El casado, casa quiere. Ya de esa frase pasan los 100
años según registros y sigue estando vigente. Lo que no se tiene claro es dónde
ha de ser ese hogar.
La tradición norteamericana es que luego de cumplir los
18 años o y al entrar a vivir en el Campus
de la Universidad, los hijos ya toman su camino y raramente vuelven a su
casa. Se van de la ciudad o el Estado a donde la renta y las ofertas laborales
más les atraigan y se van desconectando de los padres. Para los latinos esto nos
es algo cruel.
Acotación: para algunos latinos.
Al menos aquí en Venezuela la aspiración no es irse del
hogar paterno, sino hacer crecer la casa hacia los lado o hacia arriba, según
lo permita la estructura.
Para quienes consiguen hogar
La situación socioeconómica venezolana aleja a cientos
de kilómetros la posibilidad de un hogar propio. Muy caras a través de los
bancos, coacción y desinterés en su fabricación por parte del régimen (o lo que
finge ser Estado).
Quienes lo logran –benditos sean-, le hacen los
acomodos más minimalistas posibles para que la misma rinda y no se transforme
en un depósito de sueños rotos y peretos.
Claro, se le da a la casa la distinción de unas plantas
ornamentales, unos muebles decorativos y funcionales, varios vinilos para la pared que le den un
toque afable, único y eliminen cualquier vestigio de un área árida.
Con gran esfuerzo compran lo básico: la cama (el único
bien no embargable por ningún juzgado en el mundo), cocina, nevera, sillas o
juego de comedor y por supuesto un televisor con algún aparato para
entretenimiento, desde una conexión HDMI o USB para Netflix o Amazon Prime como
un decodificador y/o antena para TV Cable y una consola de videojuegos.
Esto último es necesario en Venezuela por: a) las
frecuentes cadenas desde Miraflores que sólo sirven para poner a la gente una
contra la otra, lloriquear, no solucionar y honrar el dolor ajeno; b) la
televisión nacional, sea estatal o privada, simplemente apesta.
Alquilar dónde vivir
Es muy frecuente que las nuevas parejas alquilen antes
de optar a comprar en ese bien o en otro lugar. Pero un alquiler en Venezuela
merma cualquier capacidad de ahorro para el hogar propio.
Por eso es tan común que mejor decidan usar el dinero
del enganche y los dos meses adelantados para un alquiler y construyan en casa
de alguno de los padres. Rinde más. Y con ello se van entusiasmando hasta que
deciden no comprar en otro lado, ya establecieron el hogar. Con limitaciones de
libertad y algunas cuitas extras, pero el techo es propio.
Si alguno de los dos tiene disponibilidad de hogar, lo
mejor sería que el que llegará a él le dé la mitad del valor del mismo (previo
avalúo inmobiliario) a su pareja. El hogar sería de los dos. Claro que con
tanta inestabilidad sentimental, aquí debe existir un amor bien cimentado y una
madurez mutua para que nadie sienta que pierda, sino que más bien son
afortunados en haberse encontrado.
Soluciones habitacionales: Más problemas
Como dijimos, el Estado está haciendo casas para
coacción, sin entregar título de propiedad y con cumplimientos a una
parcialidad política que repugna pensarlo. Y otras casas para gente más
pudiente y allegados, como sucede en el Estado Aragua vía El Limón y hacia
Cagua. Allí les dejo esos datos a investigar.
La solución es unirse y construir en mancomunidad. Algunos
proyectos se han logrado aunque mal asesorados para la construcción. Urbanísticamente
son bastante débiles, pero eso se puede mejorar buscando asesores
profesionales.
Pagarle a los padres por construir también sería bueno.
Por muy heredero que seas, ellos merecen también una compensación. No es el
dinero el que aleja a la gente, sino el uso mezquino del mismo por parte del portador,
que les quede claro.
Conclusión
Aunque sea muy pobre no hay lugar como el hogar. Mi recomendación
a los más jóvenes es que lo mentalicen más como proyecto ineludible que como un
sueño que quizá llegue. Sin labrarlo no llegará.
Y me consta, yo me dormí y a mis 45 años, no tengo un
hogar propio. Hijo único y heredero, sí, pero siempre faltará algo, como con
quien compartirlo y como que por más dinero que he aportado, más quisiera vivir
el placer que tuvieron mis padres en su momento cuando les entregaron las llaves de su casa, el que harán nuevo hogar.
Lcdo. Argenis Serrano - @Periodistech