He notado, más que con preocupación, con lástima, que no sólo
muchas personas han optado por perder la identidad con su venezolanidad, sin
querer con esto denigrar de los aportes multiculturales que nos llegan. Me refiero
a entender los documentos y a cumplir con sus deberes, en este caso, con el estar
correctamente identificado cada vez que sale a la calle, sin importar distancia, sin tentar a la suerte.
Hasta hace poco eras sólo las muchachas que alegaban que por
no tener bolsillos en sus jeans o leggins, no cargaban la cédula de identidad. Ahora
son las señoras y señores que les ha dado por no tenerla y sí se les pierde,
entre lo mal que atienden en el servicio de cedulación y el desinterés,
prefieren andar con el “no me va a pasar nada si no cargo la cédula”, que
buscar sacarla.
Y ahora como en los negocios en un 95% incumplen el deber de
solicitarla para el pago con tarjetas de débito o crédito, menos les interesa.
Más, a la hora de buscar un documento, un resultado médico –o
cancelarlo-, realizar un trámite ya sea en una entidad bancaria o gubernamental
o en una requisa, no la cargan y es allí cuando lloran y se lamentan con el “¿por
qué me tenía que pasar esto?”. Bueno, eso les sucede por no cumplir un deber
ciudadano, por abandonarse, por dejar su identidad que va más allá de la
cédula.
Tan sólo imaginen que tener su identidad borrada como la
señora Raiza, la de la tragedia de los años ochenta, que legalmente está muerta
aunque esté viva y a nada puede acceder por estar sin identidad. Allí usted
está y no está.
Sí un negocio o empresa que quiere crecer no tiene identidad
corporativa y/o identidad empresarial, se trunca. Esa es parte de su
personalidad y huella legal. Igual sí no hace buen marketing para una identidad
visual corporativa en pro de tener una identidad de marca. Vean cómo todo se
requiere para hilvanarse en pro de hacerse notar legalmente y ante el público,
una simbiosis por el éxito.
Sí el cristiano, evangélico, mormón, etc., no buscara una
identidad con Cristo, se sentirían desorientados, porque él es el que lo
identifica al portarlo en sus corazones y acciones por el prójimo.
Las luchas de la comunidad LGBTI (y demás siglas) por hacer
reconocer y valer su identidad homosexual se verían caída sí no la defienden en
sus deberes y derechos y temen salir sin ellas; sería entonces una lucha en pro
de la igualdad, perdida por el retroceso.
Desde los 08 años los venezolanos podemos y debemos portar nuestra identificación personal. Así como al sentarse ante un volante debe portar su identificación de conductor (es más, ambas se necesitan mutuamente); al necesitar hacer trámites, se nos exige una identificación fiscal o RIF, que no es preciso cargar para arriba y para abajo, pero sí es personal, ¿sabes de qué deriva?, de tu cédula. Y debes mostrarlas juntas porque ambas corroboran a la otra.
Por igual la identificación biométrica es un respaldo de la
cédula. Sí van a realizarte una identificación de riesgos de salud en hogar o
lugar de trabajo, pues el documento que debes mostrar es tu identificación, la
cédula.
Sí los venezolanos siguen dejándose y abandonándose porque
piensan que los símbolos y requisitos son salvables o fáciles de corromper o
innecesarios, seguirán perdiendo sus ganas, expectativas, valores, identidad, y
se creará una sociedad de autómatas y no por ser robots, sino por estar vacíos
en compromisos ante sus deberes que son el balance de sus derechos.
Lcdo. Argenis Serrano - @Periodistech