El otro minimalismo
Mucho se ha hablado de esta
tendencia minimalista de saber maximizar la vida haciendo de lo más mínimo un
tesoro incalculable para sí mismo y el entorno. Pero se ha de hacer notar que
ese boom no es nuevo del todo.
Son las madres, las ejecutoras
de la economía más consistente en la historia de la humanidad, como lo es la
economía del hogar, las que han sabido hacer del minimalismo una forma de
existencia y subsistencia contra toda adversidad económica que se ha dado a
través de los años e impulsadas por los malos manejos financieros de los
gobiernos.
Ese minimalismo no ha sido otra
cosa que el orden, priorización y valorización de lo que se tiene en el hogar
para darle continuidad a la vida digna y la enseñanza a los hijos (y a veces, a
los esposos), de que lo que se tiene, por algo es y para más puede servir.
Dice el comediante español Luis
Piedrahita que una camiseta pasa luego a uso de casa, luego a pijama y después
a trapito para limpiar los zapatos y es verdad y no porque no se pueda comprar
un trapito para los zapatos, sino que, ya que se tiene un elemento que sirve
igual, ¿por qué no utilizarlo?, de nada sirve despilfarrar en un trapo que
sirve sólo para zapatos, nada más porque te lo ofrecieron en compras por TV.
Y así por igual con la comida. De las sobras se hace un buen guisado que sería parte del almuerzo y cena familiar en un día, lo que alarga lo invertido del sueldo; usar las cáscaras de las frutas como abono para las plantas frutales o de legumbres que se tienen en casa, garantiza alimentos del gusto de los sembradores a futuro.
Saber disponer
de los recipientes para agua y bañarse con ellos, valora más al líquido de la
vida y no desperdicias de una regadera.
Tener horarios para usar los equipos y luego desconectarlos, ahorra electricidad. Planificar sus diligencias puede ayudar a bajar costes de transporte.
Cuidar la ropa sirve para que la use
otro miembro de la familia o donarla en buen estado, lo que ayudará a quienes
de verdad lo requieren y le salvan económicamente de manera indirecta.
Ese minimalismo de las madres
es maximizar el valor de las cosas y por ende, hacer rendir el dinero, sin
limitarse pero sí ser creativos. Ello ayuda en la salud, la socialización y es
un ejemplo para nuevas generaciones, aportando a la mejora del país con tales
granitos de arena.