Un gran amigo japonés (Twitter @Samurai_ Ninja) me realizó la pregunta vía
Twitter hace unas semanas atrás y aún cuando voy redactando este artículo que
es su respuesta, no tengo una idea clara de cómo no hacerle sentir a él y a
todos mis lectores, que no estoy mintiendo. Él usará el traductor, luego le explicaré algunos coloquios.
Por eso no coloqué el título en pregunta, sino de
manera que se entienda que ésta es una confesión que explica.
Comienzo por aclarar que gano el doble del salario
mínimo que es de 6 dólares juntando el fulano bono de alimentación. Mi trabajo
es half – time, pero tengo prerrogativas de decisión y de responsabilidad. Es donde
me conecto con el mundo, pago mis cotizaciones al seguro social y me siento
vivo, porque me gusta muchísimo mi labor.
Mis padres son pensionados y sí, les llegan bonos. Quien
de acá en adelante se sienta ofendido o prejuicioso, le entiendo.
En resumen acá hay 4 salarios mínimos. Y en realidad,
duran unas horas.
Para sobrevivir con eso, vean lo que limitamos y las
peripecias.
Personales
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Me voy y me vengo a pie a mi trabajo, a las
compras y diligencias o compromisos. Minimizo el uso del transporte público.
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Compro un (1) artículo de la canasta diaria
al día, una lista que oscila de lunes a sábado, así: azúcar, harina de maíz,
pasta, harina de trigo, aceite, café, haciendo alternancias para comprar arroz,
que no es mi favorito.
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Como vendo cigarrillos en casa, uso de las
ganancias y de la inversión (sí, eso me descapitaliza, pero), compro legumbres,
hortalizas, verduras y fruta en la medida de lo posible en un mercado popular
que vende a menos, todo en efectivo.
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Carne y pescado. Hace 2 años cambiamos la
dieta y por ese error que asumo total, bajamos mucho de peso. Mis padres me
preocuparon. Luego de una recuperación ante un bueno negocio, me enfrasqué en
darles más proteínas y carbohidratos. No estamos gordos, pero no en peligro. Compro
carne con lo que hago por Internet, escribiendo chistes, artículos, cantando,
asesorando tesis o ensayos. No, no soy el más activo de los trabajadores, pero
no voy a dejar morir a los que quiero. Pollo dejé de comprar por lo caro.
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Dejé los gustos, no como hamburguesas,
perros calientes, pizzas, pastichos, parrillas como otrora llegué a hacer con
lo que me sobraba luego de cumplir mis obligaciones.
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Tampoco compro galletas ni otros snacks que
me daban energía. Apenas compro pan dulce cuando puedo, para estabilizar la
ansiedad. Porque sí la ansiedad no se calma, comienza el stress y la debacle.
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Dejé el refresco y la malta que tanto me
gustan.
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La ropa, la cuido al triple porque difícil
comprar otra.
Familiares
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Hacer torticas de harina de trigo en vez de comprar pan.
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Medir cada ración a comprar y comer, por
días, creando un menú factible
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Remendar todo más allá de los remiendos.
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No perder la dignidad, la fe y no caer en
la resignación.
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Pagar los servicios por encima de todo,
jamás dejarse cortar nada ni endeudarse, luchar con ahorro así haya que
privarse de cosas y momentos.
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Mantenernos hidratados y comer frutas entre
comidas.
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Administrar con criterio de alta escasez,
la ayuda que venga de familiares, amigos y casos especiales.
“Matar tigres”, es una expresión venezolana que
significa “hacer trabajos, ventas o apoyos a destajo, para ganar dinero extra”,
y eso hago dentro y fuera de las redes.
Mucho me arrepiento de no ser más comedido en el
esfuerzo ni tener esa estrella para negociar y laborar, pero prosigo contento y
digno. El dinero es volátil, pero la dignidad no.
Ahora ahorro en criptomonedas, seguro ellas subirán,
pero tengo un plan con ellas para salir del problema de la solvencia y poder
adentrarme en una calma que no sea relativa en esta Venezuela tan cruenta. Quiero
brindar ayuda social.
Pero amigo japonés Takamasa Fukuda Sam y lectores de
otros países. No todos en Venezuela pueden hacer lo mismo que yo o tienen otros
ingresos y apoyos. Muchos pueden darse unos gustos, por su nivel laboral, de
inversión o quizá porque aprendieron a vivir al día sin pensar mucho en el
futuro, algo que a mí me persigue.
Lo cierto es que ese sueldo básico es indigno, afecta a
todos los venezolanos, crea un país árido en sentimientos y visión de futuro
esperanzador, no se ajusta a las normas de pobreza a nivel mundial, es una
burla y la dominación del hombre por el hombre, por una ideología estúpida.
En fin, vivimos de milagro, con astucia, con maña, pero
sin maldad ni desdén a otros, única forma de que el dinero rinda.
Argenis Serrano - @Periodistech