Infinidad de memes, frases y leyendas sobre los consejos
–ciertos o no- que personalidades de las finanzas y/o figuras públicas
adineradas han brindado al colectivo sobre el cómo invertir su dinero, se ven a diario y parecen infinitas,
además de discutibles.
Una de ellas fue “el millonario no gasta en lo que quiere
mientras va haciendo el dinero, sino al final”. Bueno, aguantar un poco,
esperando el mejor momento (sí llega), es una medida lógica, pero, ¿Sabemos
acaso cuándo es el final?, ¿Qué pasa con el disfrute del proceso?, ¿El ahora no
es el futuro del minuto que pasó?
Por ello, muchas personas llegan a desestimar los
consejos de quienes han sabido cómo invertir su dinero; además, éstos, en la
defensa de su patrimonio y status social, desestiman otras formas de inversión.
De allí que decir que bitcoin y otras
criptomonedas son una burbuja o esquema ponzi, sea algo tan recurrente. Y
la realidad del mundo cripto, les está cerrando la boca.
¡Alto!, acá no verá consejos concretos sobre cómo invertir
No quiero crear falsas expectativas. Sólo deseo que
libere su mente de prejuicios para que se atreva a invertir. La gente desestima
el micro a macro en la inversión, por aquello de los
resultados rápidos que no siempre, son los más seguros.
Además, olvidan las nociones más elementales de humildad
y allí se presenta el falso orgullo.
No aprenden y echan a un lado a la verdad incluso al ver a los más astutos y
buenos compradores, como quienes asisten a los remates bancarios a adquirir propiedades a bajo costo y gran
calidad, para iniciar su vida hogareña, laboral o recreacional.
En fin, esa gente no sabe cómo invertir, porque ha
perdido la humildad y no sabe escalar en
el mundo de los negocios.
Si no tienes un plan, no te ha inspirado el ejemplo
práctico de otros, no encuentras la fortaleza en esas pequeñas pero menudas
cosas que haces o tienes, estás desperdiciando una inversión a futuro y cuando
por fin la comprendas, quizá ya la habrás perdido.
El derecho y el deber
Para invertir, se amerita capital y esfuerzo. Quizá no
tanto del primero pero sí todo del segundo. Y ello comienza por saber ahorrar.
Les cuento qué es el derecho y el deber en el ahorro. Fue
una fórmula que me inventé para saber priorizar, basado en la experiencia
personal, familiar y del entorno. Les doy éstos ejemplos:
Derecho: Tengo derecho a darme el gusto de comer sushi,
pollo frito, focaccia, hamburguesas, donas, arroz chino.
Deber: Debo primero cumplir con los alimentos básicos:
Arroz, harina, azúcar, aceite, café, proteínas, vegetales, frutas, lácteos.
Derecho: Tengo derecho a usar zapatos de marca y trajes
con corbata de buenas tiendas.
Deber: Debo adquirir un calzado acorde con mis labores,
resistentes y que no socave todo mi capital. Considerar una ropa que de manera
humilde y respetuosa conmigo mismo, pueda usar en diversas o específicas
ocasiones.
Derecho: De cómo invertir mi dinero en entretenimientos,
paseos y/o citas sin sentir remordimiento.
Deber: Construir una base para cumplir con lo que mi
familia y yo mismo necesito y espero a futuro y crear remanentes para no
coartar el disfrute hoy, aunque sí debo irlo distribuyendo para que mis
derechos no descalabren a mis deberes.
Luego, el buscar cómo invertir
Alguna vez le di una recomendación a una persona (no sé
si la atendió), de cómo invertir en un negocio de tortas que requería iniciar,
porque ella vio su potencial en ese rubro. Más o menos le dije esto:
“Busca un lugar cercano, salubre, transitado, con sombra
y no tan pegado a la calle por aquello del humo de los carros. Comienza con un
sabor de torta y mide la velocidad en que la venderás, dando un leve margen de
ganancia que te permita recuperar el costo y dé algo de valor a tu tiempo (sí,
algo, estaba iniciando).
Apenas tengas el capital, compra los ingredientes y en
base al tiempo de ventas total (demanda), haz otra torta pero de otro sabor. Y
mide por igual el tiempo de respuesta del público.
De ver que las dos funcionan, toma el capital recuperado
y haz dos tortas. Sí, dos, pero de menor tamaño. Ofrécelas y del capital
recuperado + ganancia de ambas, vuélvelas a hacer, un poco más grande para que
vendas otra rebanada.
Repite la operación hasta que tengas para dos tortas
grandes, una de cada sabor + ganancia.
Luego, intenta desde cero con un tercer sabor y sigue el
ciclo. Dejarás descansar al público de las dos primeras y darás dos nuevos
sabores. Su sabor y demanda harán que demanden a las primeras. Haz entonces 4
pequeñas.
Poco a poco, irás creando variedad, obteniendo una
modesta ganancia por tu tiempo y costos alternativos (no las servilletas o
platos, van en la inversión inicial), siendo estos costos tu alimentación,
hidratación y tiempo.
Así es la forma de cómo invertir con poco capital, -le
dije- y la vez probarte de que realmente
quieres crecer. Aplica en muchos rubros, sólo amerita ganas de no hacerse ricos de la noche a la mañana
y de mantenerse humildes”.
Por
ende
Para saber cómo invertir, hay que conocerse bien.
Aprovechar el momento, no desestimar los remates bancarios o las ventas de
segunda mano; la creatividad en base a necesidades reales y saber mantenerse.
Quizá no se haga millonario, pero sí costea total o porcentualmente rubros como salud, gastos del hogar, paseos, ropa, transporte, educación, sepa usted que esa inversión le ha sido buena.
Es su derecho brindar con unas cervezas o un ron. Pero
recuerde, esas bebidas, no son su deber.
Un detalle: No es sólo saber cómo invertir, sino el
capital inicial. Y ese se obtiene del ahorro metódico, pero no castrante. Menos
del desgasta físico, mental y moral. O lo que hagas luego, de nada te valdrá.
Siempre haz un apartado, eso también te formará el
carácter. Lo de meter billetes en una lata o botella de agua mineral no es algo
infantil, es un reto a tu constancia y que debes superar.
Iniciemos juntos, nunca es tarde, estamos en el proceso y
somos el equilibrio. Movamos a la economía desde nuestra humilde posición.