Sabemos el hoy y el ahora. No podemos saber qué
hubiese pasado sí las cosas fuesen en otro orden.
Pero vemos que el ahora no convence, no nos conviene,
nos dicen que es la única forma, que sólo bajo este sistema es posible. Como sí
Venezuela no fuese parte del mundo y crecer a la par de ella, con otro sistema.
No sabemos cómo hubiesen sido las cosas, pero las
suponemos atadas a dos palabras: Trabajo y Armonía. Creemos que de allí partían
grandes cosas.
Y decimos creemos porque estamos convencidos que así
es como se crean los cimientos del país merecido para todos, donde no existen
descalificaciones, discriminación, trato unilateral, inseguridad, injusticia,
trabas, show. Un país no utópico ni de fantasía, un país con la balanza del
bienestar a favor de todos los que acá habitamos.
Sí nos dicen, "esto sólo es posible así, con el
convenio con X", debemos recordar que todo es posible en comunión de
venezolanos, sus ideas, proyectos, sueños, laboriosidad, talento, voluntad e
integración popular interna que se haría ejemplar fuera de nuestras fronteras,
para que nos reconozcan por eso y no por quienes fallan y se encubren en el
oprobio, la saña y la burla.
Este ahora sería distinto; sabemos cuál es el ahora
porque lo estamos padeciendo todos por igual aunque muchos callen y se resignen
o se sientan cómodos en lo poco, confundiéndolo con la humildad. Sin solvencia
y un piso económico, que no es precisamente necesidades impuestas ni lujos, no
se puede hablar de buen vivir. Que no se viva al día, casi que a la hora, se
viva al año, metafóricamente hablando.
No te dejes comprar por efecto vitrina, no te dejes
engañar por únicas vías, no te lances al vacío de elegir a quien no conoces por
orden o porque te sentirás perdedor sí no sale. Los votos que en realidad se
pierdes son: el que no se da y el que no se piensa.
Los deberes del Estado no deben comprometer ni el voto
ni el libre albedrío; no debe haber coacción. Sí ves que el halo de beneficio
es limitado solamente para quienes dicen "sí, amo", entonces debes
pararte firme y decir "eso no es justo, no es equidad, no es social ni
humanista". Sí no cambian y exigen tu silencio, son como ese amigo que se
acuesta con tu mujer o la mujer que se acuesta con tu marido y dice quererte:
un engaño que pronto te partirá el alma.
Pensar en todos es hacer por ti y por los demás. te
invitamos a hacerlo, verás que esa sensación de satisfacción por el bien hecho
es el máximo poder, siguiendo los designios de Dios de hacer el bien sin mirar
a quien. Que tu legado de vida sea el hacer bien para poder tener, como debe
ser.
Eso que no pudo
ser, tiene tiempo de serlo, sólo falta la decisión. Para los mismos errores,
seguir con lo mismo. Para nuevas cosas, atreverse a cambiar.