No parece casualidad que existan testimonios, tanto serios como a manera de chanza, de muchas personas adultas que andan aletargados todo el día, lo que se traduce en perturbaciones a su salud, rendimiento académicos y laboral, además de la actividad social. Todo radica en que han dejado de cumplir sus 8 horas de sueño.
Quizá
las personas que se han enfocado tanto en resolver sus horarios, como en
adquirir camas en extremo cómodas y prácticas como la cama balinesa exterior, que es de la más recomendada a nivel
mundial ya que la misma, además de procurar un ambiente propicio, ofrecen:
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Durabilidad y resistencia (incluso a la
intemperie).
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La elegancia que ofrece un trabajo 90% a
mano.
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Los materiales que maximizan a la justa
y lógica inversión de compra.
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Que empresas como la de camabalinesa.com brinden asistencia
integral a las necesidades del cliente.
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Por ser elaboradas en aluminio, resisten
mucho más que la madera y sin mantenimiento alguno.
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Las 8 horas de sueño, que el ser adulto
debe –debería- tener, se hacen más confortables, no sólo por la estructura
inigualable de una cama balinesa, sino por la sensación de satisfacción que hasta instintivamente, se vive cada
día en ellas.
Sobre las 8 horas de sueño
Ya
en otras ocasiones hemos expresado que el día se divide en 3 tercios de 8
horas. Que 8 horas son para trabajar, 8 horas de sueño y 8 horas de
convivencia. Las tres últimas son las más confusas, ya que se intercalan entre
el transporte hogar – sitio de trabajo y estudio – hogar, como con la hora de
almuerzo y diligencias, además del compartir en el hogar que se sintetiza más.
Más
las 8 horas de sueño, son trastocadas por las mismas personas. Usted y yo lo
hacemos y es difícil eludirlo con excusas.
Ni
teniendo la mejor cama balinesa se puede lograr un buen descanso, sí no
procuramos cuidarnos y darnos el respeto que la sociedad no nos ha otorgado.
Algunas formas
de cómo trastocamos al sueño
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Permitir horarios laborales de 12 horas
diarias.
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Uso del teléfono celular en la cama.
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Tener un televisor en el cuarto,
especialmente sí está conectado a streaming.
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Realizar las tareas del hogar –todas o
la mayoría- al volver a casa.
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La añoranza de un futuro amoroso o
laboral o de viajes, distrayendo la mente en soñar despiertos.
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Tener mascotas en la cama.
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Miedo a lo que puedan soñar.
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No cuidar su salud ni ajustarse a la
adultez, lo que perturba al buen dormir.
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Decir “lo consultaré con la almohada”,
buscando un sinfín de soluciones que realmente son imprácticas y alteran
nuestra regularidad.
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No cambiar la cama, colchón o sábana.
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Un despertador altisonante, que te
predisponga a despertar antes que el mismo suene o aversión a que vaya a sonar.
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Ruidos externos (algo un tanto difícil
de eludir).
En
fin, tantos motivos que nosotros mismos
nos buscamos, creyendo que es parte de la adultez, cuando lo que es parte real
de la adultez es la productividad y que para que esta se dé al mayor porcentaje
de nuestra capacidad, debemos estar descansados, bien alimentados, vestidos
para el éxito y saber equilibrar nuestra vida privada con la académica, laboral
y social.
No
hay mente más despierta y reflexiva, que aquella que logra al menos sus 8 horas
de sueño continuas. Debemos hacer un mea
culpa y querernos un poquito más, demostrándolo procurándonos un sueño
reparador.