¿Qué está ocurriendo en el mundo, que cada día hay más
elecciones presidenciales o de demás cargos de peor talante?, puede ser el país
más pequeño o más grande; el de mejor o peor historia democrática. No hay ya
muchas diferencias. Y entre elecciones y apariencias se nos está yendo la vida.
Esa lucha por elegir al menos peor o al que va a sortear los miles de obstáculos que le
colocan desde otros escaños del poder quienes con la apariencia de una junta directiva
privada lo que buscan es defenestrar a quien sea electo, así sea por una
mayoría aplastante y tenga un nivel de aprobación aceptable, hasta por encima
de ellos mismos.
Tener que elegir al que se cree que podrá tener en la
mira a la corrupción y que a su vez podremos como ciudadanos auditar para
aprobar o reprobar sus decisiones, dándonos armas electorales y cívicas
apegadas a la Constitución que son como un revolver de fogueo con el cual apuntamos y simulamos porque somos civiles pero
debemos ser alegóricos.
Pero quien ha sido electo por nuestros votos, sí tiene
un revólver de verdad con el que apunta y nos dispara a la frente como alegoría
de asesinato a nuestra moral y luces, que quiere acabar con nuestras ideas,
apagarnos del todo para que a manera de zombis volvamos a votar por ellos – él.
Lo que se vislumbra
No es apofenia ni exageración: hay un plan macabro
rodeando al mundo democrático. Tu país y mi país están en igual condiciones de
riesgo. Donde el dominio del hombre por el hombre es como que un gusto, deber,
una manera de vida que no va a culminar mientras los malos estén más organizados
y con sus planes bien elaborados: acabar con todo, comenzando por la dignidad.
Parece que no puede haber una repartición de la riqueza
equitativa donde el que más trabaje más gane y a su vez page lo justo en
impuestos. No, tiene que haber regalos populistas a los pobres para que peguen
la rodilla en tierra aceptando dádivas y sientan que ese es el modus vivendi
que se merecen. Hasta cuando trabajan, piden. Porque quieren regalos tan sólo
por vivir.
Y nunca recuerdan que esos regalos provienen de alguna
parte (erario nacional, ecología, impresión desmesurada de dinero, etc.). Se dejan
llevar por las apariencias de ciertos electos y sus compinches que dan
supuestas lecciones enrevesadas, manipuladoras e incongruentes donde culpan a
los demás de los errores que ellos cometen y no aceptan críticas ni de sus
acólitos so riesgo de que pierdan las prebendas y sean golpeados tan cual ellos
golpean.
Dónde se está viendo esto
Ya no son solo Venezuela, Cuba, Nicaragua o Corea del
Norte. Son Irán, Turquía, Argentina, Bolivia, México, España, Filipinas los que
muestran esta tendencia a manipular. Ni hablar de China o Rusia porque son las
que comandan. Quizá Brasil y Uruguay en este hemisferio han podido revertirlo
un poco trabajando en conjunto pero con sus reglas, como se lograra en Venezuela
en la mal llamada Cuarta República,
pero siempre estarán con esa espada de Damocles guindando si llegan a titubear
ante esa caterva de malévolos.
Los Estados Unidos, con un Trump siendo Trump y ahora
con un Biden que es la sombra desde ya de su vicepresidenta (que es peor que
Trump). El país más poderoso tendrá que lavar su cara luego de tal papelón
electoral.
Igual Francia y Gran Bretaña requieren lavar sus caras
ante las fracturas de sus decisiones. Alemania tiene la vara alta con una
Angela Merkel eficaz en tiempo de salida decretada por ella. Y debe estar
pendiente en cuidarse de las nuevas caídas, porque hay muchos aparentes aliados
que sólo desean montarle el pie.
Porque hay demasiados candidatos que en apariencia se
muestran sonrientes y eficaces pero son realmente la nada que van a cobrar y
quizás a robar, no sólo dinero, sino más de nuestras vidas, las cuales sólo
podemos defender con un revolver de fogueo
pues somos pacifistas y por allí nos agarran.
Ojo: No es llamado a no hacer la paz, es un llamado a la astucia y a tener mejor ojo al elegir; que no venga ningún aparente mesías a engañarnos.
Se debe ver muy bien su bondad así como se debe ver y no negar el mal
latente en unos que luego terminan siendo y haciendo nada para los pueblos y muchos dicen, ¡no lo noté!, cuando mucho se les advirtió.
Lcdo. Argenis Serrano - @Periodistech