolívar!… ¡viva!
Mientras levantaban la gorra con su mano derecha…
Allí estuvo el derroche del gran secreto que guardaba el Comandante del Buque Escuela Guayas de la Armada de la República del Ecuador, esa última frase:
-¡Simón Bolívar!… ¡viva! Tronó cual poderoso cañón que logra un blanco certero.

La maniobra fue ejecutada con precisión y maestría, en aproximadamente 25 minutos, tiempo en el cual nos transportamos al mundo de las ilusiones y fantasías marineras.

La emoción que sentíamos todos los que tuvimos la suerte de estar a bordo del Buque Escuela Guayas, se transformó en un derroche de alegría, de hermandad y entusiasmo marinero…
El Guayas, también lo manifestaba.
Engalanado con todo su aparejo portaba la brisa que silbaba al atravesar la jarcia, navegando con el viento a un largo…
El Buque Escuela mantuvo su rumbo, no derivó.
El desfile ante las autoridades del Ejecutivo Nacional y personalidades invitadas se realizó a una distancia aproximada de cien metros, muy estrecha para este tipo de maniobra; pero era necesario, y fue efectiva…
Logró su objetivo…
¡Bolívar!… ¡viva!…

Las crónicas y testimonios posteriores, tales como los obtenidos del Doctor Elías Osorio Belisario, Consultor Jurídico de la Marina; y el Capitán de Fragata Germán Romero Ocando, Edecán del Presidente de la República; presentes a bordo del Isla de Aves y en posición muy cerca de las autoridades, revelaron que la maniobra ejecutada por el Buque Escuela Guayas, durante la revista naval, emocionó a las autoridades del Ejecutivo Nacional. Esto ocurrió de tal manera que el General de División Fernando Paredes Bello, Ministro de la Defensa, dirigiéndose al ciudadano Presidente de la República de Venezuela exclamó con especial motivación:

-Señor Presidente, ese es la clase de buque que requiere nuestra Marina para la formación de los futuros oficiales navales de Venezuela…

Era tal la expectativa del momento, que el ciudadano Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, de forma inmediata respondió:
-Elabore la cuenta Ministro.

Los comentarios entre las autoridades presenciales no se hicieron esperar, el espíritu del Buque Escuela Guayas embriagó de entusiasmo a los que tuvieron el privilegio de apreciar una actuación marinera de altura, que sembró en el corazón de la Marina de Venezuela, las ansias de enarbolar el Pabellón Patrio en el Buque Escuela que fortalecerá la educación naval y el conocimiento del medio marino de nuestros cadetes, navegando con el viento… Navegando a vela…

Mientras los acontecimientos se diluyen, con el soplar de la brisa lacustre y el sol declina lentamente en la búsqueda de su ocaso, el Buque Escuela Guayas atraca de nuevo en los muelles del puerto marabino.

Las sorpresas no han concluido… El ciudadano General de División Fernando Paredes Bello, Ministro de la Defensa, y el ciudadano Vicealmirante Magín La Grave Fry, Comandante General, esperan en el muelle hasta el final de la maniobra de atraque y suben a bordo del Buque Escuela, recibiendo los honores correspondientes a sus altas investiduras.

En el portalón de la nave el Capitán de Navío Aníbal Carrillo Páez y su plana mayor, reciben a las autoridades visitantes…

-¡Bienvenidos a bordo!; es un honor para la Armada de la República del Ecuador la presencia de tan dignas autoridades de la República de Venezuela a bordo del Buque Escuela Guayas.
Fue una visita no programada…

Las felicitaciones muy bien merecidas no se hicieron esperar…

Se intercambian saludos…

-Fue una excelente maniobra, reciba usted y su tripulación una calurosa felicitación, expresó el Ministro de la Defensa…
El Comandante General manifestó:

-Capitán de Navío Carrillo Páez, usted enorgullece el gentilicio de marino: Bravo Zulú…

El Capitán de Navío Carrillo Páez invitó a la cámara de oficiales del Buque Escuela, lo hizo con insistencia, porque las autoridades querían retirarse; pero aceptaron pasar un instante a la cámara. Las copas dispuestas de un exquisito vino blanco bien frío esperaban a los visitantes.

-Permítanme mi General de División y mi Vicealmirante, ofrecer este brindis por el Buque Escuela Simón Bolívar, de la hermana República de Venezuela, expresó el Capitán de Navío Aníbal Carillo Páez…

El Comandante General de la Marina, miró a un simple espectador de tan hermoso momento… Y dijo: -¡Simón Bolívar!…

El Ministro de la Defensa intervino:

-¡Simón Bolívar!.. Que mejor nombre para nuestro Buque Escuela.  

¡Se llamará Simón Bolívar! Este será un homenaje en la fecha aniversaria de su nacimiento…
Y brindamos por el Buque Escuela de la República de Venezuela, el Simón Bolívar.

La visita fue fugaz como la brisa del ocaso que refresca la ciudad cuna del General Rafael Urdaneta, héroe de Valencia… *“General: defenderéis a Valencia hasta morir”…, le ordenó el Libertador. Ninguna otra orden fue mejor cumplida…*

En la bitácora del Buque Escuela Guayas los registros se escriben para la historia.
Acaeció un 24 de Julio de 1978, fecha aniversaria de los 195 años del natalicio del Padre de la Patria, El Libertador Simón Bolívar, conmemoración de los 155 años de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo y Día de la Marina de Guerra de la República de Venezuela.

Que mejor manera de dar relevancia a este irrepetible acontecimiento que transcribir a continuación la primera estrofa de la letra del Himno del Estado Zulia, escrita por Udón Pérez; honrando a los marinos:
La luz con que el relámpago tenaz del Catatumbo del nauta fija el rumbo cual límpido farol; el alba de los trópicos, la hoguera que deslumbra cuando el zenit encumbra la cuadriga del sol…
No emulan de tus glorias el fúlgido arrebol.

Así comienza la historia.
Nace una estrella de primera magnitud, la más brillante en la constelación de la Marina de Guerra de la República de Venezuela: el Buque Escuela Simón Bolívar.


Correcciones: Argenis Serrano - @Periodistech

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