El burnout laboral, también
denominado síndrome del quemado o síndrome de quemarse en el trabajo, es
un trastorno emocional de creación reciente que está vinculado
con el ámbito laboral, el estrés causado por el trabajo y el estilo de vida del
empleado. Este síndrome puede tener consecuencias muy graves, tanto a nivel
físico como psicológico.
Los síntomas más comunes son depresión y ansiedad,
motivos de la gran mayoría de las bajas laborales.
El síndrome de burnout suele
aparecer, en la mayoría de los casos, en las personas que han elegido
su oficio de manera vocacional (es muy frecuente en enfermería, medicina
y el profesorado) y con menos asiduidad en trabajos que se desempeñan de forma
obligatoria. Aunque al principio las manifestaciones y el malestar sólo se
extienden a la vida laboral, finalmente también llegan a alcanzar, en casi
todas las situaciones, la vida social y familiar del trabajador afectado.
Causas: El principal detonante del síndrome
de burnout es el entorno laboral y las condiciones de trabajo.
El empleado que está expuesto de manera continua a,
entre otros, altos niveles de estrés, carga de trabajo
excesiva, poca autonomía, malas relaciones en el trabajo y
ausencia de apoyo en su entorno, falta de formación para desempeñar las
tareas, etc., puede llegar a padecer un estrés crónico que acabe provocando
el burnout. Por ese motivo, el vínculo entre el estrés y el burnout es
muy fuerte.
Las causas suelen ser exigencias excesivas que
originan tensiones. Sin embargo, existen una serie de factores de riesgo:
La
organización: Situaciones como el exceso de burocratización sin
apoyo específico, falta de tiempo para organizar las tareas (que
llevan a que el trabajador nunca salga a su hora y tenga que llevarse trabajo a
casa), así como no contemplar las sustituciones por bajas temporales pueden
elevar los niveles de estrés y, a la larga, propiciar el burnout.
Expectativas
interpersonales: Todos los trabajadores tienen unas expectativas respecto
a su actividad laboral que muchas veces no se ajustan a la realidad
cotidiana y provocan que la adaptación a esa realidad se produzca de
forma más lenta.
Si esas expectativas son muy altas y no se cumplen,
el trabajador puede desarrollar síntomas como ansiedad, apatía o tristeza,
entre otros.
Cualidades
personales: Aunque no existe un perfil de la persona que puede padecer
esta afección, sí existen algunas cualidades y rasgos personales que si los
tiene una persona indica que ese trabajador es más propenso a tener el
síndrome.
Así, las personas conformistas, inseguras y
dependientes tienen más posibilidades de sufrir depresión y ansiedad
si tienen que enfrentarse a situaciones estresantes.
Síntomas
Las principales manifestaciones de este síndrome son:
·
Sentimiento de
agotamiento, fracaso e impotencia.
·
Baja
autoestima.
·
Poca realización
personal.
·
Estado permanente
de nerviosismo.
·
Dificultad para
concentrarse.
·
Comportamientos
agresivos.
·
Dolor
de cabeza.
·
Taquicardia.
·
Insomnio.
·
Bajo rendimiento.
·
Absentismo
laboral.
·
Aburrimiento.
·
Impaciencia e irritabilidad.
·
Comunicación
deficiente.
Prevención: La prevención del síndrome del trabajador
quemado debe comenzar en la empresa del empleado. La primera medida que
deben tomar es evaluar las situaciones que generan el estrés y la ansiedad en
el trabajador y tomar las decisiones y las medidas adecuadas para intentar
reducirlo.
Para ello deben mejorar la organización y
proveer de herramientas necesarias para que el trabajador pueda realizar sus
tareas de forma adecuada y no tenga tanta sobrecarga laboral.
Además, el trabajador puede adquirir una actitud
asertiva, estableciendo una relación comunicacional, sin discutir, ni
someterse a la voluntad del resto de compañeros y defendiendo sus convicciones.
Por otro lado, es recomendable que los
trabajadores modifiquen las expectativas que tienen en el trabajo.
No se trata de que el empleado renuncie a sus ambiciones y aspiraciones.
Simplemente debe buscar un punto intermedio que se ajuste más a la realidad y
ver la situación como una oportunidad para aprender y crecer en otros ámbitos
diferentes a los que se había propuesto inicialmente.
Tipos: El síndrome del trabajador quemado
puede dividirse en dos tipos:
·
Burnout activo: El empleado mantiene una
conducta asertiva. Se relaciona con elementos externos a la profesión.
·
Burnout
pasivo: Suele tener
sentimientos de apatía y se relaciona con factores internos psicosociales.
Diagnóstico: Para poder diagnosticar el
síndrome, los especialistas tienen que conocer los síntomas de la
patología y realizar una entrevista clínica con el empleado que les permita
averiguar si existe la sospecha de padecer la enfermedad. Además, conviene que
el profesional conozca cómo es su situación dentro de la empresa y
cómo está organizado el trabajo.
Tratamientos: Las estrategias para tratar
el burnout van encaminadas a reducir los niveles de
estrés, ansiedad y depresión (en los casos en los que hubiere).
Otros datos: Consecuencias. El síndrome
de burnout se caracteriza porque es un proceso que va
creciendo de manera progresiva si no se toman medidas para impedirlo.
Esto puede provocar que el desgaste laboral
evolucione y alcance otros aspectos como los ideales y la percepción de los
logros. A medida que avanza, el trabajador puede tener dificultades
para resolver problemas y ejecutar tareas que antes le resultaban
sencillas.
La frustración comenzará a estar presente de manera
constante, permanecerá en un estado continuo de agotamiento y los síntomas
podrán evolucionar a estados más graves. En algunos casos, los
trabajadores pueden llegar a abusar de los psicofármacos, del alcohol y
las drogas.
Por último, algunos pueden llegar a tener síntomas
depresivos, de psicosis e incluso tener ideas de suicidio.