El Juego del Calamar: Serie de Netflix, Deplorable e Inculta (una abominación)
Incontable el número de
series y películas que incluyen acción, terror y acciones que pueden causar
escozor en la audiencia, incluso en la más afín a esos géneros. Pero El Juego del Calamar resulta ser una burla
a varios de esos géneros, públicos y el sentido de la vida al alterar a la
infancia.
Por ello, vamos a decir
unas cuántas verdades incómodas al respecto:
1) El Juego del Calamar es
una manera cruenta pero equivocada de demostrar el problema de la sociedad de
Corea del Sur, en la que la belleza física es necesaria para surgir en la cultura
actual.
Cientos de jóvenes cada
año se realizan variedad de cirugías plásticas, peinados, mejoramientos
muscular, gimnástico y de prendas de vestir, además de vehículos y joyas, todo
para aparentar un status social. Para eso, se endeudan y requieren pagar de
distintas formas, incluso con trabajos forzados, su cuerpo, su amor propio.
2) Tomar esa premisa para
captar el interés de las personas por premios millonarios bajo engaño, es una
falta de respeto directa. Todo un crimen que nos muestra que hay hilos de millonarios
que se divierten en variedad de cacerías humanas, como ya expusiera con una
mejor trama en una de sus películas el actor Jean Claude Van Damme.
3) La manera competitiva
del primer concursante caído (participante 342), en la que cómicamente trata de
detener la inercia de su carrera y termina perdiendo, para ser el primer
abatido por un disparo, es una falta de respeto al humor asiático que tanto ha
incidido en Europa y América.
4) La muñeca gigante
robótica es una muestra de enajenación hacia los valores infantiles. Luz Verde y Luz Roja o para los
venezolanos Un, Dos, Tres Cachito Quemao
es un juego bonito que la adultez no debería destruir. Así como han hecho con
los cuentos infantiles, cada vez más van lanzando a un falso precipicio de
realidad las historias y elementos de la infancia. Generaciones más realistas,
pero sin sentimientos, imaginación e inocencia, es lo que se espera tras todo
esto.
4) Los participantes,
luego de darse cuenta que están a merced de quienes le dominan, muestran lo
mismo que los pueblos oprimidos: Temor a enfrentarse a unos pocos con armas,
siendo muchos. La muerte se cierne sobre ellos, no enfrentan al opresor al cual
pueden dominar con pocas bajas y sin ser como él. Pero la avaricia y el miedo
les invita a seguir, en espera de no ser el siguiente a caer. El Juego del
Calamar nos muestra la cultura de la codicia y nadie la quiere entender, porque
el director y Netflix tampoco la quisieron bien explicar.
5) El Juego del Calamar
muestra a la retaliación como gran exponente. Es así como el participante 001,
el más anciano, resulta ser la mente creadora de tal perversidad. Demostrando esa
anti-cultura de los mayores déspotas en el mundo, que si ellos sufren, han de
llevarse a otros con ellos porque hasta el último instante, el placer de crear
conflicto en otros, es inconmensurable.
El director y ninguno de
los espectadores han reflexionado en que esta serie de Netflix demuestra las
mayores bajezas y que las mismas no tienen género, edad ni condición social o
raza. Pero nosotros se lo decimos: La
maldad es un algo particular que se ha de saber juzgar, sea de parte de
sociópatas o psicópatas.
6) Los participantes,
resignados, activan el instinto de supervivencia individualista; para ellos lo
que importa es ser el único en ganar, tanto por el dinero, como por la vida.
¿Quién puede ser feliz
ante la muerte ajena como medio para lograr sus fines?
7) El personal en la
serie, son aquellos seres de los estratos bajos que siempre están convencidos
de que el dolor y sufrimiento ajeno y servir al mal es la mejor forma de surgir
y sobrevivir, demostrando que donde otros caen, ellos siguen. Así comienza y se
mantiene la delincuencia. En ningún
momento se enseña a respetar la vida humana y que nadie se hace mejor pisoteando
a los demás. Que se puede surgir sin hacer ni hacerse daño.
7) El participante 456 (la
estrella de El Juego del Calamar), ganador de esta nefasta serie de Netflix, queda
traumado y por un año no gasta la inmensa cantidad que él mismo sabe no ganó en
buena lid. Se pinta el pelo de rojo, según el director y creador de la serie de
televisión por streaming, porque sería algo que él de usual no haría.
Pero esa, es la conciencia
que remuerde por todo lo que vio y lo que no hizo; por lo que calla y por lo
que teme hacer; porque sabe que la sociedad está corrompida y ante cualquier palabra
que diga será juzgado o será su fin. Guardó un luto y ahora usa el dinero para
mitigar un dolor que lo perseguirá.
8) usar los signos del
control de un Play Station como
manera de invitación es muestra de los engaños con las marcas que tienen los
inescrupulosos y que la gente termina comprando en intención y fines, tan solo
por sacar supuestos beneficios, cuando realmente se está metiendo en algo
ilegal. Luego, sn esas mismas personas que dicen respetar las leyes, como
aquellos que no cruzan las calles en el paso de cebra y cuando el semáforo así
se los indica, más se mientan buenos
ciudadanos.
Conclusiones sobre la serie
Reitero que es una serie
nefasta, por mucho que millones les encante. Es altamente peor que SAW, El Juego del Miedo, por no aclarar
desde un principio su temática y burlarse de los elementos de inocencia,
necesidad y espíritu de las personas que tratan de recuperarse de sus propias acciones
equívocas (endeudarse y buscar en el juego la oportunidad de resolverse).
Muchos de los lectores,
seguro se quejarán de los conceptos acá emitidos, pero los defiendo. Nada más
vi 4 minutos en un clip de Facebook (el cual denuncié por contenido inapropiado) y algunas lecturas me dieron a entender el
horror de exposición de la serie a las debilidades de la sociedad en todas sus
edades en Corea del Sur.
Y así será en muchos
países, donde se aprovechan de las necesidades para mal divertirse, aprovecharse,
coaccionar, traumar a los más necesitados, que no quieren ver un abanico de
opciones mayor para salir de sus problemas, sólo el del camino fácil.
El Juego del Calamar, es
la muestra de la decadencia humana. Propio de Netflix que se niega a mostrar mayoritariamente
material audiovisual que ayude a sentir, pensar, reír y crecer. Y sus
suscriptores, eso no lo ven hasta que es tarde.